Nuevo orden amoral

Ante el dilema de seguir explorando un universo literario en el que hab¨ªa alcanzado la excelencia o entregarse por completo a la exigencia ¨¦tica de ejercer, en tanto escritor, como inclemente conciencia cr¨ªtica del presente, John Le Carr¨¦ aprovech¨® el fin de la Guerra Fr¨ªa para comprometerse con esta segunda opci¨®n. Vig¨¦simo segunda novela de su trayectoria, Un traidor como los nuestros, publicada en 2010, es, como El jardinero fiel y El hombre m¨¢s buscado, una ficci¨®n presidida por una mirada de profundo desagrado ante un presente donde el enemigo ha mutado en m¨²ltiples formas y se ha camuflado bajo los disfraces respetables del orden neoliberal: en este caso, la t¨®xica infiltraci¨®n del dinero negro de las mafias rusas en los ¨®rganos de poder de la sociedad brit¨¢nica domina el discurso, que fija su centro moral en la pareja formada por un profesor y una abogada absorbidos azarosamente por la trama conspirativa.

La sobresaliente El topo (2011) de Tomas Alfredson propuso un nuevo modelo de estilizaci¨®n formal en la adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica de las obras del brit¨¢nico, que prolong¨® Anton Corbjin en El hombre m¨¢s buscado (2014) y que ahora retoma y var¨ªa Susanna White en Un traidor como los nuestros, empleando, eso s¨ª, procedimientos de escritura visual algo m¨¢s mec¨¢nicos. Quiz¨¢ no sea casual que el escritor haya ejercido de productor ejecutivo en los tres t¨ªtulos. Con el grueso de sus im¨¢genes filtradas por ventanas empa?as o miradas somnolientas, la pel¨ªcula no es memorable, pero s¨ª eficaz y razonablemente carism¨¢tica.