Mahler y la partitura m¨¢s valiosa de la Historia
Sale a subasta la ¡®Segunda sinfon¨ªa¡¯ del m¨²sico y espera alcanzar alrededor de 4 millones de euros

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En abril de 1965, un amigo arrastr¨® a Gilbert Edmund Kaplan a un ensayo de la Segunda Sinfon¨ªa de Mahler en el Carnegie Hall, de Nueva York. Por aquel entonces, no aspiraba m¨¢s que a convertirse en un economista de Wall Street y estaba a punto de fundar una revista Institutional Investor, que a?os despu¨¦s vender¨ªa por 75 millones de d¨®lares. La m¨²sica, a esas alturas, con 24 a?os, le resbalaba, seg¨²n cuenta en ?Por qu¨¦ Mahler?, Norman Lebrecht.
Pero despu¨¦s de escuchar aquella Resurrecci¨®n, Kaplan no pudo dormir. Compr¨® las 17 versiones grabadas hasta entonces y se convirti¨® en un curioso director de orquesta que ofrec¨ªa consejos financieros a cambio de revelaciones musicales. A?os despu¨¦s se hizo con el manuscrito original de la partitura ¨Cse lo compr¨® a la Fundaci¨®n Mengelberg, donde Alma Mahler lo hab¨ªa depositado en 1920- y lo interpret¨® ante el p¨²blico de Nueva York y Salzburgo, entre otros. Esa copia est¨¢ a punto de convertirse en la obra musical m¨¢s cara de la Historia cuando este martes salga a subasta en Soyheby¡¯s de Londres y, probablemente supere los 4 millones de euros. Habr¨¢ dejado atr¨¢s el record que desde 1987 tiene Mozart por un pu?ado de sus sinfon¨ªas y que est¨¢ en 3,6 millones.
Simon Maguire ha sido el encargado por la casa de subastas de pasear desde julio el manuscrito por todo el mundo. ¡°He viajado a mostrarlo a Hong Kong, Viena, Nueva York y Hamburgo, donde la compuso Mahler¡±. Tiene 232 p¨¢ginas tal y como las dej¨® el maestro. ¡°Se trata de una pieza ¨²nica, singular. No suelen subastarse obras completas, m¨¢s bien movimientos o pasajes sueltos de composiciones musicales, por eso constituye toda una oportunidad y por eso hemos anunciado su salida con tanta antelaci¨®n¡±, afirma Maguire a EL PA?S.
¡°Quien escuche atentamente mis dos primeras sinfon¨ªas, entender¨¢ toda mi vida¡±, dec¨ªa Mahler
Aparte de ser una de las sinfon¨ªas m¨¢s monumentales y cruciales de todos los tiempos, una obra larga, cercana a la hora y media de duraci¨®n y, seg¨²n Mahler, autobiogr¨¢fica: ¡°Quien escuche atentamente mis dos primeras sinfon¨ªas, entender¨¢ toda mi vida¡±, afirmaba. Tambi¨¦n su car¨¢cter, el de un genio imprevisible, que llamaba la atenci¨®n en los caf¨¦s cuando le ve¨ªan revolver las tazas con su puro. Intenso, atormentado, visionario, claramente adelantado a su tiempo.
De hecho, si se bate este record mozartiano y la obra de Mahler llega a las cifras que prev¨¦n en Sotheby¡¯s, no cabe duda de que se refuerza simb¨®licamente la idea de que es esta es su ¨¦poca y no la que le toc¨® vivir. ¡°Sin duda, alcanza una relevancia ¨²nica en el presente¡±, asegura Lebrecht. ¡°Se Segunda Sinfon¨ªa, adem¨¢s, es la gran obra que pone de manifiesto su lucha vital. Tard¨® seis a?os en finalizarla y a lo largo de ese tiempo se obsesion¨® con el significado de la vida y la muerte. Ten¨ªa 29 a?os cuando comenz¨® y ya podr¨ªa considerarse un hombre maduro al acabar¡±, cuenta su bi¨®grafo brit¨¢nico. Se trata de una pieza que, seg¨²n ¨¦l, desaf¨ªa la raz¨®n. En ella consigue aliar la trascendencia con una idea de confianza en el hombre, cualquiera que sea su creencia. Resurrecci¨®n viene a decirnos, seg¨²n Lebrecht, ¡°que no hay nada que quede fuera del alcance de la humanidad¡±.
Pocas obras han sido tan reveladoras y capaces de transformar a tanta gente como esta Segunda Sinfon¨ªa. Simon Rattle, actual titular de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, decidi¨® tambi¨¦n dedicarse a la m¨²sica cuando su padre le llev¨® a escucharla. Kaplan, ya ven, encomend¨® vida y recursos ingentes a estudiarla. Consigui¨® incluso grabarla con la Filarm¨®nica de Viena.
El espa?ol Gustavo Gimeno, 40 a?os, alumno aventajado de Claudio Abbado, Mariss Jansons o Bernard Haitink ¨Ctodos ellos referencias en Mahler como batutas-, cree que hablamos del compositor m¨¢s atractivo que ha existido nunca. ¡°?Por qu¨¦? Aparte de que los j¨®venes m¨²sicos se lanzan a ¨¦l, su m¨²sica nos habla, reflexiona y cuestiona todo aquello que pertenece a la condici¨®n humana. Nos plantea esas cuestiones de manera m¨¢s directa, visceral, teatral y descriptiva que otros¡±.
Su ciclo sinf¨®nico completo, las diez obras que cre¨® en esta forma, revela todo eso, adem¨¢s de un p¨¢lpito ultracontempor¨¢neo. Pero en la Segunda Sinfon¨ªa, adem¨¢s, ¡°su personalidad, t¨¦cnica competitiva, innovaci¨®n, experimentos, relaci¨®n con el pasado y el futuro¡y desde el punto de vista de contenido, es como en el fondo toda su obra, una reflexi¨®n sobre la vida, y obviamente, sobre la muerte¡±, afirma Gimeno, actual titular de Filarm¨®nica de Luxemburgo.
Una obra que se expresa elocuente donde acaban las palabras. ¡°Con su propio sonido¡±, asegura el director espa?ol. Aquel que prosigue el lenguaje de las emociones cuando el alfabeto no alcanza a ir m¨¢s all¨¢¡
?Resurrecci¨®n o sentido de culpa?
Mucho se ha especulado sobre el sentido religioso de la Segunda Sinfon¨ªa de Mahler. "?Resurrecci¨®n? ?De qui¨¦n?", se pregunta Norman Lebrecht en su biograf¨ªa sobre el m¨²sico. Ha sido interpretada en templos cristianos, del Vaticano para abajo. Tambi¨¦n en el Monte Masada, como s¨ªmbolo de regeneraci¨®n jud¨ªa. El origen del compositor, nacido en Kaliste, un pueblo perteneciente hoy a la Rep¨²blica Checa, era jud¨ªo. Aunque despu¨¦s se convirtiera al cristianismo, m¨¢s para ahuyentar el antisemitismo creciente y no perjudicar su carrera que por convicci¨®n. Pero algunos inciden en teor¨ªas mucho m¨¢s humanas que divinas. Por ejemplo, el sentido de culpa que Mahler sinti¨® al enterarse de la muerte de Hans von B¨¹low. El director a quien Wagner arrebat¨® su esposa, Cosima Liszt, para casarse con ella, hab¨ªa despreciado la obra. Un buen d¨ªa, le convenci¨® para escuchar un pasaje de la sinfon¨ªa que estaba componiendo. Von B¨¹low se tap¨® los o¨ªdos y le dijo: "Si esto es m¨²sica, yo no entiendo de m¨²sica". Mahler lo odi¨®. Le dese¨® lo peor. Y ocurri¨®. Fue en El Cairo en 1894, justo cuando el m¨²sico andaba componiendo su Resurrecci¨®n.
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