Muere Magic Alex, inventor al servicio de los Beatles
Alexis Marda tambi¨¦n promet¨ªa blindar coches para personalidades, incluyendo al futuro rey Juan Carlos I
Yanni Alexis Mardas, autoproclamado inventor y experto en seguridad, fue encontrado muerto el viernes 13 de enero en su piso de la calle Kanari, en Kolonaki, el barrio comercial de Atenas. Mardas, que ten¨ªa 74 a?os, sufr¨ªa de neumon¨ªa; su fallecimiento debi¨® ocurrir varios d¨ªas antes.
Mardas ha pasado a la historia como Magic Alex, un apodo que le coloc¨® John Lennon. Se hab¨ªa introducido en el c¨ªrculo de los Beatles en 1966, tras poner en circulaci¨®n su nothing box, una caja con luces que se encend¨ªan y se apagaban de forma aleatoria, sin posibilidad de apagarlas, supuestamente un buen complemento para los viajes con LSD.
Hasta entonces, Mardas se ganaba la vida arreglando televisores pero ten¨ªa labia y embauc¨® a los Beatles con sus ideas de desarrollar una pintura que cambiara de color o que invisibilizara cualquier objeto, por no hablar de un sol artificial o un campo de fuerza que rechazara a los intrusos. Algunas ocurrencias, es cierto, se adelantaban a su tiempo: estaba detr¨¢s de un tel¨¦fono que respondiera a la voz de su due?o y que identificara las llamadas entrantes; tambi¨¦n especul¨® con introducir una se?al inaudible que impedir¨ªa que se pudieran hacer copias caseras de los discos.
Entusiasmados, los Beatles le pusieron a sueldo y, en 1968, le colocaron al frente de Apple Electronics, con el a?adido de un paquete de acciones. Estaba en el meollo del pop; a su boda acudieron Lennon, George Harrison y Donovan. Se implic¨® tanto en las intimidades del grupo que particip¨® en tareas repugnantes, como el encargo de emborrachar y seducir a la esposa de John, Cynthia Lennon; se pretend¨ªa que ella no planteara objeciones al inevitable divorcio, tras la llegada de Yoko Ono.
Incluso alent¨® a que los Beatles compraran una peque?a isla griega, para que materializaran una fantas¨ªa juvenil, a lo Guillermo Brown, de los cuatro de Liverpool. Aparentemente, no advirtieron la incoherencia (?y el peligro!) de pasar largas temporadas viviendo bajo una dictadura de extrema derecha. Mardas aseguraba que nada hab¨ªa que temer: su padre era un alto funcionario de la polic¨ªa y simpatizaba con los coroneles golpistas.
Inevitablemente, Magic Alex qued¨® en evidencia. Siempre pod¨ªa alegar que estaba en fase de experimentaci¨®n de sus invenciones, pero en 1968 prometi¨® a los Beatles algo muy espec¨ªfico: dise?ar un estudio de 72 pistas en el edificio de Apple Corps; el est¨¢ndar de la industria musical eran las consolas de 8 pistas.
Cuando los Beatles entraron en aquel s¨®tano, descubrieron que nada funcionaba, y eso que el plan original hab¨ªa sido reducido a una m¨¢quina de 16 pistas; el estudio ni siquiera ten¨ªa aislamiento ac¨²stico. Hubo que recurrir al fiel George Martin, bajo cuyas ¨®rdenes se instalaron dos eficientes grabadoras de 4 pistas prestadas por EMI. Con todo, Mardas se enquist¨® en su ficci¨®n de que Apple Electronics era una empresa prometedora; s¨®lo fue despedido en 1969, cuando lleg¨® Allen Klein, el implacable nuevo m¨¢nager de los Beatles.
Ya en los setenta, Mardas demostr¨® ampliamente que su capacidad para engatusar no se limitaba a las estrellas del pop. A trav¨¦s de Constantino II, depuesto rey de Grecia, ofreci¨® sus sistemas de protecci¨®n en diferentes pa¨ªses. El entonces pr¨ªncipe Juan Carlos de Borb¨®n pidi¨® que le blindara un coche peque?o de su propiedad; Mardas fue incapaz de realizar el encargo. Posteriormente, intent¨® venderle un Range Rover tan acorazado que resultaba dif¨ªcil de conducir por las carreteras de Mallorca.
Mardas prefer¨ªa ofertar coches nuevos de alta gama, cuyo precio se multiplicaba gracias a misteriosos procesos que garantizaban que resistir¨ªan granadas y proyectiles. Se supon¨ªa que detr¨¢s de sus negocios, con nombres como Alcom Devices, estaba el Sha de Persia, que adquiri¨® varios modelos. Otros mandatarios fueron m¨¢s desconfiados. Los guardaespaldas brit¨¢nicos del sult¨¢n de Om¨¢n pusieron a prueba uno de los Mercedes que Mardas hab¨ªa ¡°protegido¡±: el veh¨ªculo explosion¨®. Una prueba similar, a petici¨®n del rey Husein de Jordania, revel¨® que no aguantaban una lluvia de balas.
Mardas desapareci¨® en el mundo nebuloso de la seguridad privada y el antiterrorismo. Muy celoso de su reputaci¨®n, emprendi¨® querellas por difamaci¨®n contra medios period¨ªsticos en el Reino Unido y Estados Unidos que le retrataban como un estafador; en alg¨²n caso, consigui¨® indemnizaciones y retractaciones, alegando que ¨¦l nunca hab¨ªa prometido aquellos fabulosos inventos (t¨¦cnicamente, estaba en lo cierto: fueron los propios Beatles quienes alardearon de sus proyectos). En 2004, sac¨® a subasta en Christie¡¯s algunos de los regalos de Lennon que conservaba, incluyendo dibujos y una guitarra Vox. Prometi¨® entregar lo recaudado a organizaciones caritativas pero se perdi¨® el rastro del dinero.
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