Surrealismo ¡®kitsch¡¯
El CAC de M¨¢laga acoge la barroca ret¨®rica y el pueril ¨¢nimo transgresor del estadounidense Mark Ryden, autor del 'urban art' de culto
El Centro de Arte Contempor¨¢neo de M¨¢laga ocupa el edifico del que fuera antiguo mercado de abastos. Esto parece ejercer una influencia determinante en su programaci¨®n, que se dir¨ªa regida por el criterio ¨²nico de aquella tan mentada mano invisible. El centro, siendo p¨²blico, ha estado, desde su inauguraci¨®n, gestionado por una empresa privada, bajo cuya l¨®gica los protagonistas de sus exposiciones han sido los objetos: obras de artistas en vogue, emergentes, resurgentes o resucitados artificialmente al calor del comercio. Un sensacionalismo que confunde valor y precio.
La de Ryden era una firma mundialmente conocida tras crear la portada de 'Dangerous' (1991) de Michael Jackson
En los ¨²ltimos a?os, el CAC se ha ido abriendo al variado fen¨®meno del urban art, una producci¨®n cultural muy del gusto de un nuevo tipo de consumidores, ajeno, cuando no hostil, a otras expresiones del arte contempor¨¢neo, y marcada por la hipermercantilizaci¨®n de sus referencias est¨¦ticas: grafiti, tatuaje, tuneados¡ Una especie de street art de interiores que con soltura salta de las salas de arte al territorio del dise?o o la publicidad y viceversa.
A un autor de culto en ese ¨¢mbito, Mark Ryden (Oreg¨®n, EE?UU, 1963), dedica el CAC una retrospectiva, la primera individual del artista en Europa, que bajo el t¨ªtulo de C¨¢mara de las maravillas re¨²ne pinturas y esculturas fechadas entre 1991 y 2016. La carrera de ilustrador de Ryden dio un giro en 1994, al verse publicada una obra suya en la cubierta de Juxtapoz, la biblia del Lowbrow, movimiento de arte urbano alternativo que, junto con su predilecci¨®n por las manifestaciones t¨ªpicas del underground (grafiti, c¨®mic¡), se distingue por su defensa encendida del oficio frente al intelectualismo al uso y la jerga cr¨ªptica, tan autosatisfecha como a la vez sumisa a la voz de su amo (la precariedad y el pluriempleo ahorcan) de la cr¨ªtica de arte, pero tambi¨¦n por una fe excesivamente simple en el n¨²mero de likes como medida de todas las cosas.
Procedente del mundo de la publicidad comercial, la de Ryden era ya una firma reconocida mundialmente tras haber realizado en 1991 la portada del disco Dangerous, de Michael Jackson. El cuadro original puede verse en esta exposici¨®n. Es la obra m¨¢s antigua de la muestra, y en ella, como en una abarrotada almoneda, se advierten ya elementos recurrentes en su barroca ret¨®rica: alusiones al mundo del circo, los libros infantiles ilustrados de finales del XIX, la numerolog¨ªa, la astrolog¨ªa y otros ocultismos; ¨¢ngeles y animales de todo pelaje, destacando un galgo afgano, con su capa de armi?o y su corona, al modo del Napole¨®n de Ingres. Que no es la sola cita culta: hay adem¨¢s recortes de Botticelli y El Bosco. Y tambi¨¦n est¨¢ Macaulay Culkin.
Se?alar que en un trabajo art¨ªstico se mezclen, con pueril ¨¢nimo transgresor, elementos procedentes de la alta y la baja cultura es decir, a estas alturas, m¨¢s bien poco. La versi¨®n m¨¢s com¨²n y epid¨¦rmica del arte posmoderno se caracteriza precisamente por su desinhibici¨®n al respecto: el mundo es un archivo indiscriminado de im¨¢genes, un mercadillo inmenso en el que rebuscar y escoger a placer: cut and paste estampas religiosas, flora y fauna, juguetes y chacinas, peluches, dinosaurios, porcelanas o big eyed dolls. El cat¨¢logo todo del centro comercial.
Esa es la norma. De ah¨ª el hincapi¨¦ que, a fin de marcar una diferencia, hacen hagi¨®grafos y fans en el tiempo que tarda Ryden en terminar cada obra: seis meses para Dangerous.
En efecto, un rasgo distintivo de la obra de Ryden reside en que no solo desentierra del bazar del anticuario las im¨¢genes, sino que, a su vez, rescata unos procedimientos y recetas que tambi¨¦n son vintage, artificios largamente desde?ados por la pr¨¢ctica art¨ªstica moderna y contempor¨¢nea, y que es lo que utiliza como pegamento: la excelencia t¨¦cnica, el perito pincel y la disciplinada manufactura artesanal. Todo ello confiere un aura de bon ton que domestica cualquier posible estridencia entre las disparejas alusiones a esto o a lo otro, a los sue?os freudianos, a los cuentos de hadas o a Dios y su madre.
Nos encontramos ante una de las cumbres de la peculiar programaci¨®n de este centro: este popificado surrealismo no es sino un simulacro sobreazucarado de los experimentos de las viejas vanguardias de principios del XX. Poco hay de azar en la coreograf¨ªa de escaparate de estos encuentros nada fortuitos entre paraguas y m¨¢quinas de coser. Un kitsch profesional operado con total precisi¨®n desde la torre de control, donde no hay lugar alguno para la sorpresa. As¨ª, no es de extra?ar que en la exposici¨®n se vea m¨¢s gente haci¨¦ndose selfies con los cuadros que propiamente contempl¨¢ndolos.
Mark Ryden. C¨¢mara de las maravillas. Centro de Arte Contempor¨¢neo de M¨¢laga. Hasta el 5 de marzo.
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