Gen¨¦tica de la belleza

La ¨®pera de Richard Wagner?Trist¨¢n e Isolda tiene numerosas versiones en ballet, pero es obligado citar al menos el?Mad Tristan de Leonidas Massine (Metropolitan de Nueva York, 1944, con telones y vestuario de Salvador Dal¨ª); el?Tristan de Herbert Ross (American Ballet Theatre, 1958) y el de Maurice B¨¦jart en Lausana en 2005, ideado para los bailarines espa?oles V¨ªctor Jim¨¦nez y Rut Mir¨® con trajes de Gianni Versace. Finalmente en 2006 el core¨®grafo polaco Kristov Pastor hizo un nuevo?Tristan e Isolda para el Real Ballet Sueco.

La idea de concierto ¨ªntimo a d¨²o ten¨ªa sus riesgos. Por una parte, esa m¨²sica grandiosa y opulenta, que obliga a que la danza est¨¦ en consecuencia con la trama tr¨¢gica y ese tono mayor. Giorgio Mancini busca una exposici¨®n clara donde las im¨¢genes de v¨ªdeo tienen un papel importante, tanto en la est¨¦tica como sirviendo de pausas o cambios de escena. El espect¨¢culo en este sentido est¨¢ logrado y discurre con claridad.

Para este delicado trabajo se necesitaba una pareja como la escogida por Mancini: Doroth¨¦e Gilbert (Toulouse, 1983) y Mathieu Ganio (Marsella, 1984), estrellas del Ballet de la ?pera de Par¨ªs, artistas en un momento dulce de capacidad interpretativa y madurez a la vez que exultantes en su l¨ªnea y su controlado sentido del virtuosismo, arm¨®nicos y musicales. Mancini demuestra oficio, un conocimiento sapiente de la danza cl¨¢sica y de su experiencia personal, la que usa con detalles de corte contempor¨¢neo para armar una obra moderna y refinada. Ganio es un muy buen?partenaire y lo demuestra; Gilbert es una bailarina de temperamento y capaz de transmitir elocuentemente el rol. En el caso de Ganio puede destacarse adem¨¢s que en ¨¦l se cumple aquello de la gen¨¦tica en los hijos del arte: sus padres son dos reconocidas estrellas hist¨®ricas del ballet franc¨¦s: Dominique Khalfouni y Denis Ganio.