¡®El final del camino¡¯ se queda a medias
La serie de La 1 abusa de estereotipos (no hay ¨¢rabe bueno) y tiene carencias derivadas de los ajustados presupuestos y licencias que llaman la atenci¨®n. Pero no todo es malo
TVE sigue apostando por las series hist¨®ricas. Isabel, Carlos, Rey Emperador, en cierta forma El Ministerio del Tiempo... Casan bien con un entretenimiento que puede atraer a una audiencia amplia y, de paso, sirven como una forma amena de repasar la historia. Esa ruta la contin¨²a con El final del camino, que arranc¨® este mi¨¦rcoles en La 1. Eso s¨ª, en este caso m¨¢s que ante una serie hist¨®rica estamos ante una serie que tiene cierto momento hist¨®rico como tel¨®n de fondo.
Estamos en el siglo XI. Gonzalo y Esteban ven c¨®mo su tercer hermano, Pedro, es llevado prisionero de los musulmanes cuando son peque?os despu¨¦s de haber presenciado la muerte de su madre. Los dos que permanecen juntos crecer¨¢n en Compostela, sin tener noticias del tercero hasta a?os despu¨¦s, justo cuando el rey Alfonso VI se propone tomar Toledo, donde, precisamente, se encuentra preso el hermano en cuesti¨®n. La historia transcurre entre traiciones, luchas, choques de lealtades e intrigas varias en un entramado de personajes que se presenta en el primer cap¨ªtulo. Y mientras, como tel¨®n de fondo, el comienzo de la construcci¨®n de la catedral de Santiago.
El resultado es una serie digna pero que no llega a rematar. Adem¨¢s de algunos estereotipos cl¨¢sicos (no hay ¨¢rabe bueno) o carencias derivadas de los ajustados presupuestos de las series espa?olas (esa sensaci¨®n de cart¨®n piedra en los decorados de vez en cuando), ciertas licencias llaman la atenci¨®n, como la velocidad en trasladarse desde Toledo a Compostela a caballo con un hombre moribundo o la cuesti¨®n de los acentos, con el gallego desaparecido y ¨¢rabes con acento ?franc¨¦s? La duraci¨®n de los cap¨ªtulos de las series espa?olas tampoco ayuda a dar ligereza a la trama, que en ocasiones no avanza como deber¨ªa.
A su favor, unos actores eficientes en general, especialmente las dos mujeres de la historia. Tambi¨¦n se agradece la abundancia de exteriores y el esfuerzo por querer dar un plus a la factura visual de la producci¨®n, algo en lo que, en general, las series espa?olas han mejorado mucho ¨²ltimamente.
La mezcla entre historia y aventuras no termina de cuajar y la trama se enmara?a con tanto personaje de forma que no engancha lo suficiente, pero El final del camino lo intenta con dignidad. Ahora quedan por delante otros siete episodios. Veremos si se decantan por el lado de ?guila Roja y la aventura, por el de Isabel y la historia o por una combinaci¨®n de los dos y si consiguen la reconquista del p¨²blico.
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