David Bowie, ¨²ltima emisi¨®n de una estrella moribunda
'Blackstar', un negr¨ªsimo ¨¢lbum, en lo m¨¢s alto de la lista de EL PA?S para cr¨ªticos y lectores. Michael Kiwanuka, Bon Iver, Kate Tempest y Nick Cave entre los m¨¢s votados
Con la desmedida pretensi¨®n de un fara¨®n egipcio, David Robert Jones plane¨® su acto final como si el ¨²ltimo aliento tras descender el tel¨®n pudiese completar una trayectoria art¨ªstica indisoluble de la segunda mitad del siglo pasado. Hace ya un a?o desde que amanecimos con una de esas p¨¦rdidas que las entra?as del oyente magnifican, pues se nutren de vivencias a lo largo de las d¨¦cadas y hacen sentir que un pedazo de nuestra memoria emocional nos est¨¢ siendo extirpado. Parece indiscutible que Bowie, una de las figuras art¨ªsticas m¨¢s adelantadas y polifac¨¦ticas de su tiempo, fue mucho m¨¢s que un simple m¨²sico. Un explorador en otras dimensiones ¡ªde la moda al sexo, del videoclip al orientalismo o el arte en vanguardia¡ª y un impulsor de la constante transformaci¨®n como motivaci¨®n est¨¦tica y vital. No hablamos de otra in¨²til celebridad, sino de un creador que lo fue de su propia vida, pues hizo de su flaca percha un lienzo en el que dibujar im¨¢genes y retos, de su inquieta mente un caudal de ideas visionarias. Supo articular hasta su misma ¡ªpong¨¢monos contempor¨¢neos¡ª posverdad.
Los mejores discos internacionales, seg¨²n los cr¨ªticos de EL PA?S
1. David Bowie ¨C Blackstar
2. Michael Kiwanuka ¨C Love & Hate
3. Bon Iver ¨C A Million
4. Kate Tempest ¨C Let Them Eat Chaos
5. Nick Cave ¨C Skeleton Tree
6. Leonard Cohen ¨C You Want It Darker
7. Anhoni ¨C Hopelessness
8. Beyonc¨¦ - Lemonade
9. Ryley Walker ¨C Golden Signs That
10. Sturgill Simpson - A Sailor¡¯s Guide Earth
Doce meses despu¨¦s, ¡ï (l¨¦ase Blackstar) no ha visto atenuada su solemne grandeza. Se consolida como pieza incuestionable del canon, un p¨®stumo golpe de tim¨®n tan crucial como lo fueron Low y Heroes en los agitados a?os del punk o Scary monsters al iniciarse los ochenta. Si el reinicio de su carrera tras una d¨¦cada de voluntario exilio que supuso The next day (2013) vest¨ªa l¨®gicas hechuras de compendio de los variados registros enunciados desde los sesenta, Blackstar se internaba nuevamente en lo desconocido, buscando apartarse del estereotipo rock al reclutar al tel¨²rico cuarteto de jazz del saxofonista Donny McCaslin. Aunque su productor Tony Visconti desmienta que estas canciones tratasen la enfermedad, horas despu¨¦s de sumergirnos en aquella premonitoria grabaci¨®n comprend¨ªamos que el negr¨ªsimo ¨¢lbum, no exento de romance y humor, era un urgente adi¨®s preparado con templanza. Evento final con que sellar una existencia vivida como escenario de su propio artificio, Blackstar plasm¨® la inquietud ante la inminencia de la muerte en una sonoridad agresiva o melanc¨®lica, de atm¨®sferas orquestadas en la antesala de la m¨¢s impensable nada.
En el transcurso de un a?o tan luctuoso para el pop, ninguna muerte me ha tocado tan hondamente. Presenciar en un escenario londinense la obra teatral en la que trabajaba cuando falleci¨® ¡ªla inspirada y pasional Lazarus, como el tema de Blackstar¡ª alivi¨® en cierto modo mi incr¨¦dula tristeza. Al sonar sus canciones en otras voces ca¨ªa sobre la conciencia esa fat¨ªdica verdad que nos negamos a aceptar tras una p¨¦rdida: que los muertos nos hablan m¨¢s elocuentemente al irse alejando de nuestra cotidianidad, al escarcharse su sombra en el recuerdo. Lazarus retoma el primer personaje cinematogr¨¢fico de Bowie, aquel extraterrestre varado en la tierra y finalmente alienado por nuestra glotoner¨ªa medi¨¢tica, y encara el aislamiento, la demencia, el exceso, la inmortalidad, asuntos centrales de su obra. Al concluir la representaci¨®n, abandonaban el teatro muchos ojos humedecidos. No los m¨ªos: sobre escena hab¨ªa estado Bowie, tan presente como cuando invent¨® a Ziggy Stardust.
¡®¡¯Siempre hizo lo que quiso¡¯¡¯, escribi¨® Visconti. ¡®¡¯Y quiso hacerlo a su modo y de la mejor manera posible. Su muerte no fue distinta de su vida: una obra de arte¡¯¡¯.
La elecci¨®n de los lectores de EL PA?S coincide con la de las cr¨ªticos con un 56% de los votos.
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