Peque?o gran h¨¦roe
La pel¨ªcula de Pradal se acerca al universo del tebeo en su estilizada direcci¨®n art¨ªstica y en su viva gama crom¨¢tica, pero el resultado se resiente de unos inadecuados efectos digitales
BENITO SANS?N Y LOS TAXIS ROJOS
Direcci¨®n: Manuel Pradal.
Int¨¦rpretes: Leopold Huet, G¨¦rard Jugnot, Jean Reno, Thierry Lhermitte.
G¨¦nero: comedia. Francia, 2014
Duraci¨®n: 77 minutos.
Cuando el cine espa?ol se dispone a adaptar a la gran pantalla las aventuras de alg¨²n c¨¦lebre personaje de la Escuela Bruguera ¡ªsean Zipi y Zape o Anacleto¡ª, uno tiene la sensaci¨®n de que los productores han dado la consigna de apartarse lo m¨¢s posible del referente original: he ah¨ª un s¨ªntoma de un problema cultural que viene de lejos. Una letal combinaci¨®n de pereza, desinter¨¦s o simple ignorancia condena a la invisibilidad el rico patrimonio cultural de nuestra historieta. Basta cruzar los Pirineos para encontrarse con la situaci¨®n inversa: lejos de girar la espalda a sus fuentes de inspiraci¨®n para mimetizar modelos cinematogr¨¢ficos ajenos que nada tuviesen que ver con ellas, Benito Sans¨®n y los taxis rojos de Manuel Pradal es una razonablemente fidedigna adaptaci¨®n del primer ¨¢lbum del personaje creado por Peyo, padre de Los Pitufos, en 1960.
Nacido en las p¨¢ginas del semanario Spirou, Benito Sans¨®n, ni?o min¨²sculo con boina, bufanda azul, chaqueta roja, pantal¨®n corto y fuerza descomunal susceptible de ser neutralizada por un trivial resfriado, fue la muy ingeniosa respuesta de Peyo a la figura ic¨®nica de Superman, cuya omnipotencia siempre le pareci¨® mec¨¢nica y fastidiosa. El personaje llega al cine tras haber protagonizado 14 ¨¢lbumes, el ¨²ltimo de ellos publicado el a?o pasado.
La pel¨ªcula de Pradal se acerca razonablemente al universo del tebeo en su estilizada direcci¨®n art¨ªstica y en su viva gama crom¨¢tica, pero el resultado se resiente ¡ª?y mucho!¡ª de unos inadecuados efectos digitales ¡ªque le quitan peso y presencia a los saltos del personaje¡ª y, sobre todo, de una manifiesta ineptitud para traducir los siempre afortunados gags visuales de la vi?eta a la pantalla. Un G¨¦rard Jugnot con un f¨ªsico que podr¨ªa haber dibujado Peyo destaca en un reparto que hubiese requerido de un Sans¨®n m¨¢s carism¨¢tico. Una oportunidad perdida.
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