Cadaqu¨¦s (China)

En su ensayo Shanzai. El arte de la falsificaci¨®n y la deconstrucci¨®n en China (Caja Negra), el coreano Byung-Chul Han rememora la expeditiva reacci¨®n del Museo de Etnolog¨ªa de Hamburgo cuando sus responsables tuvieron noticia de que la colecci¨®n de guerreros chinos de terracota que centraba una de sus exposiciones estaba compuesta de copias. La necesidad de preservar la reputaci¨®n del museo motiv¨® la r¨¢pida clausura de la muestra en 2007, pero lo que hab¨ªa tenido lugar ah¨ª no era precisamente un enga?o, sino un flagrante problema de comunicaci¨®n. Los responsables del Museo de Hamburgo hab¨ªan ca¨ªdo en una trampa cultural sin que nadie hubiese pretendido tend¨¦rsela: el concepto de original no posee el mismo valor en la tradici¨®n cultural china que en Occidente, donde se asocia a las ideas de verdad y trascendencia. En una cultura donde el budismo y el tao¨ªsmo privilegian los conceptos de mutabilidad y proceso, incluso la conservaci¨®n del patrimonio cultural pasa por la r¨¦plica y la sustituci¨®n: por una peculiar forma de reencarnaci¨®n, en suma.

En La subst¨¤ncia, Llu¨ªs Galter parte de una encrucijada similar entre dos culturas: en el a?o 2010, la empresa China Merchants Zhangzhou puso en marcha el proyecto de construir una r¨¦plica del municipio gerundense de Cadaqu¨¦s como resort vacacional capaz de acoger a 15.000 residentes en la bah¨ªa de Xiamen. El cineasta, que ya tuvo una poderosa idea en su debut al plantear un w¨¦stern bressoniano en torno a la figura del ¨²ltimo maquis ¨CCaracremada (2010)-, no impone un f¨¢cil discurso sobre la era del simulacro, sino que enfrenta Cadaqu¨¦s con su imagen en el espejo para acabar efectuando el juego prestidigitador de fundir los dos territorios en un f¨¦rtil limbo expresivo que, en algunos de sus mejores momentos, llega a recordar ciertos trazos del cine de Jia Zhangke.