China: la imitaci¨®n es una fuerza creadora
El plan 'Made in China' 2025 aspira a convertir al pa¨ªs en una potencia en los sectores de innovaci¨®n
China ha sido en los ¨²ltimos veinte a?os el Imperio de la Copia. Cafeter¨ªas Starfucks, zapatillas Mike, bolsos Zapa; barrios de ciudades modelados en el Manhattan neoyorquino; medicinas venenosas, alimentos falsificados, t¨ªtulos universitarios inventados¡ Como explica el autor Yu Hua en China en diez palabras, ¡°la fuerza y las dimensiones del copie demuestran que todo el pa¨ªs se lo ha tomado como una especie de arte esc¨¦nico¡±. El tr¨¢fico de copias movi¨® en 2015 unos 500.000 millones de d¨®lares, seg¨²n el Comercio de bienes falsificados y pirateados de la OCDE (2016). La gran mayor¨ªa de los bienes incautados proced¨ªa de China, un 63,2% en 2013, y de Hong Kong (21,3%).
La cultura de la copia est¨¢ tan extendida que tiene su nombre en mandar¨ªn, shanzhai. Literalmente ¡°fortaleza monta?osa¡±, describe algo barato y copiado, que incluye tambi¨¦n alg¨²n elemento de ingenio muy chino. Acarrea una connotaci¨®n de rebeld¨ªa, el triunfo del don nadie, del ?diaosi, frente al sistema. Un producto ?shanzhai nunca pretende hacerse pasar por aut¨¦ntico.
La palabra comenz¨® a usarse en Shenzhen la d¨¦cada pasada. Esta ciudad vecina a Hong Kong es un centro mundial de producci¨®n manufacturera, especialmente de m¨®viles. Las peque?as empresas, subcontratadas para ensamblar los aparatos de multinacionales, empezaron a producir ellos mismos copias de las unidades ¡°oficiales¡± que vend¨ªan a un precio mucho m¨¢s rebajado. Se convirtieron en un ¨¦xito de ventas, tanto dentro de China como en otros pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo: llegaron a sumar una cuarta parte del negocio mundial.
Con el ¨¦xito lleg¨® la innovaci¨®n. Cambiando algo aqu¨ª y a?adiendo algo all¨¢, lograban modelos mejores que los originales a mucho menor precio. Prestaciones que hoy no sorprenden ¡ª?una segunda c¨¢mara, la opci¨®n de usar dos tarjetas SIM simult¨¢neamente¡ª nacieron en esas f¨¢bricas. No solo ocurri¨® en el sector ?telef¨®nico. Fabricantes de ropa que al principio solo cos¨ªan los patrones extranjeros cuentan hoy d¨ªa con marcas propias. El gigante del ?comercio electr¨®nico Alibaba ?parec¨ªa al comienzo una mera imitaci¨®n de eBay.
El punto de iron¨ªa de los productos shanzhai ¡ª?qui¨¦n se anima a un caf¨¦ Starfucks?¡ª los convierte en un objeto de culto para coleccionistas. Y su ¨¦xito en el exterior, un modelo para las grandes empresas chinas respaldadas por el Gobierno. Aunque tambi¨¦n se perciben como motivo de verg¨¹enza. A poco que se lo pueda permitir, un consumidor chino optar¨¢ siempre por el original. Regalar una copia es una ofensa.
Desde las Olimpiadas de Pek¨ªn, en 2008, el Ejecutivo chino ha ido protegiendo m¨¢s la propiedad intelectual. Ya no es tan f¨¢cil como antes encontrar imitaciones: el Mercado de la Seda de la capital ha dejado de ser el para¨ªso de las copias que le hizo c¨¦lebre. Ciudades como Pek¨ªn y Shangh¨¢i han establecido tribunales especiales contra las falsificaciones.
Esta actitud puede explicarse, en parte, por el deseo del Gobierno de fomentar la innovaci¨®n nacional. Su plan Made in China 2025 aspira a convertir al pa¨ªs en una potencia puntera en los sectores de gran valor a?adido para ese a?o. Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Propiedad Intelectual, China ocupa el puesto 25? entre los pa¨ªses m¨¢s innovadores del mundo.
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