Todos quieren ser Sherlock
Hombres exc¨¦ntricos pero brillantes resuelven misterios, uno de los mayores t¨®picos de las series
Hombre exc¨¦ntrico pero brillante e intuitivo busca misterio que resolver. Le puedes llamar Will Graham, River, House o Castle. Todos ellos son m¨¢s listos que cualquier polic¨ªa, psic¨®logo o doctor inepto que les rodee. Y todo les saldr¨¢ bien, incluso aunque les cueste su vida social.
El mentalista, Lie to me, Elementary, Monk... Pocos t¨®picos se repiten tanto en las series modernas como esta clase de h¨¦roes inspirados en Sherlock Holmes. Resuelven problemas como medio de vida, si bien no exactamente porque quieran ayudar al pr¨®jimo, sino porque son tan l¨²cidos que no saben hacer otra cosa. Tambi¨¦n las mujeres, aunque sean menos, respetan este molde en Veronica Mars, Homeland, Bones y Quantico, si bien casi siempre se ven relegadas a partenaire serio que equilibra las rarezas del protagonista. No hay nadie mejor que ¨¦l en su trabajo.
Pero... ?Por qu¨¦ nos gustan tanto estos personajes? La primera respuesta es obvia: tienen una historia mucho m¨¢s sugestiva y profunda a la de cualquier funcionario al uso con el que estemos hartos de topar en nuestra rutinaria vida. Pese a la cruda realidad de otras series, la televisi¨®n todav¨ªa busca ese escapismo de Se ha escrito un crimen y si es con un grado de atractiva esquizofrenia, mejor.
Las series, adem¨¢s, ponen su foco en los personajes. Este g¨¦nero suele, sin embargo, depender de los casos, con la trama como motor. As¨ª, es m¨¢s socorrido y r¨¢pido presentar este tipo de personajes con una l¨ªnea de di¨¢logo (veo fantasmas, soy un cascarrabias, soy bipolar...) que otros menos llamativos pero m¨¢s reales, contradictorios y complicados de desarrollar. Sus excentricidades son m¨¢s entretenidas, pero nunca tan extra?as como para dejar de identificarnos con ellos.
La otra raz¨®n tiene m¨¢s que ver con la propia audiencia, adicta a una colecci¨®n de personas a quienes no aguantar¨ªamos en la vida real. Estos problem¨¢ticos protagonistas transmiten que no importan las rarezas de cada uno, que con ellas tambi¨¦n se puede llegar a ser el mejor y el m¨¢s carism¨¢tico. Como les pasa a estos detectives, el mundo siempre est¨¢ en nuestra contra. Nos gusta proyectarnos, eso s¨ª, menos ordinarios y aburridos de lo que somos. Nosotros nos vemos como Sherlock. Para el resto somos Watson.
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