Florida, el jard¨ªn de lo freak
El a?o 2016 dej¨® dos libros de eruditos en las rarezas de este Estado
Por poner un ejemplo: hablemos de Reza Baluchi.
Nacido en Ir¨¢n y residente en Florida, el se?or Baluchi hizo en 2016 su tercer intento frustrado de llegar desde su Estado a las Bahamas en una m¨¢quina de propulsi¨®n hidr¨¢ulica construida por ¨¦l, parecida a una rueda de h¨¢mster.
La Guardia Costera lo detuvo en medio del mar. Baluchi, que en los dos intentos anteriores se hab¨ªa dejado arrestar pac¨ªficamente, esta vez amenaz¨® con un cuchillo a los agentes. O le permit¨ªan continuar su gesta o se mataba.
Los polic¨ªas, finalmente, lo detuvieron y lo mandaron a un centro de salud mental del que sali¨® pronto. Afirmando que lo volver¨ªa a intentar.
Con 20 millones de habitantes y unos 100 millones de turistas al a?o, Florida tiene reputaci¨®n de tierra de freaks ¨Cen ingl¨¦s, gente rara¨C y dos eruditos en frikismo floridiano publicaron sendos libros en 2016 que lo respaldan.
La historia de Baluchi no forma parte de sus antolog¨ªas de disparates. Es m¨¢s reciente. S¨®lo una muestra de que la m¨¢quina de surrealismo en Florida no se detiene. Sin ir m¨¢s lejos, hace un par de semanas se conoci¨® que la Comisi¨®n de Pesca y Vida Salvaje de Florida le dio permiso a una granjera para poder seguir conviviendo en su hogar con Rambo, un cocodrilo de dos metros.
Uno de los libros ¨Cambos disponibles s¨®lo en ingl¨¦s¨C se titula Oh, Florida. How America¡¯s Weirdest State Influences the Rest of the Country (St. Martin¡¯s Press) ¨CC¨®mo el Estado m¨¢s raro de Am¨¦rica influye en el resto del pa¨ªs¨C. Comienza contando que en 1845, cuando Florida se constituy¨® como Estado, su primera bandera llevaba el lema Let Us Alone, o llanamente Dejadnos en paz.
Un mensaje primigenio de singularidad que define a una tierra ¨Cuna pen¨ªnsula descolgada del continente¨C que ha ido acumulando poblaci¨®n venida de otros Estados del pa¨ªs o de tierras remotas. El autor, el periodista del Tampa Bay Times Craig Pittman, destaca en el arranque un pueblo llamado Sweetwater fundado ¡°por una tropa de enanos de circo rusos cuyo autob¨²s se averi¨®¡± all¨ª mismo ¨Caunque luego fue un lugar de llegada de exiliados nicarag¨¹enses.
Florida ya es el tercer Estado m¨¢s poblado del pa¨ªs y es el que m¨¢s gente atrae anualmente desde otros Estados. En Best State Ever. A Florida Man Defends His Homeland (Putnam) ¨CEl mejor Estado. Un hombre de Florida defiende su patria¨C el columnista del Miami Herald y premio Pulitzer Dave Barry desglosa sus encantos. Su clima c¨¢lido, sus bajos impuestos, la diversi¨®n y su car¨¢cter tolerante, que incluye a la administraci¨®n p¨²blica: seg¨²n Barry, brinda el carn¨¦ de conducir ¡°a cualquier organismo compuesto por m¨¢s de una c¨¦lula¡±.
El libro de Barry es una cr¨®nica amena de lugares ex¨®ticos. Desde un campo de tiro con armas pesadas hasta Gatorland, un parque de caimanes en el que comprueba la permanente inmovilidad de unos animales que en teor¨ªa deber¨ªan provocar tremendo temor a los asistentes: ¡°Algunos de ellos ten¨ªan pinta de no haberse movido desde la Administraci¨®n Reagan¡±, explica.
La fauna es protagonista en los dos libros. Pitmann, un recolector de noticias raras de Florida, menciona que en una misma semana de 2013 la polic¨ªa inform¨® de la detenci¨®n de una llama andina y un canguro que andaban sueltos. O el caso de una mujer que en St. Pete Beach vio un manat¨ª, un mam¨ªfero marino similar a una foca con cara de perrito triste, en peligro de extinci¨®n, y se mont¨® sobre ¨¦l como si fuera un potro salvaje. Se le imput¨® ¡°una falta¡±.
La obra de Pitmann es m¨¢s abarcadora. Combina lo humor¨ªstico con un sinf¨ªn de detalles hist¨®ricos, econ¨®micos y sociales. Expone el contraste, tan americano, de que en Florida sea usual abjurar del Gobierno federal sin tener en cuenta la importancia de los fondos de Washington. Florida recibi¨® en 2011 unos 577.000 millones de d¨®lares, m¨¢s que ning¨²n otro Estado; Texas, el segundo, se llev¨® 294.000, seg¨²n los datos del autor. Critica la irresponsabilidad y/o trapacer¨ªa en el manejo de fondos p¨²blicos. V¨¦ase que la Florida State University, por ejemplo, paga seg¨²n Pittman cinco millones de d¨®lares al entrenador de su equipo de f¨²tbol americano mientras ¡°arranca los tel¨¦fonos de los despachos de profesores y desenrosca bombillas en edificios del campus para ahorrar¡±.
Las an¨¦cdotas chistosas tambi¨¦n son abundantes en el libro de Pittman, que se recrea en los titulares de prensa m¨¢s inveros¨ªmiles, como Un hombre escapa sobre un cortac¨¦sped de un drogadicto armado con un machete o Un hombre de Florida llega a atracar un banco borracho y a bordo de un taxi.
Los jubilados que se mudan a Florida para disfrutar su madurez bajo el sol son otro ingrediente esencial de este Estado. Barry dedica un cap¨ªtulo de Best State Ever a la ciudad de retiro de The Villages, exclusiva para ellos. Un barrio residencial cicl¨®peo con m¨¢s 100.000 jubilados y m¨¢s de 60.000 carritos de golf en los que se desplazan, con una media de atenci¨®n m¨¦dica urgente de cuatro minutos (frente a los 10 de media nacionales, en datos de Barry) y un porcentaje de supervivencia a los infartos del 40%, frente al 10 nacional. Barry concibe The Villages como un producto esencialmente floridiano, donde los jubilados se entregan al baile cada noche sin importarle un pepino su falta de pericia en la danza o en donde un profesor de Biolog¨ªa retirado toma la soberana decisi¨®n de ponerle de apodo a su pene Se?or Medianoche.
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