Po¨¦tica del insumiso
En una suerte de estampida abrupta llega la voz desatada de un poeta ignoto, Jos¨¦ Antonio Gonz¨¢lez-Haba
En una suerte de estampida abrupta llega la voz desatada de un poeta ignoto ¡ªJos¨¦ Antonio Gonz¨¢lez-Haba¡ª. Joan Margarit se propuso rescatar hace ya mucho tiempo sus poemas, hasta encontrar un aliado en Luis Garc¨ªa Montero y un editor en Valpara¨ªso. Hay un latido poderoso detr¨¢s de una voz casi carnal, f¨ªsica y directa, macerada en un humor negro a veces muy agrio ¡ª¡°me han contado?/ que sueles llorar?/ mientras subrayas ideas?/ en tu libro de lectura¡±¡ª, y en una proximidad enigm¨¢tica a la pluralidad de m¨¢scaras de Jos¨¦ Mar¨ªa Fonollosa, sin su disciplina geom¨¦trica de moralista disfrazado y s¨®lo a ratos con su piedad ecum¨¦nica.
Pero les anuda una extra?a sinton¨ªa de emociones, furtivos inspectores de vidas ajenas a la vez que de sus ¨ªntimos desenga?os, sin renunciar ni a los registros neopop e ir¨®nicos ni al contagio del humor c¨¢ndido de un Cort¨¢zar sin cursiler¨ªa. Pero la oscuridad de la voz es dominante, amasada en una suerte de desplazamiento cr¨®nico o una inadaptaci¨®n a la vida de convenciones y fraudes pactados, o quiz¨¢ s¨®lo burguesa. Margarit cuenta en un ensayo introductorio emocionante que se hicieron amigos a los 20 a?os por el azar de la vida estudiantil en Barcelona. Despu¨¦s ya no perdi¨® su pista hasta las v¨ªsperas de una muerte fulminante en 2009, a los 70 a?os. Entonces siguieron en manos de Margarit, ¡°guardados en copias de papel carb¨®n, dif¨ªciles a veces¡±, los originales ¡°escritos en la vieja Olivetti que quiz¨¢ fue lo ¨²nico que acompa?¨® hasta el final al poeta¡±.
Por eso le llama outsider e incapaz de respetar la fina piel de la distancia entre vida y poes¨ªa, como un personaje rom¨¢ntico pero real que vuelca en poemas microobsesiones dolorosas y mensajes desolados, a veces tan fr¨¢giles y veraces como inocentes porque ¡°no es la m¨ªa vuestra plegaria¡±, ni ¡°jam¨¢s podr¨¦ comprenderos¡±, entre poemas que se llenan de bichos, de gatos, de caballos desbocados, o enumeraciones con caos y sin caos (como las de Pablo Neruda). Pero de Neruda no llega la vitalidad explosiva, sino otra gangrenada, sin ilusi¨®n redentora alguna, como no sea un humor corrosivo y sin cinismo: una poes¨ªa insumisa.Los rescates puros dan el mismo miedo que da la sospecha de ceder a la debilidad sentimental por un viejo amigo sin suerte e instinto autodestructivo, pero ni Margarit ni Garc¨ªa Montero se equivocan.
Puente de Hierro. Jos¨¦ Antonio Gonz¨¢lez-Haba. Valpara¨ªso, 2016. 195 p¨¢ginas. 12 euros
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.