Kader Attia: ¡°El feminismo debe ser una lucha inagotable¡±
Franc¨¦s de origen argelino, el ¨²ltimo premio Duchamp mantiene la esperanza en las primaveras ¨¢rabes y reivindica el papel de las activistas del mundo musulm¨¢n en la construcci¨®n del futuro
Acaba de ser reconocido con el premio Duchamp ?¡ªel m¨¢s prestigioso de las artes pl¨¢sticas por detr¨¢s del Le¨®n de Oro de la Bienal de Venecia¡ª que concede la Asociaci¨®n para la Difusi¨®n Internacional del Arte Franc¨¦s (ADIAF). Nacido en el seno de una familia musulmana de origen argelino, Kader Attia (1970) trabaja como un antrop¨®logo, un fil¨®sofo, un arquitecto, un psico?analista y un soci¨®logo, pero ¨¦l se define sencillamente como un artista investigador. Sus impactantes instalaciones atraen a los comisarios de bienales y documentas, las ¨²ltimas en Kassel (13) y la 56? edici¨®n de la Bienal de Venecia (2015). Tiene su estudio en Berl¨ªn y acaba de abrir otro espacio en Par¨ªs, La Colonial, parecido a un Cabaret Voltaire donde habr¨¢ actividad pol¨ªtica, m¨²sica y tambi¨¦n poes¨ªa.
PREGUNTA. Como muchos artistas de su generaci¨®n, usted ha ejercido su derecho a la di¨¢spora, a establecerse a trav¨¦s de las fronteras de varias culturas y naciones. Siempre ha negado tener una sola identidad o una sola religi¨®n. ?Cree que en la era del capitalismo global deber¨ªamos reformular lo que significa pertenecer a?
RESPUESTA. En el siglo XXI parece normal que uno nazca en una cultura, crezca en otra y termine su vida en una tercera. Es lo que ?douard Glissant llam¨® criollidad y que se ha convertido en una condici¨®n habitual del ser humano aunque el sistema econ¨®mico neoliberal nos empuje a construir una imagen uniforme a trav¨¦s del culto al individualismo.
P. Argel y T¨¢nger se han convertido, como las ciudades de Calvino, en invisibles. En su obra los paisajes tambi¨¦n son gen¨¦ricos, en ellos hay objetos rotos o reparados y cuerpos sin rostro, siguiendo la tradici¨®n musulmana de la iconoclastia, como la impactante Ghost 2008 (filas de figuras de rodillas, rezando, hechas con moldes de papel de aluminio). ?Podr¨ªa explicar esa idea recurrente en su obra de que ¡°todo sistema de vida es un infinito proceso de reparaci¨®n¡±?
"Occidente est¨¢ inmerso en un conflicto cuyas ra¨ªces son unas profundas heridas que necesitan reparaci¨®n para lograr una armon¨ªa universal"
R. Es de ese sentido del tiempo, de un tiempo absurdo, de lo que trato en las obras ef¨ªmeras y que las teor¨ªas de la f¨ªsica cu¨¢ntica llaman el ¡°ahora que pasa¡±. Creo que el tiempo no existe sino en una forma absurda de ¡°eterno ahora¡±. En Ghost, la particularidad de este ¡°eterno ahora¡± da a la forma art¨ªstica su raison d¡¯¨ºtre formal. En mi pr¨¢ctica art¨ªstica la forma es tan importante como el concepto, pues describe la presencia fundamental del espacio dentro de ese di¨¢logo inseparable que tiene con el tiempo. El lazo que liga esos estados parad¨®jicos podr¨ªa ser una reparaci¨®n.
P. Su trabajo se ha encasillado con la etiqueta de ¡°arte poscolonial¡±. ?No estamos siendo poco precisos? Las relaciones coloniales todav¨ªa perduran.
R. Cierto, las heridas de las relaciones coloniales y poscoloniales no s¨®lo perduran, sino que piden ser reparadas. Y negar u olvidar eso es contribuir a la negaci¨®n de una parte de la memoria silenciosa que produce un silencio ruidoso y genera conflicto entre los seres humanos. Es algo que no nos dejar¨¢ vivir tranquilamente.
P. Eso nos lleva a otro silencio ruidoso, el de las mujeres, v¨ªctimas de la violencia masculina no s¨®lo del c¨®digo isl¨¢mico, tambi¨¦n de los procesos coloniales y de desarrollo econ¨®mico. ?Cree que las experiencias de resistencia de las mujeres ¨¢rabes pueden ser una oposici¨®n activa que enriquezca el movimiento feminista internacional?
R. Creo que el feminismo en el mundo ¨¢rabe-musulm¨¢n merece m¨¢s atenci¨®n desde fuera. Desde siempre las sociedades musulmanas han considerado a la mujer como una figura secundaria. Ya el fil¨®sofo Averroes escribi¨® que deber¨ªamos incluir a la mujer en la vida econ¨®mica de la sociedad y dejar de encarcelarla en el espacio privado ¡°como si la mujer fuera una planta verde¡±. Hoy, las feministas que luchan contra estos dogmas medievales est¨¢n construyendo el futuro. Fundamentalmente, porque el feminismo actual se ha convertido en una forma de activismo ¡°acad¨¦mico¡±. El feminismo debe ser una lucha inagotable. Recuerdo a mi padre que nos dec¨ªa cuando ten¨ªamos la moral baja por no disponer de medios durante la guerra: ¡°No luchamos para ganar o perder, sencillamente luchamos¡±.
P. ?Ve posible volver a encauzar las energ¨ªas liberadoras de aquellas primaveras ¨¢rabes de 2011 o fueron s¨®lo la demostraci¨®n de una imposibilidad?
R. Las primaveras ¨¢rabes fueron los signos de un posible cataclismo en el mundo ¨¢rabe si no ayudamos a las fuerzas intelectuales y libertarias a sobrevivir frente los oul¨¦mas (guardianes de la naci¨®n universal musulmana). Hay que mantener la esperanza en estos movimientos libertarios, al menos para entender hasta qu¨¦ punto el mundo occidental est¨¢ inmerso en un conflicto cuyas ra¨ªces son unas profundas heridas que necesitan reparaci¨®n para conseguir una armon¨ªa universal. De momento, lo que vemos hoy es lo contrario.
P. Nuestra ¨¦poca ha producido m¨¢s refugiados y parias que cualquier otra en la historia. Sobre esta problem¨¢tica, su trabajo La Piste d¡¯atterrisage (1997-1999) habla de los espacios inh¨®spitos del cintur¨®n del norte de Par¨ªs donde aterrizan los transexuales y travestis que, tras viajar a Francia y no haber conseguido su residencia legal, tienen que prostituirse. Acaba de recibir el Premio Duchamp. En el acto, el creador del premio, Gilles Fuchs, defini¨® Francia como ¡°tierra de acogida cuyo universalismo es su mayor fundamento¡±.
R. Francia siempre ha sido una tierra de acogida. Pensemos en la guerra civil espa?ola, cu¨¢ntos artistas se exiliaron en Par¨ªs. Aunque la historia s¨®lo recuerde a autores c¨¦lebres, hubo una comunidad enorme. Lo que est¨¢ pasando ahora forma parte de acontecimientos de escala a¨²n mayor y no van a parar. Francia cambi¨® mucho y la vida de Mont?parnasse de los a?os veinte y treinta no es la de los suburbios de Par¨ªs de los a?os post 11-S. Estamos viviendo una aceleraci¨®n del movimiento de una ola humana de refugiados y vamos a tener que ser muy creativos para inventar una sociedad nueva.
P. Estudi¨® Filosof¨ªa en Par¨ªs y Artes Pl¨¢sticas en Barcelona. Vivi¨® en el Congo-Brazzaville y Kinshasa, donde tuvo su primera exposici¨®n importante (1996). ?C¨®mo vivi¨® aquella experiencia? ?Se sinti¨®, como Kurtz, un europeo en el coraz¨®n de ?frica?
R. M¨¢s bien como un africano de regreso a casa. Unos pocos d¨ªas despu¨¦s de llegar a Brazzaville para pasar dos a?os de servicio p¨²blico, un funcionario agente de la compa?¨ªa el¨¦ctrica me dijo: ¡°?Attia, pero si este es un nombre africano¡±.
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