La gran bestia ha hablado
El autor estadounidense es una de las estrellas de la FIL de Guadalajara, que empieza el s¨¢bado. En este art¨ªculo analiza el impacto local y global del resultado arrojado por las urnas en EE UU
En noviembre de 2012, estaba de gira por Alemania promocionando un libro. Mi esposa, Janet, y yo nos encontr¨¢bamos en M¨²nich la noche del instante de felicidad en que Obama venci¨® a Romney. A causa de la diferencia horaria, nos fuimos a la cama sin conocer los resultados electorales. A primera hora de la ma?ana ¡ªhab¨ªa una luz crepuscular¡ª, me despert¨® el sonido de unos c¨¢nticos. Sal¨ª de la cama y mir¨¦ por la ventana. Vi a unos estudiantes alemanes cantando en la calle. Volv¨ª a la cama.
¡°Enciende la tele¡±, me dijo Janet.
¡°No te preocupes¡±, le respond¨ª. ¡°Esos estudiantes no cantan por Romney¡±. Bueno, aquella noche electoral fue muy distinta de esta ¨²ltima.
Los seguidores de Trump no han ganado estas elecciones. Son los dem¨®cratas que no han votado a Hillary los que las han perdido
Mi padre es historiador. Se lamentaba por el resultado de las elecciones estadounidenses de este a?o y me cont¨® que Alexander Hamilton llamaba a los votantes la ¡°gran bestia¡±. Parece ser que la ¡°gran bestia¡± ha hablado. Pero, ante todo, tengan presente lo siguiente: en 2012, Romney consigui¨® un mill¨®n de votos m¨¢s que Trump y, lo que es m¨¢s revelador, Obama obtuvo 6,5 millones de votos m¨¢s que Hillary. ?Qui¨¦nes eran esos 6,5 millones de dem¨®cratas que no han hecho acto de presencia para apoyar a Hillary? ?Gente que se qued¨® en casa llorando por Bernie? ?Afroestadounidenses indiferentes? ?El 29% de hispanos que vot¨® a Trump? ?Dem¨®cratas, hombres y mujeres, que no ¡°confiaban¡± en Hillary? Los seguidores de Trump no han ganado estas elecciones. Son los dem¨®cratas que no han votado a Hillary los que las han perdido.
Remont¨¢ndonos a antes de Trump ¡ªmucho antes, ya que Marco Aurelio, el ¨²nico emperador romano que tambi¨¦n era fil¨®sofo, muri¨® en el a?o 180 despu¨¦s de Cristo¡ª, las Meditaciones de Marco Aurelio nos ilustran m¨¢s acerca de estas elecciones que lo que han dicho, o dir¨¢n jam¨¢s, los medios de comunicaci¨®n. Pienso concretamente en lo que escribi¨® Marco Aurelio sobre la ira, a saber: ¡°Cu¨¢nto m¨¢s dolorosas son las consecuencias de la ira que sus causas¡±. Los seguidores de Trump encarnan ¡°las consecuencias de la ira¡±.
Estas elecciones han sido un enfrentamiento entre el deseo de cambio ¡ªen la mente de muchos votantes desinformados o mal informados, eso equivale a un deseo infantil de cualquier cambio, incluso un cambio a peor¡ª y el comprensible pero burdo impulso de culpar al statu quo, o ¡°el sistema¡±, de todo. Estados Unidos estaba dividido a partes iguales entre dos opciones dispares y extremas. En la mente de muchos votantes: un narcisista vulgar que va por libre, o un enterado herm¨¦tico y nada comunicativo. Como tambi¨¦n escribi¨® Marco Aurelio: ¡°Los hilos gemelos del destino los han entrelazado a ambos¡±.
?Hasta qu¨¦ punto es Estados Unidos un pa¨ªs ¡°dividido a partes iguales¡±? A¨²n se est¨¢ tabulando el voto popular. En el momento de escribir esto, Hillary gana por 668.500 votos, lo que suscita la idea recurrente de eliminar los colegios electorales. En cuanto al camino que Estados Unidos ha decidido recorrer ¡ªaislacionista, mis¨®gino y xen¨®fobo¡ª, recuerden que Trump tendr¨¢ una C¨¢mara y un Senado republicanos que le ayudar¨¢n a aprobar sus nombramientos del Tribunal Supremo. Trump har¨¢ retroceder al pa¨ªs, incluso m¨¢s que en los a?os de Rea?gan. Se revocar¨¢n, o se ver¨¢n mermados, los derechos de la mujer y los del colectivo LGBT. Una de las formas en las que los republicanos pueden suprimir los derechos de la mujer y los del colectivo LGBT, que deber¨ªan ser universales, es releg¨¢ndolos a los Estados; ser¨ªa desastroso permitir que los Estados tomasen estas decisiones legislativas tan importantes.
Mike Pence, vicepresidente electo de Trump, fue uno de los primeros que propuso dejar sin financiaci¨®n a Planned Parenthood [planificaci¨®n familiar]. Pence se opone con todas sus fuerzas al derecho al aborto y a los derechos de la comunidad LGBT. En el r¨¦gimen de Trump y Pence podr¨ªa revocarse la sentencia de Roe contra Wade; en el nombre de la ¡°libertad de religi¨®n¡± y para aplacar a la derecha cristiana, podr¨ªa negarse el acceso a anticonceptivos asequibles. Son temas a los que se les va a prestar atenci¨®n de inmediato; los nuevos jueces que sean nombrados para el Tribunal Supremo controlar¨¢n los derechos de las mujeres y de las minor¨ªas sexuales durante una d¨¦cada o m¨¢s.
Pienso concretamente en lo que escribi¨® Marco Aurelio: ¡°Cu¨¢nto m¨¢s dolorosas son las consecuencias de la ira que sus causas¡±
En el plano internacional, no s¨¦ ni por d¨®nde empezar. Ir¨¦ a M¨¦xico este mes, con el deseo de tener algo esperanzador que decir. No puedo evitar recordar las palabras de otro militar; como Marco Aurelio, Porfirio D¨ªaz fue un soldado-fil¨®sofo que ejerci¨® de presidente de M¨¦xico durante siete legislaturas. Estas elecciones estadounidenses evocan una frase famosa de Porfirio D¨ªaz: ¡°Pobre M¨¦xico; tan lejos de Dios, tan cerca de Estados Unidos¡±.
Con tristeza, yo a?adir¨ªa: ¡°Pobre Estados Unidos; creemos estar cerca de Dios, pero estamos lejos de aquello en lo que antes cre¨ªamos¡±. Piensen en nuestro propio juramento de lealtad; en concreto, la parte que habla de ¡°libertad y justicia para todos¡±.
En julio, Michael Moore ¡ªel siempre fiel cronista de las congojas del cintur¨®n industrial de Estados Unidos¡ª nos advert¨ªa sobre las zonas en las que Trump iba a ganar las elecciones. Hillary perdi¨® en los cuatro Estados tradicionalmente dem¨®cratas del arco industrial de los Grandes Lagos: Michigan, Ohio, Pensilvania y Wisconsin. Los reveladores indicios de su perdici¨®n en el cintur¨®n industrial ya se vislumbraban en las primarias; Bernie logr¨® que Hillary pareciese vencible all¨ª. Esta pobre gente eran dem¨®cratas que votaron a Reagan; la teor¨ªa de la econom¨ªa de goteo de Reagan los embauc¨®, y ahora Trump los ha tomado por imb¨¦ciles. Pero la gente trabajadora y en paro del cintur¨®n industrial estaba decidida a vengarse de los Clinton por su apoyo al Tratado de Libre Comercio de Am¨¦rica del Norte (NAFTA, por sus siglas en ingl¨¦s). Michael Moore llam¨® a Trump el ¡°c¨®ctel Molotov personal¡± del cintur¨®n industrial. Vale ¡ªbien dicho, y cierto en gran medida¡ª, pero eso no explica los millones de dem¨®cratas que no han aparecido para apoyar a Hillary.
Resulta demasiado f¨¢cil se?alar a los votantes de Trump. De acuerdo, son ego¨ªstas, intolerantes y odiosos; muchos son incultos y han sido enga?ados. Yo ten¨ªa amigos republicanos que se defin¨ªan a s¨ª mismos como ¡°fiscalmente conservadores, pero socialmente liberales¡±. Estas elecciones no ofrecen ninguna esperanza sobre el futuro de lo ¡°socialmente liberal¡±. Alrededor del 50% de los votantes estadounidenses acaban de dar la espalda a lo ¡°socialmente liberal¡±. Sin embargo, quienes le han entregado estas elecciones a Trump son los dem¨®cratas que ¡ªpor la raz¨®n que fuese¡ª no han votado a Hillary. No son muy distintos de aquellos dem¨®cratas que se negaron a respaldar a Humphrey en 1968; aquellos le dieron las elecciones a Nixon.
A las dos de la madrugada del 9 de noviembre, en el cuartel general de Trump en Nueva York hab¨ªa patanes con abrigos y corbatas, y gorras de b¨¦isbol en las que pon¨ªa ¡°Devolv¨¢mosle a Estados Unidos su grandeza¡±; gritaban consignas pidiendo que se encarcelase a Hillary. ?Viven en Venezuela? ?Acaso Trump es su Hugo Ch¨¢vez? Como he imaginado muchas veces desde las elecciones: M¨²nich o Berl¨ªn, durante la d¨¦cada de 1930, deb¨ªan de parecerse mucho al Estados Unidos actual.
Yo cre¨ªa que el fiasco de Bush contra Gore ¡ªme refiero al modo en que acabaron aquellas elecciones, en Florida¡ª hab¨ªa sido devastador. No si se compara con esto. Y yo escrib¨ª discursos de campa?a para Geraldine Ferraro, cuando el equipo de Mondale y Ferraro perdi¨® estrepitosamente frente a Reagan. As¨ª de buenos fueron mis discursos. Naturalmente, se censuraba la mayor¨ªa de lo que yo escrib¨ªa para que Ferraro lo dijese. ¡°?Oh, no puede decir eso!¡±, me repet¨ªan los expertos del Partido Dem¨®crata. Por supuesto, uno de esos expertos hab¨ªa sido quien me hab¨ªa pedido que escribiese los discursos. Ah, bueno; Alexander Hamilton solo ten¨ªa raz¨®n a medias. El ¡°proceso democr¨¢tico¡± ¡ªes decir, el modo en que se dirigen las campa?as electorales en Estados Unidos¡ª es una ¡°gran bestia¡± en la misma medida que los votantes.
El magnate har¨¢ retroceder al pa¨ªs m¨¢s que Reagan. Se revocar¨¢n o se ver¨¢n mermados los derechos de la mujer y los del colectivo LGTB
El pasado mes de mayo, yo dec¨ªa ¡ªcuando estaba de gira por Europa con otro libro¡ª que los dem¨®cratas ten¨ªan en sus manos la victoria o la derrota electoral. Por entonces, Hillary y Bernie compet¨ªan entre ellos. Como antiguo ciudadano de Vermont, hab¨ªa votado a Bernie muchas veces. Cuando viv¨ªa en Vermont, siempre votaba a Bernie. Si Bernie se hubiese hecho con la candidatura, le habr¨ªa votado otra vez; creo que la mayor¨ªa o todos los seguidores de Hillary habr¨ªan votado a Bernie. Pero, ya por mayo, me preocupaba el n¨²mero de seguidores de Bernie que apoyar¨ªan a Hillary si Bernie no lograba convertirse en candidato. No los suficientes, seg¨²n parece ahora.
No, no culpo a Bernie. ?l siempre ha sido como es, obcecadamente fiel a s¨ª mismo. Bernie vot¨® a Hillary y trat¨® de persuadir a sus seguidores incondicionales de que la respaldaran. Pero nuestros compa?eros dem¨®cratas liberales, los que no hicieron acto de presencia para apoyar a Hillary ¡ªlos 6,5 millones que votaron a Obama pero se han ausentado en 2016¡ª, esos dem¨®cratas s¨ª son culpables. Romney no fue el ¨²nico que (en 2012) consigui¨® m¨¢s votos que Trump. En 2008, McCain obtuvo m¨¢s votos que Trump. Y me pregunto algo sobre quienes se manifiestan en Estados Unidos condenando la victoria de Trump. ?Cu¨¢ntos de esos manifestantes no han votado a Hillary?
?Resulta tranquilizador pensar que el propio Trump no tomar¨¢ la mayor¨ªa de las decisiones clave? En la Casa Blanca, los republicanos de los que es probable que Trump se rodee no inspiran confianza: Giuliani, Palin, Gingrich, por nombrar tres posibles horrores. M¨¢s vale que esos 6,5 millones de dem¨®cratas que votaron a Obama pero no a Hillary apoyen al pr¨®ximo candidato dem¨®crata a la presidencia. En las democracias, siempre hay una ¡°pr¨®xima vez¡±. Pero eso no ayuda ahora. ?Ahora qu¨¦?
Traducci¨®n de News Clips.
Tras vivir en Nueva Inglaterra durante 40 a?os, el novelista y guionista John Irving ahora est¨¢ afincado en Toronto. En julio de 2015 se convirti¨® en residente permanente de Canad¨¢. Sigue siendo ciudadano, contribuyente y votante estadounidense.
Avenida de los misterios, editada por Tusquets, es la ¨²ltima novela de Irving.
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