Historia de dos fracasos

A veces el tono elegido para contar una historia puede acabar derrumb¨¢ndola. Tambi¨¦n la falta de talento del director, pero eso es m¨¢s irremediable que errar en el punto de partida. La operaci¨®n Antropoide, el plan para atentar contra el nazi Reinhard Heydrich, conocido como El carnicero de Praga y uno de los art¨ªfices de la Soluci¨®n Final, durante la II Guerra Mundial, puede ser muchas cosas pero en modo alguno una acci¨®n ¨¦pica. Justo el discurso tonal que ha escogido Sean Ellis para Operaci¨®n Anthropoid, pel¨ªcula brit¨¢nica de apariencia acad¨¦mica, en la que solo hay que fijarse un poco en la puesta en escena para colegir que en realidad tiene poco de funcional, y a¨²n menos de cl¨¢sica, y s¨ª mucho de pedestre.

Lleno de recovecos morales, de disparates estrat¨¦gicos y de errores en la ejecuci¨®n, el atentado contra Heydrich est¨¢ contado por Ellis y su coguionista, Anthony Frewin, con el ardor del triunfo, sin claroscuros, pasando de soslayo por las consecuencias en el resto de la poblaci¨®n, y acudiendo en sus tramas paralelas a una innecesaria textura melodram¨¢tica que, de todos modos, junto al carisma de los int¨¦rpretes, casi se convierte en lo m¨¢s salvable de la pel¨ªcula: esa relaci¨®n emocional que se establece entre los dos comandos encargados de la operaci¨®n y las dos mujeres de la resistencia checa. Porque de la labor de Ellis, que igual cree que la clave para la puesta en escena de una secuencia de acci¨®n consiste en mover la c¨¢mara de izquierda a derecha, tosca y repetidamente, como un aprendiz, solo surgen adjetivos calificativos poco edificantes.