El arte de la evasi¨®n
La justicia absuelve por sorpresa a la familia Wildenstein de marchantes franceses en "el caso de fraude fiscal m¨¢s sofisticado" de la historia reciente
No es habitual que un magistrado anuncie su dictamen reconociendo que este ¡°se opone al sentido com¨²n¡± y que corre el riesgo ¡°de ser incomprendido por el pueblo¡±. Sucedi¨® el jueves pasado en la 32? sala del Palacio de Justicia de Par¨ªs, durante el esperado desenlace del caso que enfrenta al fisco franc¨¦s con la familia Wildenstein. Este conocido clan de marchantes de obras de arte llevaban 15 a?os implicados en un caso de fraude y evasi¨®n fiscal. Todo apuntaba a su culpabilidad, hasta que el jueves quedaron absueltos.
Tras leer una sentencia de 95 p¨¢ginas a lo largo de una hora, el juez Olivier G¨¦ron sostuvo que, pese a haber detectado ¡°una clara intenci¨®n¡± de camuflar parte de la fortuna familiar, las ¡°lagunas¡± demostradas por la investigaci¨®n y la ausencia de legislaci¨®n durante el periodo en que transcurrieron los hechos no le permit¨ªan incriminar a ninguno de los miembros de la familia. ¡°Un tribunal no puede concluir que ha habido una impostura frente a la ausencia de pruebas directas¡±, afirm¨® G¨¦ron.
Su historia es digna de una pel¨ªcula, igual que este inesperado giro final. Tras la muerte del patriarca, Daniel Wildenstein, en 2001, sus hijos Guy y Alec declararon que su herencia se elevaba a 41 millones de euros, por los que liquidaron 17,7 millones en concepto de tasas. Recurrieron a la daci¨®n en pago, autorizada por el derecho franc¨¦s, donando un conjunto de bajorrelieves dise?ados, en el siglo XVIII, para Mar¨ªa Antonieta. M¨¢s tarde, la fiscal¨ªa del caso descubri¨® que la herencia ser¨ªa bastante m¨¢s cuantiosa: sus obras de arte se encontraban ocultas en sociedades domiciliadas en las Bahamas y otros para¨ªsos fiscales. Los herederos aseguraron que esos movimientos fueron ejecutados por su padre poco antes de su muerte. ¡°Mi padre nunca hablaba de sus negocios¡±, se excus¨® Guy durante el juicio, celebrado el pasado oto?o. ¡°Era un hombre de pocas palabras¡±.
El tribunal afirma que, por lo menos desde hace tres generaciones, los Wildenstein se han preocupado por ocultar parte de su colosal fortuna para pagar menos impuestos. El obst¨¢culo para condenarlos es que la ¨²nica ley que permite combatir este tipo de fraudes fue aprobada en 2011 ¨Cy r¨¢pidamente apodada como ¡°ley Wildenstein¡±¨C, mientras que los hechos juzgados sucedieron entre 2001 y 2008. La fiscal¨ªa, que hab¨ªa tildado este dosier como ¡°el m¨¢s sofisticado y largo caso de fraude fiscal¡± de la historia reciente, hab¨ªa exigido 4 a?os de c¨¢rcel y 250 euros de multa para Guy Wildenstein, de 71 a?os, amigo del expresidente Nicolas Sarkozy y patrono de la antigua UMP, el partido de centroderecha que fue refundado como Los Republicanos en 2015. Su hermano Alec, asiduo en las p¨¢ginas de la prensa rosa por su matrimonio con Jocelyn Wildenstein ¨Cla llamada ¡°mujer gato¡±, conocida por haberse gastado 4 millones de d¨®lares en cirug¨ªa pl¨¢stica¨C, falleci¨® en 2008. El resto de imputados tambi¨¦n quedaron absueltos: el hijo de Alec, su ¨²ltima esposa Liouba Stoupakova, dos abogados y un notario.
Dinast¨ªa marcada
Los Wildenstein son una dinast¨ªa de marchantes jud¨ªos que iniciaron sus actividades en el arte en el siglo XIX. El primero fue Nathan Wildenstein, modisto alsaciano que se fund¨® una galer¨ªa en Par¨ªs en 1905, a trav¨¦s de la que amas¨® una peque?a fortuna y constituy¨® una primera colecci¨®n. Tras su muerte, la leg¨® a su hijo Georges, historiador del arte y editor de libros, que tambi¨¦n fue mecenas de Picasso, Dal¨ª o Max Ernst. Y este, a su vez, a su hijo Daniel, que logr¨® ampliar la colecci¨®n familiar con obras de Renoir, Monet y otros impresionistas. Tambi¨¦n fund¨® el Instituto Wildenstein, conocido por sus cat¨¢logos razonados de artistas de ese periodo, de referencia en el mundo del arte.
La pol¨¦mica ha salpicado varias veces a los Wildenstein. Durante los noventa, el libro El museo desaparecido (Destino), del portorrique?o H¨¦ctor Feliciano, conocido por haber documentado los expolios sistem¨¢ticos de los nazis, los acus¨® de haber sustra¨ªdo obras pertenecientes a familias jud¨ªas durante la Segunda Guerra Mundial, ali¨¢ndose con el marchante Karl Haberstock, quien form¨® parte del comit¨¦ del ¡°arte degenerado¡± de Hitler. La familia, que siempre lo ha desmentido, denunci¨® a Feliciano por difamaci¨®n, pero la justicia francesa no les dio la raz¨®n, al no descartar que esa acusaci¨®n fuera cierta. Entre las propiedades del clan figuran jets privados, caballos de carreras o un terreno de 30.000 hect¨¢reas en Kenia, donde se rodaron partes de Memorias de ?frica. Tambi¨¦n una colecci¨®n formada por unas 2.500 obras de arte, cuantificada en 1.000 millones de euros y que Daniel Wildenstein deriv¨® a las Bahamas en 1998. Desde entonces, casi 700 de esas obras habr¨ªan sido vendidas, generando beneficios de m¨¢s de 200 millones de euros.
Los entresijos econ¨®micos de la familia quedaron al descubierto durante la d¨¦cada pasada, cuando la viuda de Daniel, Sylvia Roth Wildenstein, denunci¨® la extorsi¨®n a la que la hab¨ªan sometido los hijos de su esposo. Seg¨²n Roth, Guy y Alec la obligaron a renunciar a su herencia haci¨¦ndole creer que su marido hab¨ªa muerto en la ruina. A cambio, le propusieron un apartamento y una compensaci¨®n de 400.000 euros anuales. La justicia francesa determin¨® en 2005 que sus hijastros deb¨ªan pagarle 20 millones de euros como adelanto de una fortuna que, seg¨²n The New York Times, pod¨ªa alcanzar los 4.000 millones de euros. Fallecida de c¨¢ncer de ovarios en 2010, Sylvia dej¨® en su testamento la instrucci¨®n de seguir luchando hasta obtener una reparaci¨®n total.
El caso podr¨ªa tener una ¨²ltima pr¨®rroga. De entrada, porque la acusaci¨®n ha anunciado que recurrir¨¢ la sentencia. Y, en segundo lugar, porque Guy Wildenstein sigue teniendo un caso pendiente con la justicia civil. El fisco le reclama 550 millones de euros y le insta a explicarse sobre el medio millar de cuadros encontrados en 2011 en la sede del Instituto Wildenstein. Algunos de ellos aparec¨ªan en las listas de obras expoliadas a jud¨ªos por los nazis.
Un juicio con inesperado giro final
La acusaci¨®n hab¨ªa exigido 4 a?os de c¨¢rcel y 250 millones de multa para Guy Wildenstein, de 71 a?os, por haber ocultado las obras de arte de la colecci¨®n familiar en para¨ªsos fiscales. Tambi¨¦n estaban imputados su sobrino, su cu?ada, dos abogados y un notario.
El tribunal detect¨® una ¡°clara intenci¨®n¡± de evadir impuestos, pero absolvi¨® a todos los imputados ante las ¡°lagunas¡± de la investigaci¨®n y la falta de legislaci¨®n en el periodo juzgado, entre 2001 y 2008.
Durante los noventa, un libro del periodista H¨¦ctor Feliciano, El museo desaparecido: la conspiracion nazi para robar obras maestras del arte europeo (Destino), acus¨® a la familia de haber expoliado obras de familias jud¨ªas durante la II Guerra Mundial ali¨¢ndose con el marchante filonazi Karl Haberstock. Los Wildenstein lo niegan.
Un juicio con inesperado giro final
- La acusaci¨®n hab¨ªa exigido 4 a?os de c¨¢rcel y 250 millones de multa para Guy Wildenstein, de 71 a?os, por haber ocultado las obras de arte de la colecci¨®n familiar en para¨ªsos fiscales. Tambi¨¦n estaban imputados su sobrino, su cu?ada, dos abogados y un notario.
- El tribunal detect¨® una ¡°clara intenci¨®n¡± de evadir impuestos, pero absolvi¨® a todos los imputados ante las ¡°lagunas¡± de la investigaci¨®n y la falta de legislaci¨®n en el periodo juzgado, entre 2001 y 2008.
- Durante los noventa, un libro acus¨® a la familia de haber expoliado obras de familias jud¨ªas durante la Segunda Guerra Mundial ali¨¢ndose con el marchante filonazi Karl Haberstock. Los Wildenstein siempre lo han negado.
Babelia
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