Tele para nuestros mayores

No se emite en televisi¨®n, y, aun as¨ª, Paquita Salas es la revelaci¨®n del a?o. La serie emitida en Flooxer no solo brilla por sus bromas y cameos de famosos. Su mejor arma es la realidad que se respira en su ternura e interpretaciones. No intenta copiar a series extranjeras; es puramente espa?ola y sabe aprovecharlo. En uno de sus episodios m¨¢s emotivos, la representante de actores protagonista vuelve a Navarrete para visitar a su anciana madre, postrada en su sof¨¢ frente al televisor. Lo mira sin ver. Es lo ¨²nico con lo que disfruta.

"Me encanta la tele", "Mira Rex, parece tener conocimiento". Cada frase es reconocible para quien se haya sentado alguna vez con un familiar anciano. Abuelos, t¨ªos o incluso padres para los que esa caja tonta se convierte en animal de compa?¨ªa, sonido de fondo de su soledad y referencia de una mente que se esfuma.

La luz de mi amama se fue apagando poco a poco. A veces solo parec¨ªa reaccionar cuando en su televisor ¡ªque pesaba casi m¨¢s que ella¡ª aparec¨ªa algo que sonaba a rutina. Su entorno le despistaba, pero reconoc¨ªa Saber y Ganar o a Jorge Javier V¨¢zquez. Cuando cambiabas de canal no tardaba en repetir: "ponme Telecinco, chiqui". Recordaba el nombre de la cadena. El de su nieto, no. Verla sonre¨ªr o pronunciar unas palabras era suficiente para darle la satisfacci¨®n. Yo viendo Telecinco, qu¨¦ verg¨¹enza.

Quienes hablamos de televisi¨®n, vivimos en una burbuja. Nos gusta la comedia inteligente, el drama denso y los personajes imperfectos. Descubrir espacios desconocidos es parte de nuestra tarea, s¨ª, pero a veces olvidamos que la televisi¨®n cumple otro papel para aquellos que no meten ruido en Twitter.

Si pens¨¢ramos en ellos no sorprender¨ªa el ¨¦xito de S¨¢lvame o de Juan y Medio. Olvidamos f¨¢cilmente aquella frase tan de abuela: "solo veo lo que me entretiene". No todo puede ser The Wire.

En 2050, habr¨¢ m¨¢s ancianos que menores de 15. Quiz¨¢s entonces todos veamos la tele en pantallas port¨¢tiles personalizadas al gusto. Hasta ese momento, las cadenas les deben un espacio a ellos, su p¨²blico m¨¢s fiel y al que m¨¢s ayuda.