El Prado como referencia
El tiempo ha demostrado que quienes seleccionaron a Miguel Zugaza como director de la pinacoteca hicieron un gran trabajo, sin necesidad de concurso
Pecan de adanismo C¨¦sar Antonio Molina y Jos¨¦ Jim¨¦nez en su art¨ªculo del pasado jueves, 8 de diciembre, en el que proponen, para elegir la direcci¨®n del Prado, un concurso como el que ellos organizaron para la direcci¨®n del Museo Reina Sof¨ªa. Son injustos con los que seleccionaron a Miguel Zugaza. El tiempo ha demostrado que hicieron un gran trabajo sin necesidad de concurso y son tambi¨¦n ad¨¢nicos porque no quieren recordar que una buena parte del ¨¦xito del concurso que ellos organizaron tuvo que ver con que saliera elegido quien la mayor¨ªa del sector quer¨ªa que lo fuera.
Adem¨¢s, hacen un uso del llamado C¨®digo de buenas pr¨¢cticas en museos y centros de arte contempor¨¢neo que no se compadece ni con su letra ni con su esp¨ªritu. Fui responsable de la redacci¨®n de aquel documento como representante del Ministerio de Cultura. Quien lo lea hoy podr¨¢ apreciar dos l¨ªneas maestras en el mismo. Por una parte, que la soluci¨®n de los problemas pasa por el di¨¢logo del ministerio con las asociaciones del sector. El ministerio tiene la obligaci¨®n de dialogar y el sector tiene la obligaci¨®n de articularse para que el di¨¢logo pueda ser ordenado y fruct¨ªfero. Por otra, el documento defiende que todo es pol¨ªtico: ¡°En ning¨²n caso puede suponer el desistimiento de la responsabilidad pol¨ªtica y cultural de las instituciones¡±. Es pol¨ªtico el nombramiento directo, el indirecto a trav¨¦s del patronato y el indirecto a trav¨¦s de jurado. El responsable pol¨ªtico ¨²ltimo, el elegido democr¨¢ticamente, es el Gobierno de la naci¨®n y en su mano est¨¢ disponer la manera de actuar. Porque ese Gobierno rendir¨¢ cuentas. Cuando ellos decidieron que la elecci¨®n de la direcci¨®n del Reina fuera por concurso tomaron una decisi¨®n pol¨ªtica para la que estaban legitimados. Les sali¨® bien. Enhorabuena.
En cuanto a los aspectos concretos del documento de buenas pr¨¢cticas que Molina y Jim¨¦nez malinterpretan, me centrar¨¦ en tres. El c¨®digo no obliga a que el concurso se arme con un jurado y deja claro que es el patronato el que debe elegir a la direcci¨®n. ¡°Podr¨¢ contar con el asesoramiento de una comisi¨®n¡±, dice textualmente, pero no lo considera imprescindible. De la misma manera, el texto entiende que, igual que puede haber candidatos que se presenten, el patronato de un museo puede tambi¨¦n ser proactivo y buscar a ese tipo de candidatos que, siendo id¨®neos, no van a tener inter¨¦s en pasar por un proceso de presentaci¨®n de candidaturas: ¡°Podr¨¢ invitar nominalmente al concurso a los profesionales que considere apropiados¡±. Y en tercer lugar, el documento habla de que los candidatos presentar¨¢n un proyecto. En esa redacci¨®n era claro que est¨¢bamos hablando de museos de arte contempor¨¢neo en proceso de definici¨®n. El proyecto del Prado es fruto de una gobernanza compleja y el papel de la direcci¨®n es ejecutar, a lo sumo matizar, ese proyecto, resultado del juego de diferentes fuerzas entre las que no falta el respaldo, o no, de la opini¨®n p¨²blica.
Lo m¨¢s sensato en estos momentos es dejar trabajar al patronato del Museo y desearle suerte. El an¨¢lisis de la gesti¨®n de Miguel Zugaza dibuja un perfil muy rico que es tambi¨¦n un list¨®n muy alto para quien venga detr¨¢s. Dotes de gestor como en cualquier gran empresa. Dotes de conocedor del patrimonio capaz de entender el trabajo de los conservadores del Museo. Capacidad de fomentar la creatividad y la innovaci¨®n en la manera de presentar y estudiar la colecci¨®n. Y, por ¨²ltimo, conciencia del papel central del museo en la cultura espa?ola y de la repercusi¨®n de los mensajes que emite con la selecci¨®n de temas que trata y los expertos seleccionados para tratarlos.
Por todo ello, sea quien sea el elegido o la elegida, cargar¨¢ con una gran responsabilidad.
Carlos Alberdi fue, como director general de Cooperaci¨®n, el responsable del Ministerio de Cultura en la redacci¨®n del c¨®digo de buenas pr¨¢cticas para museos y centros de arte contempor¨¢neo.
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