Alfred Brendel: ¡°Vivimos una ¨¦poca dorada para violinistas, no tanto para los pianistas¡±
El legendario pianista y escritor presenta una colecci¨®n de ensayos y repasa su carrera
Cuando conoci¨® el resultado de la votaci¨®n sobre el Brexit, Alfred Brendel, que naci¨® en Weisenberg (Moravia), se form¨® en Austria, y llevaba en ese momento 45 a?os en Londres, pens¨® que viv¨ªa en el pa¨ªs equivocado. Sin embargo, como suele intuir este empedernido pesimista entre l¨²cidos fogonazos de humor, todo pod¨ªa empeorar. ¡°Con Trump, la sensaci¨®n es que estoy en el mundo equivocado, que ya no pertenezco a ¨¦l¡±, sostiene al comienzo de una de las pocas entrevistas que concede el legendario pianista ¡ªretirado desde hace ocho a?os¡ª para presentar Sobre la m¨²sica (Acantilado), la colecci¨®n completa de sus ensayos musicales. A estas alturas, para ¨¦l no tiene remedio. ¡°Ya soy demasiado viejo para mudarme. Tengo mis libros y mis pertenencias ah¨ª. Adem¨¢s, no podr¨ªa empezar una nueva cadena de experiencias en mi memoria, pero si esto hubiera pasado hace 20 a?os, muy probablemente lo hubiera hecho¡±.
Si el Brexit hubiera sucedido 20 a?os antes, quiz¨¢ me habr¨ªa mudado¡±
Hace dos d¨¦cadas, el mundo era un lugar muy distinto y Brendel apuraba su legendaria carrera como pianista en los escenarios ejerciendo como gran embajador al teclado de la m¨²sica centroeuropea, especialmente de Schubert y Beethoven, de quien siempre se proclam¨® servidor. Una carrera construida lentamente y sin las aparentes cualidades de los genios que llamaban a la puerta del ¨¦xito precoz. No era un ni?o prodigio, tampoco el mejor en solfeo ni jud¨ªo, suele bromear. ¡°Unos tienen una gran memoria, otros un don especial para llevar la mente a los dedos y una afinaci¨®n perfecta. Eso ayuda, pero no es necesariamente el requerimiento de un gran m¨²sico. Incluso puede perjudicar, porque hace que todo sea demasiado r¨¢pido¡±.
¡ªHoy en el piano si no triunfas a los veintitantos parece que no eres nadie...
¡ªEs una situaci¨®n muy desgraciada. Hay una gran diferencia con los violinistas. Ellos suelen ser ni?os prodigio, pueden hacer cosas extraordinarias siendo adolescentes. Para los pianistas es distinto, tienen algo m¨¢s complejo que controlar. Si quiere analizar c¨®mo alguien toca un pasaje lento de una sonata de Beethoven, espere a los 35. Para llegar al coraz¨®n de lo que un pianista es capaz de hacer, mejor aguarde hasta que est¨¦ entre los cuarenta y los sesenta. No creo en el ¨¦xtasis colectivo sobre esos debuts.
¡ª?La t¨¦cnica parece est¨¢ por encima de todo?
¡ªHay un p¨²blico que siempre se impresionar¨¢ con interpretaciones llenas de bravura, que suenen lo m¨¢s r¨¢pido y fuerte posible. El est¨¢ndar t¨¦cnico es m¨¢s alto que nunca, pero el peligro en los que pueden tocar muy r¨¢pido es que no sepan tocar despacio.[SE R?E]
Hoy en d¨ªa los est¨¢ndares t¨¦cnicos son m¨¢s altos que nunca, pero el peligro en los que pueden tocar r¨¢pido es que no sepan tocar despacio
Brendel combin¨® desde la adolescencia su labor como pianista con la pintura, la poes¨ªa y la escritura. Aquel bagaje le permiti¨® un acercamiento m¨¢s cerebral a la m¨²sica que el de algunos colegas, pero no cree que en la interpretaci¨®n intelectual de las composiciones. ¡°No se trata de analizar una pieza y luego tocarla. Es m¨¢s fruct¨ªfero que la estudies, la toques y luego pienses de qu¨¦ va y c¨®mo est¨¢ construida¡±. Sin embargo, tambi¨¦n existen unos l¨ªmites, a menudo despreciados, que destruyen ese proceso, opina. ¡°Si eres un int¨¦rprete, no puedes decirle al compositor qu¨¦ es lo que ha compuesto. Debes tomar su mensaje de forma precisa y dejar que la pieza te diga lo qu¨¦ es. Hay que leer la m¨²sica y la informaci¨®n que contiene. Y eso es muy dif¨ªcil, la mayor¨ªa piensa que es secundario y cree que debe tocar como lo sienten, lo m¨¢s intensamente posible. Debes utilizar tus sentimientos, pero siempre en el contexto de la m¨²sica y de la obra¡±.
Para la entrevista pide un lugar sin ruido. Su aud¨ªfono le juega malas pasadas y le cuesta seguir la conversaci¨®n si hay interferencias en el ambiente. ¡°Estoy muy agradecido cuando hay silencio, silencio total. Es la base de la m¨²sica, no de la que sirve al entretenimiento, y lo respeto tambi¨¦n tanto como el sonido¡±.
El silencio es la base de la m¨²sica y lo respeto tanto como al sonido¡±
Han pasado ocho a?os desde que abandon¨® los escenarios, pero no los echa en absoluto de menos. Tampoco el instrumento. Escribe (acaba de terminar un ensayo sobre el dada¨ªsmo), viaja dando conferencia y asesora a cuartetos de cuerda. Despu¨¦s de 60 a?os ofreciendo conciertos, la m¨²sica permanece ahora solo en su cabeza. A veces, incluso le asalta por la noche y ¨¦l aprovecha para seguir corrigiendo errores en sus propias interpretaciones, confiesa.
Tras los conciertos, tambi¨¦n quedaron silenciados los aplausos del p¨²blico [¡°uno d¨ªas enloquec¨ªan con algo y al d¨ªa siguiente no dec¨ªan nada cuando era mejor¡±] y la voz de los cr¨ªticos. ¡°Ese es un tema delicado¡±, bromea. Le dir¨¦ tres cosas. Primero siento gratitud, recibieron mi primer recital muy bien y signific¨® mucho para mi carrera y para mi madre. Segundo, les tengo respeto, especialmente cuando lidian con m¨²sica contempor¨¢nea y la explican al p¨²blico para abrir su apetito. Y tercero, gran escepticismo cuando se creen que son dioses¡±.
Sus problemas de o¨ªdo tambi¨¦n han complicado su afici¨®n por los conciertos de otros int¨¦rpretes. ¡°Pero puedo o¨ªr bien todav¨ªa correctamente el viol¨ªn si tiene el timbre y el tono adecuado. Por eso adoro los violinistas y creo que vivimos una ¨¦poca dorada para estos int¨¦rpretes, m¨¢s que para los pianistas, particularmente para las mujeres¡±. A los 85 a?os, despu¨¦s de vivir la II Guera Mundial, el nazismo y los populismos actuales que le traen extra?os recuerdos, el mundo sigue pareci¨¦ndole a Alfred Brendel un lugar absurdo. ¡°Pero es m¨¢s f¨¢cil sobrevivir en ¨¦l si nos podemos re¨ªr¡±
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