Una literatura despolitizada
Menos comprometidas y m¨¢s ensimismadas. As¨ª son hoy las letras latinoamericanas seg¨²n Vargas Llosa
Ni todo el ruido del mundo parece distraer del trabajo a Mario Vargas Llosa (Arequipa, Per¨², 1936). Este a?o ha cumplido 80 a?os ¡ªel 28 de marzo¡ª, publicado novela nueva ¡ªCinco esquinas (Alfaguara)¡ª e ingresado en la colecci¨®n m¨¢s prestigiosa del mundo ¡ªLa Pl¨¦iade francesa¡ª. D¨ªas antes de viajar a Guadalajara (M¨¦xico) para abrir hoy el programa de Am¨¦rica Latina como invitada de honor de la FIL, donde adem¨¢s recibe un homenaje m¨²ltiple, el Nobel de 2010 trabajaba en Madrid en su pr¨®xima obra, un libro sobre el liberalismo que sigue un modelo ¡ªmezcla de narraci¨®n, biograf¨ªa y ensayo¡ª que le apasiona: Hacia la estaci¨®n de Finlandia, de Edmund Wilson.
En su casa madrile?a, durante una pausa en el trabajo, repas¨® las ¨²ltimas d¨¦cadas de literatura latinoamericana usando como guion seis pares de palabras entre cuyos resquicios se colaron la serie de televisi¨®n que sigue en estos momentos ¡ªNarcos, ¡°muy entretenida; como un follet¨ªn decimon¨®nico¡±¡ª y, por supuesto, la victoria de Donald Trump: ¡°Se comporta como un caudillo. Puede ser nocivo para EEUU, nefasto para Am¨¦rica Latina y catastr¨®fico para M¨¦xico¡±. Cuando se le pregunta qui¨¦n merecer¨ªa acompa?arlo en la Pl¨¦iade recuerda que Octavio Paz y Borges ya estaban all¨ª y a?ade sin dudar: ¡°Garc¨ªa M¨¢rquez, Onetti, Carlos Fuentes... Y poetas, que no est¨¢ C¨¦sar Vallejo¡±.
Del dictador al narco
¡°La figura del dictador, que era central en la literatura latinoamericana desde los tiempos del indigenismo y el regionalismo, ha ido desapareciendo porque, afortunadamente, tambi¨¦n han ido desapareciendo los dictadores (quedan Cuba y Venezuela). Hay Gobiernos corruptos y Gobiernos mediocres, pero est¨¢n en el poder porque reflejan una mayor¨ªa electoral. Si pensamos en los tiempos de El se?or presidente, de Miguel ?ngel Asturias, es un cambio extraordinario. Es posible que el poder corrupto y violento haya pasado del dictador al narco, pero aunque el narcotr¨¢fico sea una presencia generalizada hoy en Am¨¦rica Latina, no ha producido todav¨ªa ninguna obra literaria fundamental. Aparecer¨¢, sin duda¡±.
Del compromiso a la autoficci¨®n
¡°Otra consecuencia de la evoluci¨®n hacia la democracia es que la literatura latinoamericana se ha ido despolitizando. Hay entre los escritores j¨®venes cierto rechazo al compromiso literario, antes muy reivindicado en nuestro continente por la represi¨®n y la falta de libertad que sufr¨ªamos. La literatura se ha replegado hacia lo literario. Es uno de los signos de este tiempo. ?Excepciones? Las hay. Por ejemplo, El olvido que seremos, de H¨¦ctor Abad, una magn¨ªfica obra de ficci¨®n ¡ªno s¨¦ si decir novela¡ª con gran calidad literaria y una preocupaci¨®n pol¨ªtica central. Puede que otra consecuencia de la despolitizaci¨®n sea una mezcla de fantas¨ªa y autobiograf¨ªa en la que el autor se convierte en personaje: la autoficci¨®n. Eso se est¨¢ dando en toda la literatura contempor¨¢nea, no solo en la de lengua espa?ola¡±.
De la gran novela a las series de TV
¡°No s¨¦ si es atrevido decir que a los novelistas de hoy les falta ambici¨®n, pero es cierto que los autores m¨¢s j¨®venes ya no creen en la novela total. La ven con escepticismo y consideran que la literatura es m¨¢s genuina si se repliega en algo m¨¢s privado. El modelo balzaquiano no est¨¢ de moda, hoy prima lo kafkiano, lo personal. Existe la sensaci¨®n de que la novela modelo siglo XIX hoy es el dominio de la televisi¨®n. Hay una cierta abdicaci¨®n frente a la potencia populista de la televisi¨®n, que llevaba d¨¦cadas buscando un g¨¦nero narrativo propio y por fin lo ha encontrado: los seriales, que cumplen ahora la funci¨®n de la novela decimon¨®nica: llegar al gran p¨²blico, entretener. La literatura se repliega hacia un mundo menos ambicioso, m¨¢s intenso que extenso. Con la excepci¨®n de los autores de best seller, los escritores no quieren competir con la televisi¨®n, reconocen su derrota de entrada. Eso no quiere decir que la gran novela, la novela grande, est¨¦ derrotada. De pronto vuelve. Pensemos en Bola?o. Sus dos ¨²ltimas novelas son muy ambiciosas y han encontrado su p¨²blico¡±.
De Borges a Bola?o
¡°Roberto Bola?o es uno de los autores que ha marcado estos 30 a?os. Los detectives salvajes me gust¨® mucho. 2666, algo menos; me pareci¨® m¨¢s desarticulada. Bola?o es una s¨ªntesis muy interesante entre modernidad y tradici¨®n: tiene ese af¨¢n tradicional de construir personajes y de contar historias y, a la vez, una gran inventiva formal. Tambi¨¦n me impresion¨® La literatura nazi en Am¨¦rica. Aunque quiz¨¢ no lograda del todo, la idea era muy original: insuflar contenido pol¨ªtico a una historia de libros inventados, algo muy borgiano. Borges, por cierto, sigue vigente. Tal vez m¨¢s que cuando muri¨®, hace 30 a?os. Hoy nadie discute su magisterio ni el protagonismo que tiene en la literatura contempor¨¢nea, no solo latinoamericana. Es la gran figura de los ¨²ltimos 50 o 60 a?os en la lengua espa?ola, sin ninguna duda. Me parece tan indiscutible como Cervantes, Joyce o Faulkner. Todos hemos aprendido de ¨¦l. Y eso, es cierto, sin escribir novelas. De hecho, sent¨ªa cierto desprecio por la novela. Todos los perfeccionistas han visto siempre la novela con reticencias porque es un g¨¦nero imperfecto. La perfecci¨®n no es novelesca. La novela es el retrato de un mundo en el que la imperfecci¨®n es la norma. Por eso refleja tan bien una sociedad en permanente movimiento¡±.
Del campo a la ciudad
¡°La literatura latinoamericana se ha vuelto m¨¢s urbana porque tambi¨¦n Am¨¦rica Latina se ha vuelto as¨ª. La literatura indigenista nace en una ¨¦poca en que el campo prevalec¨ªa sobre la ciudad. Ya no. Hoy la ciudad atrae como un im¨¢n a los campesinos en busca de oportunidades. Ciudad de M¨¦xico y S?o Paulo est¨¢n entre las urbes m¨¢s grandes del mundo. Diez, 15, 20 millones de habitantes son un problema, pero, aunque se viva mal en una ciudad, se vive mejor que en el campo. Eso tambi¨¦n tiene su reflejo en los g¨¦neros literarios porque la novela es un g¨¦nero eminentemente urbano, nace y crece con la ciudad. Del Per¨², el pa¨ªs que mejor conozco, obviamente, se dec¨ªa que era un pa¨ªs de poetas, pero la nueva generaci¨®n es sobre todo de narradores. Y de narradoras, ese es otro de los grandes cambios: la incorporaci¨®n de la mujer. El machismo es todav¨ªa una realidad muy fuerte, pero si no comparas con el ideal sino con el pasado, la transformaci¨®n es enorme. La mujer, si no se ha liberado del todo, s¨ª ha ganado espacio combatiendo el prejuicio y la discriminaci¨®n. Y eso se refleja en la literatura¡±.
De una desigualdad a otra
¡°En ciertos pa¨ªses ha habido un crecimiento que ha permitido que se beneficiara la sociedad en su conjunto, pero en Am¨¦rica Latina las desigualdades son vertiginosas, y no como resultado de la simple competencia, sino del privilegio o de la corrupci¨®n. Es interesante el caso de Brasil: parec¨ªa que hab¨ªa despegado, pero todo se ha parado por la corrupci¨®n. No es que haya habido golpes militares, como antes. Es la putrefacci¨®n del sistema la que ha permitido que muchos pol¨ªticos se hagan millonarios y multimillonarios. Tambi¨¦n el narcotr¨¢fico juega un papel fundamental. Las fortunas que ha creado son de las m¨¢s importantes de Am¨¦rica Latina. Y nacen del crimen y de la corrupci¨®n. Por una parte las dictaduras han ido cayendo y las formas democr¨¢ticas van echando ra¨ªces, pero al mismo tiempo existe esa presencia del crimen de nuestra ¨¦poca, el narcotr¨¢fico, que juega un papel pol¨ªtico, social y cultural. Pero no veo que la literatura refleje ese estado de cosas. No conozco ni grandes ensayos ni grandes ficciones que muestren esta cara. Quiz¨¢s por el desinter¨¦s de los escritores j¨®venes en llevar lo social a la literatura¡±.
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