¡°Mi empe?o consiste en escapar al clich¨¦¡±
Dos exposiciones potencian el discurso art¨ªstico de Oriol Vilanova sobre la compulsi¨®n del coleccionismo y las econom¨ªas subalternas
Tiene la intuici¨®n de los que caminan sin mapa y de los que se orientan en la inestabilidad. Oriol Vilanova (Manresa, 1980) se siente c¨®modo entre contrarios. Le gustan los dobles sentidos: de la iconograf¨ªa a la iconoclastia, del vac¨ªo como lleno a la memoria como forma de olvidar. El suyo es otro modo de contar la historia, a base de giros, saltos, regresos, confrontaciones y contradicciones. La principal es temporal. Vilanova vive siempre en domingo. El d¨ªa de los paseos tranquilos, ¨¦l acelera el paso por el mercado de pulgas de Bruselas, ciudad en la que se instal¨® hace cuatro a?os dejando atr¨¢s Par¨ªs movido por su fascinaci¨®n por el Jeu de Balle. Aunque no hay mercado que no visite cuando viaja, que es a menudo, fruto del reclamo que ha despertado en la escena internacional. En cada lugar busca postales de todo tipo: arcos de triunfo, camas, puertas cerradas, gatos, jarrones, palomas, museos de cera, restaurantes, el Valle de los Ca¨ªdos¡
Las colecciona desde antes de dedicarse al arte y se han convertido en base conceptual para sus obras de teatro, instalaciones y performances. Hoy tiene m¨¢s de 34.000 de m¨¢s de 100 series diferentes, que conviven en cajas con los libros de su biblioteca en un apartamento de estancias abiertas t¨ªpicamente bruxellois. Como Broodthaers, tambi¨¦n belga, apuesta por la poes¨ªa como arma pol¨ªtica. ¡°El mercado es mi caso de estudio. Nunca s¨¦ lo que busco y mis encuentros se producen de forma inesperada. Es un espacio donde se hace evidente el presente del pasado, una yuxtaposici¨®n de tiempos e historias. Se mezclan materiales coet¨¢neos con vestigios de otros tiempos, desde recuerdos familiares, reliquias franquistas, artilugios dom¨¦sticos y fragmentos coloniales. All¨ª, soy un voyeur y un lector despreocupado¡±, explica.
Quedamos en el Rastro en su formato m¨¢s dominical. Aparece acompa?ado del brazo por el azar, cuesti¨®n de actitud, dice, como si reivindicara cierta mezcla de tozudez y esperanza. Est¨¢ en Madrid para releer la parte menos conocida de los fondos del CA2M, la colecci¨®n de obra gr¨¢fica. Conociendo su inter¨¦s por trastocar la idea de archivo y de museo, cero nost¨¢lgica, es f¨¢cil imaginar un proyecto que dista mucho de una exposici¨®n al uso. Recorre el mercado pensando esa idea. A los cinco minutos ya ha comprado 10 postales y ha regateado dos veces. Un florero y un gato van directos para el otro de los proyectos que tiene en curso. El 5 de febrero saca a la luz casi la totalidad de su colecci¨®n en la Fundaci¨®n Antoni T¨¤pies de Barcelona. Hasta 30.000 postales convertir¨¢n este espacio en un museo de todas las ¨¦pocas y ¨¢mbitos geogr¨¢ficos a trav¨¦s de un formato tan modesto como la postal. Dos exposiciones en las que Oriol Vilanova habla de la compulsi¨®n del coleccionismo, las econom¨ªas subalternas y la posibilidad de fabricar una historia de la cultura a trav¨¦s del intercambio de im¨¢genes.
La postal ha sido un medio de propaganda tanto tur¨ªstico como pol¨ªtico, encarg¨¢ndose de documentar monumento por monumento¡±
¡ªSu proyecto en el CA2M es un ejemplo paradigm¨¢tico de ese juego de opuestos. Por un lado, re¨²ne vitrinas vac¨ªas de varios de los museos de Madrid, y por otro, la colecci¨®n de obra gr¨¢fica desenmascarada api?ada en un rinc¨®n. ?Qu¨¦ di¨¢logo propone?
¡ªLos museos suelen utilizar las vitrinas como un formato de presentaci¨®n neutra, quedando en segundo plano y cediendo todo el protagonismo a los objetos que contienen. Aqu¨ª se muestran como lo que son, dej¨¢ndolos vac¨ªos, evocando sus fantasmas y cuestionando su neutralidad. Por otro lado, hay una instalaci¨®n a modo de arquitectura armario, o mueble ropero, que recoge toda la obra gr¨¢fica del CA2M en el menor espacio posible para ser mostrada. Est¨¢ ordenada por medidas, sin discriminar ninguna de las adquisiciones, y muestra tanto los aciertos como los errores. Una suerte de gabinete de curiosidades lleno de coincidencias raras, como los que hac¨ªan los artistas en el siglo XIX. Lo que sobrevuela es una reflexi¨®n sobre la idea de colecci¨®n: c¨®mo se organiza, c¨®mo se gestiona, c¨®mo se manipula, c¨®mo se consume, c¨®mo se muestra o c¨®mo desaparece.
¡ªNunca antes ha mostrado tantas postales como lo har¨¢ en la Fundaci¨®n T¨¤pies. ?Cu¨¢l es la idea?
¡ªSobre todo, crear un ambiente. Las paredes de los dos pisos de la Fundaci¨®n T¨¤pies estar¨¢n cubiertas de postales de techo a suelo, con una lectura vertical. Una de las series de postales, la de fondos de color, estructurar¨¢ toda la instalaci¨®n, y funcionar¨¢ como una partitura. Las miles de im¨¢genes que escojo una a una acaban diluy¨¦ndose en la masa. Por una cuesti¨®n de cantidad, es imposible ver las 30.000 postales y cada uno ver¨¢ unas im¨¢genes diferentes. O de percibir una gran masa y no ver nada. Algo que pasa tambi¨¦n en el mercado de pulgas, que, aunque todo est¨¦ en el mismo plano, cada uno ve lo que quiere.
¡ª?Y por qu¨¦ la postal?
¡ªPor el objeto en s¨ª. Su anacronismo. Su imagen y su origen. Su banalidad y su singularidad. Su tama?o y su movilidad. Aquello que muestra y aquello que esconde. La postal ha sido un medio de propaganda tanto tur¨ªstico como pol¨ªtico, encarg¨¢ndose de documentar monumento por monumento. En tiempos pret¨¦ritos, para referirse a cualquier cosa, podr¨ªa haberse utilizado la frase ¡°Si no hay postal es que no existe¡±. La industria de la postal en color pas¨® por una ¨¦poca dorada en paralelo a la obertura al turismo internacional por parte del r¨¦gimen. Espa?a era y es un pa¨ªs de postal. Y pienso en la postal como espacio de publicidad y en la perpetuaci¨®n del clich¨¦ a gran escala. Me gusta la frase de Alfred Hitchcock que dice ¡°Vale m¨¢s partir del clich¨¦ que llegar a ¨¦l¡±. Mi empe?o consiste en escapar al clich¨¦. Para ello recurro a la acumulaci¨®n como forma de agotamiento. Copias en un archivo abierto, sin fin previsto. Lejos de ser un cad¨¢ver, es un espacio lleno de posibilidades, de construcci¨®n y de asociaci¨®n libre de memoria y de ficci¨®n.
¡ªM¨¢s all¨¢ de la postal en s¨ª est¨¢ la negociaci¨®n y el regateo, un material que traslada tanto a textos como a performances. Por ejemplo,?ltimo precio (2014), en el MACBA.
¡ªSe trata de abrir un espacio de negociaci¨®n, con otros tiempos, otras leyes y una teatralidad com¨²n entre comprador y vendedor.?ltimo precio se llev¨® a cabo por el personal del museo y el visitante, que negociaban el precio de la entrada al museo. En On n¡¯a rien pour (2012), por contra, era yo mismo el que vend¨ªa dinero por debajo de su precio real. Billetes de cinco euros a cuatro euros. La picaresca como activo partiendo de la idea de fracaso, ya que era un proyecto autofinanciado y, por tanto, perd¨ªa dinero.
¡ªDada su atracci¨®n por encarnar textos, tambi¨¦n en lo teatral, ?ha trabajado directamente con los que aparecen en su colecci¨®n port¨¢til?
¡ªNo, pero pronto girar¨¦ las postales.
¡®Colecci¨®n XV. Oriol Vilanova¡¯. CA2M. Madrid. Hasta el 28 de mayo.
¡®Oriol Vilanova. Domingo¡¯. Fundaci¨®n Antoni T¨¤pies. Barcelona. Del 5 de febrero al 28 de mayo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Fundaci¨®n T¨¤pies
- CA2M
- Antoni T¨¤pies
- Gobierno Comunidad Madrid
- Museos privados
- Centros culturales
- Exposiciones
- Museos
- Gobierno auton¨®mico
- Agenda cultural
- Instituciones culturales
- Fundaciones
- Comunidades aut¨®nomas
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Agenda
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Eventos
- Cultura
- Arte
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica
- Sociedad
- Babelia