Pardo Baz¨¢n saca los colores a sus colegas acad¨¦micos
El mon¨®logo ¡®Emilia¡¯ escenifica la amargura de la escritora por neg¨¢rsele la entrada en la RAE
¡°?Es que la ternura est¨¢ re?ida con la gloria?¡±, ¡°?Hablar de lo barato que sale dar muerte a una mujer me incapacita para estar en la Academia?¡±, ¡°Hoy de aqu¨ª no me muevo y me declaro candidata perpetua a entrar en esta Academia¡±. La amargura de la escritora Emilia Pardo Baz¨¢n por el rechazo permanente de sus colegas acad¨¦micos a aceptarla en la ilustre instituci¨®n, a pesar de sus indiscutibles valores literarios, recorre la obra Emilia, un mon¨®logo brillante y tierno, divertido e ingenioso, que estren¨® ayer, jueves, el Teatro de Barrio, en Madrid, primero de una trilog¨ªa bajo el t¨ªtulo Mujeres que se atreven.
Interpretado por Pilar G¨®mez, dirigido y dramatizado por Anna R. Costa y con texto de Noelia Ad¨¢nez, Emilia rescata a la condesa, a la amante de Gald¨®s, a esa mujer fuerte, inteligente y extraordinariamente divertida que nunca renunci¨® a la escritura. ¡°Me mueve tanto el amor como la literatura¡±, aseguraba con orgullosa dignidad la autora de Los pazos de Ulloa.
Basada en escritos reales y reflexiones de la propia Pardo Baz¨¢n (A Coru?a, 1851- Madrid, 1921), la obra nace de la lectura por parte de Ad¨¢nez, historiadora madrile?a de 43 a?os, de la correspondencia entre la autora gallega y Benito P¨¦rez Gald¨®s. Una lectura que le produjo una fuerte impresi¨®n y que, poco a poco, le fue descubriendo a una mujer arrebatadora. Una pasi¨®n que se ha trasladado y, de qu¨¦ manera, a la dramaturga Anna R. Costa, nacida en Barcelona hace 47 a?os, y la actriz Pilar G¨®mez, onubense de 42. Para acometer este montaje, la directora tuvo claro desde un principio la importancia de la b¨²squeda de un conflicto, de una situaci¨®n dram¨¢tica para enmarcar el mon¨®logo basado en textos y reflexiones reales. La lucha permanente de Pardo Baz¨¢n por entrar en la Real Academia Espa?ola les brind¨® la oportunidad de crear esa situaci¨®n ficticia, en la que la escritora se cuela en el edificio de la instituci¨®n y se planta ante los acad¨¦micos all¨ª presentes.
Lujosos ropajes
Entra la condesa Emilia, ataviada con lujosos ropajes y un abanico para aliviar sus calores, en ese universo cerrado y masculino, que huele a tabaco y, de golpe, las ventanas se abren a la vida. A esa que va narrando la autora de novelas, ensayos, obras de teatro, la editora y periodista, la madre de tres hijos y la amante apasionada. ¡°Se cuela durante una reuni¨®n de acad¨¦micos y les canta las cuarenta. ?Le hubiera gustado tanto hacerlo!¡±, dice Costa, segura de que Pardo Baz¨¢n estar¨ªa encantada con este atrevimiento.
All¨ª, frente a los espectadores como si de los ilustres acad¨¦micos se tratara, la escritora defiende con ardor su derecho a entrar en la Academia ¡ª¡°todo el mundo sabe que ser acad¨¦mico no implica ser buen escritor¡±¡ª y confiesa su frustraci¨®n por negarle la entrada por el mero hecho de ser mujer. ¡°Lo que distingue a Pardo Baz¨¢n de otras autoras de su tiempo es que ella aspira al reconocimiento p¨²blico como si fuera un hombre y eso entonces se consideraba ileg¨ªtimo. Lo que planteamos con esta obra es que por fin ella rompa la frontera y est¨¦ donde no la dejaban estar¡±, asegura Ad¨¢nez.
Emilia cuenta las dificultades y obst¨¢culos que tiene una mujer para adquirir conocimientos de forma autodidacta y los insultos que a ella le han dirigido, pero, tambi¨¦n, en tono locuaz, se dirige a su gran amor, Gald¨®s ¨C¡°un monumento te voy a poner, mi ratoncito, mi querido amor¡±¨C, para poco despu¨¦s desviar la mirada hacia Clar¨ªn, el colega que le hab¨ªa tachado de ¡°marimacho y puta¡±. ¡°Tiene que saber, don Leopoldo, que he conseguido libertad e independencia econ¨®mica¡±, le explica la escritora. Habla de su matrimonio con Pepe ¡ª¡°me aburre, me amorri?a, me entristece¡±¡ª, de sus hijos y del sexo ¨C¡°al penetrarme parec¨ªa que quer¨ªas perforarme el cuerpo¡±.
La obra, que estar¨¢ en cartel hasta finales de diciembre, transmite la lucha de una mujer contra el tiempo que le toc¨® vivir. No fue ni discreta, ni ensimismada, ni pasiva, ni modesta, ni siquiera bella. Emilia Pardo Baz¨¢n fue un volc¨¢n ambicioso, gorda, impertinente, inoportuna, pagada de s¨ª misma, brillante, manipuladora y trabajadora incansable. Nada convencional y extravagante, ella solo ped¨ªa el reconocimiento que se le neg¨®. Hasta el Pazo de Meir¨¢s, su amada mansi¨®n en A Coru?a, le fue arrebatado a su familia en 1938 por el dictador Francisco Franco para un supuesta ¡°colecta popular¡±.
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