Eduardo Sacheri: ¡°El arte tiene mucho de reparaci¨®n¡±

Fue una llamada que rompi¨® el silencio del alba del cinco de abril. El tel¨¦fono de la casa de Eduardo Sacheri (Buenos Aires, 1967) son¨® minutos despu¨¦s de las seis de la ma?ana. ¡°Atendi¨® mi mujer que se sorprendi¨® mucho de que llamara una bella voz de mujer con acento espa?ol preguntando por m¨ª¡±. El escritor atend¨ªa mientras su esposa lo miraba en silencio con un gesto que exig¨ªa explicaciones. Tuvo que pedir a Carme Riera, presidenta del jurado del XIX Premio Alfaguara de novela, que llamara despu¨¦s. ¡°Se qued¨® cortad¨ªsima. Debi¨® haber pensado: ¡®este est¨²pido gan¨® y me pide que lo llame luego¡¯¡±. Sacheri conoci¨® esa ma?ana lo que es dar una inesperada buena noticia. Una vez informado de que La noche de la usina hab¨ªa triunfado sobre m¨¢s de 700 manuscritos¡ªy que de paso se embolsaba 175.000 d¨®lares por la distinci¨®n¡ª abraz¨® a su mujer y avis¨® a sus hijos.

Sacheri hab¨ªa ocultado a su mujer que concursaba por el ansiado galard¨®n literario que se le hab¨ªa negado en tres ocasiones. ¡°Es algo que nos generaba mucha ilusi¨®n y no quer¨ªa generarle una nueva decepci¨®n¡±. El reconocimiento de Alfaguara ha dado un nuevo impulso a un autor que se hizo internacional con La pregunta de sus ojos, que convirti¨® en guion de lo que result¨® una oscarizada pel¨ªcula en manos de Juan Jos¨¦ Campanella (El secreto de sus ojos, 2009).

Como en aquella novela, Sacheri retoma el desagravio como motor de una ficci¨®n. ¡°El arte tiene mucho de reparaci¨®n¡±, dice el argentino en una entrevista en Guadalajara, donde ha presentado La noche de usina. El libro relata el plan de ocho amigos que viven en O¡¯Connor, un pueblo ficticio de la provincia de Buenos Aires, para recuperar un dinero que perdieron despu¨¦s de una estafa en la Argentina de finales de 2001, cuando un mandato presidencial impuso el corralito restringiendo los retiros bancarios a 250 pesos diarios (15 d¨®lares hoy). ¡°?Qu¨¦ es un acto est¨¦tico si no una b¨²squeda fugaz, ef¨ªmera, ingenua y absolutamente moment¨¢nea de enderezar el mundo?¡±, se pregunta el autor al reflexionar sobre la capacidad del arte de modificar la realidad.

A Sacheri le molesta que los personajes de su ¨²ltimo libro sean descritos como "perdedores". Entre ellos est¨¢ Perlassi, que vivi¨® en su juventud momentos de gloria jugando al f¨²tbol pero que ahora atiende una gasolinera en O¡¯Connor. ¡°No siento que sean perdedores. Han sido atrozmente derrotados. El perdedor no tiene nada y el derrotado tiene posibilidades¡±.

La noche de la usina habla de ese sistema que inflige la derrota. Un modelo econ¨®mico y pol¨ªtico que Argentina explot¨® en los a?os de Carlos Menem (1989-1999). ¡°Pienso en esos grandes sue?os de grandeza que el pa¨ªs se permiti¨® y que se han derrumbado una y otra vez¡±, afirma. Los a?os del corralito crearon, en su opini¨®n, una terrible herencia. ¡°Dejaron una enorme desconfianza y la imposibilidad de pensar en el largo plazo¡±. Los sue?os de la clase media se hicieron a?icos a principio de este siglo.

Sacheri cree que aquellos a?os cimentaron una divisi¨®n de la sociedad. ¡°Me alarma mucho la candidez fan¨¢tica de la adhesi¨®n a un modelo pol¨ªtico¡±, afirma. Esta, subraya, no es exclusiva de lo que dej¨® el Menemismo, sino que sirve tambi¨¦n para los a?os de los a?os de N¨¦stor Kirchner y Cristina Fern¨¢ndez. Y quiz¨¢ en unos a?os, dice Sacheri, al Macrismo. ¡°Siempre hay gente c¨¢ndidamente enamorada como si hubieran solucionado todos los problemas. Conf¨ªo m¨¢s en los desconfiados, necesitamos m¨¢s dosis de escepticismo¡±.