El musical del que Dylan no quiere ni o¨ªr hablar
La carrera del m¨²sico se?alada por sonados fracasos en Broadway
La noche del 26 de octubre del 2006 el Brooks Atkinson Theater de Nueva York levantaba el tel¨®n para el musical The Times They A-Changin, un espect¨¢culo que combina danza, acrobacias y canciones a partir del songbook de Bob Dylan. Solo tres semanas despu¨¦s echa el cierre luego de 26 representaciones. El musical entraba a formar parte de esa larga lista de fracasos comerciales de la escena de Broadway conocidos como ¡°flops¡± y plato codiciado para algunos espectadores.
Por primera vez las canciones de Dylan suben a la escena de Broadway como protagonistas absolutas de un espect¨¢culo musical. Detr¨¢s del proyecto el nombre de una de las core¨®grafas m¨¢s reconocidas de la danza contempor¨¢nea americana, Twyla Tharp, que acababa de conocer un gran ¨¦xito con el musical Movin¡¯ Out, esta vez con las canciones de Billy Joel alcanzando m¨¢s de 1.300 representaciones. Un musical dentro del llamado g¨¦nero Juke Box, espect¨¢culos que se basan en canciones no originales como argumento esc¨¦nico. El ¨¦xito de obras como Mamma Mia! con las canciones de Abba y de Jersey Boys, con los grandes ¨¦xitos del cuarteto de Frank Valli and The Four Seasons parece se?alar un momento dulce para el musical Juke Box siempre bajo sospecha entre los degustadores m¨¢s exigentes de Broadway.
La obra, un decadente circo donde se cruzan un maestro de ceremonias, el tir¨¢nico Capit¨¢n Ahrab, su hijo Coyote, y una bailarina, Cleo, como tercer personaje y motivo de discordia. Todo ello animado por una troupe de payasos y acr¨®batas en un espect¨¢culo que pretende recoger esa mezcla de lirismo, cr¨ªtica y surrealismo que destilan las canciones de Dylan. El musical contiene una buena parte de los cl¨¢sicos del cantante: Mr Tambourine, Like a Rolling Stone, Just Like a Woman, Masters of Ward, Knockin on Heavens Door, y por supuesto, la canci¨®n que da t¨ªtulo a la obra. Pel¨ªculas como Freaks (La parada de los monstruos, 1932) o el universo creativo de Fellini se?alan algunas de las referencias pl¨¢sticas de la obra.
Despu¨¦s del estreno, las cr¨ªticas m¨¢s incisivas no se hacen esperar. ¡°Es un espect¨¢culo tan malo que consigue hacernos olvidar lo buenas que son las canciones¡±, escribe el cr¨ªtico del Wall Street Journal, Terry Teachou, mientras Ben Brantley al New York Times apunta: ¡°Aunque la coreograf¨ªa desaf¨ªa la ley de la gravedad, el espect¨¢culo es de lo m¨¢s pedestre. Mientras los bailarines vuelan, las canciones de Dylan se quedan clavadas, una tras otra, en el suelo¡±. Las comparaciones con los espect¨¢culos del Cirque du Soleil sirven para criticar su lado m¨¢s pretencioso y kitsch o el pobre vestuario dise?ado ¡ª¡°parecen restos de la Segunda Guerra Mundial¡ª por Santo Loquasto, colaborador habitual de Woody Allen. Un especialista en musicales como John Kenrick se?ala con humor, ¡°lo que necesita este musical es un libreto, no tanto trampol¨ªn¡±.
No era la primera vez que Dylan a?ad¨ªa su nombre a un fracaso de Broadway. Veinticinco a?os atr¨¢s una obra firmada por el poeta Archibald MacLeish, Scratch, para la que Dylan hab¨ªa escrito algunos temas, no pasa de las dos representaciones en Broadway. En su primer tomo de memorias, Cr¨®nicas, el cantante deja un revelador encuentro con el escritor a prop¨®sito del fallido proyecto teatral. Tampoco correr¨¢ mejor suerte el musical Rock and Roll! The First 5.000 Years que incluye canciones de Dylan junto a otros grandes cl¨¢sicos del rock y que pasa como un suspiro por Broadway ¡ªsolo nueve representaciones¡ª en el oto?o de 1982.
Habr¨¢ que esperar para que su nombre y sus canciones encuentren mejor acomodo en la escena. Pero esta vez no ser¨¢ Broadway, sino la veterana y honorable Comedie Fran?aise con el espect¨¢culo Comme un Pierre. Inspirado en el libro de Greil Marcus, Like a Rolling Stone. Bob Dylan en la encrucijada (Global Rhythm Press) la obra escenifica, mezclando m¨²sica en directo y representaci¨®n teatral, la g¨¦nesis de la canci¨®n Like a Rolling Stone destinada a cambiar el rumbo de la m¨²sica pop. Un Dylan en franc¨¦s a punto de alcanzar el Everest.
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