¡°No imagino el cine franc¨¦s con un IVA como el espa?ol¡±
La ministra Audrey Azoulay recuerda el peso de la Cultura, que aporta un 2,3% al PIB de su pa¨ªs
Desde su despacho de molduras doradas con vistas a los jardines parisienses del Palais Royal, la ministra francesa de Cultura, Audrey Azoulay, se enfrenta a una pregunta hipot¨¦tica. ?C¨®mo le ir¨ªa al cine franc¨¦s, un campe¨®n de la cuota de pantalla si se lo compara con sus vecinos europeos, si estuviera sometido a un 21% de IVA? ¡°No me atrevo a imaginarlo¡±, responde. ¡°Para nosotros, la fiscalidad es una herramienta b¨¢sica, hasta el punto de que nos hemos inventado una que es espec¨ªfica para el cine. No es un regalo, sino una forma de contar con pol¨ªticas de apoyo a largo plazo¡±, defiende Azoulay, que no alcanza a comprender que el Gobierno espa?ol se obstine en mantener un IVA tan alto. Seg¨²n el acuerdo de legislatura suscrito entre el PP y Ciudadanos, el IVA cultural deber¨ªa bajar hasta el 10%. Salvo para el cine, que seguir¨¢ gravado al 21%, como es el caso desde 2012. ¡°Env¨ªemelo, env¨ªemelo¡¡±, solicita la ministra francesa con humor.
En 2013, frente al annus horribilis que experimentaba el cine franc¨¦s, el Gobierno del presidente Fran?ois Hollande tom¨® la decisi¨®n contraria. Decidi¨® bajar el IVA del 7% al 5,5%, situ¨¢ndolo incluso por debajo de los productos de primera necesidad. Mientras, en el resto de sectores, el tipo reducido del IVA pasaba del 7% al 10%. Adem¨¢s, en Francia existe otro impuesto del 10,7% sobre el precio de cada entrada, creado en 1948, que sirve para financiar la producci¨®n de nuevas pel¨ªculas. Sus ingresos est¨¢n destinados al Centro Nacional del Cine (CNC), el organismo que concede las subvenciones p¨²blicas. ¡°Se paga cuando se va a ver cualquier pel¨ªcula, ya sea francesa o estadounidense¡±, recuerda Azoulay. ¡°As¨ª, los grandes ¨¦xitos terminan financiando el cine de autor¡±. No por casualidad, en el sector se la conoce como la tasa Robin Hood.
La ministra recuerda que la cultura francesa es una herramienta de soft power en el mundo y una industria que aporta un 2,3% al PIB nacional, siete veces m¨¢s que el sector del autom¨®vil. ¡°Nuestro cine es un sector de excelencia, del que Francia est¨¢ muy orgullosa. Sirve para proyectar nuestra cultura en el extranjero y para contar con una industria creativa de mucho nivel, si la comparamos con otros pa¨ªses europeos¡±, afirma. ¡°Esta pol¨ªtica [cultural] es un tesoro. No nos la inventamos nosotros, porque empez¨® antes de la Segunda Guerra Mundial, pero la hemos reforzado y modernizado. Y eso deber¨¢n hacer nuestros sucesores, sean quienes sean¡±, concluye Azoulay, muy pr¨®xima a Hollande, de quien fue asesora para la cultura en el El¨ªseo hasta hace un a?o.
Entre las medidas aprobadas durante el mandato de Hollande para favorecer la producci¨®n cinematogr¨¢fica, adem¨¢s del descenso del IVA, figuran ayudas para los rodajes en territorio franc¨¦s y una disposici¨®n para los trabajadores discontinuos del espect¨¢culo (los llamados intermitentes), que en Francia pueden cobrar el paro entre un rodaje y el siguiente, siempre que coticen 507 horas al a?o.
Sin embargo, ese apoyo no impidi¨® que Francia, segundo exportador de cine en el mundo despu¨¦s de Estados Unidos, registrara uno de sus peores resultados en 2016. De los 111 millones de entradas vendidas en 2015, pasaron a 34 millones el a?o pasado, seg¨²n datos distribuidos por Unifrance, la agencia gubernamental para la promoci¨®n de la cinematograf¨ªa francesa en el extranjero, que califica ese mal n¨²mero como "un bache coyuntural en un mercado muy competitivo", seg¨²n su directora general, Isabelle Giordano. En comparaci¨®n, seg¨²n las cifras del Instituto de la Cinematograf¨ªa y las Artes Audiovisuales (ICAA), el cine de producci¨®n espa?ola sedujo a 26 millones de espectadores en el mercado internacional en 2015.
Pese al apoyo gubernamental, la industria francesa se hundi¨® en el mercado exterior en 2016
Para la ministra, el resultado franc¨¦s es malo, pero no catastr¨®fico. ¡°Hay que observar las tendencias a largo plazo, y no a?o por a?o, ya que existen fen¨®menos ligados a ciertas cabezas de cartel que suelen arrastrar las exportaciones. Y este ha sido un a?o sin esas cabezas de cartel, pero los fundamentos del cine franc¨¦s siguen siendo los mismos y siguen siendo buenos¡±, asegura. En otras palabras: a falta de una nueva entrega, la saga Taken (la tercera, estrenada en 2015, obtuvo 43,6 millones en todo el mundo) o de super¨¦xitos c¨®micos como D¨ªos m¨ªo, ?pero qu¨¦ te hemos hecho? (10 millones tras su estreno en el mercado exterior, entre 2014 y 2015), el cine franc¨¦s no sobrevivi¨® en la taquilla internacional.
Solo se salvaron t¨ªtulos como El principito (ya estrenada en 2015 y con 18 millones de entradas acumuladas, pero solo 3 de ellos en 2016), seguidos del thriller Oppression (1,8 millones), con Naomi Watts, y de Pastel de pera con lavanda (900.000 entradas). Mustang, que represent¨® a Francia en los Oscar, obtuvo 700.000 entradas en el mercado internacional, mientras que Elle se qued¨® en 500.000.
En el mercado interior, la exhibici¨®n progres¨® un 3,6%, hasta lograr colocar 212,7 millones de entradas en 2016, el segundo resultado m¨¢s alto de los ¨²ltimos 50 a?os y el m¨¢s elevado del continente europeo. Pese a esa plusmarca, la cuota de pantalla del cine franc¨¦s no fue particularmente elevada. Se estanc¨® en un 35,3%, lejos del 52,6% que obtuvieron las producciones estadounidenses, lo que supone su peor resultado en una d¨¦cada (pese a todo, sigue siendo m¨¢s alta que en Espa?a, donde alcanz¨® el 19% en 2016). El cine estadounidense obtuvo su mejor resultado desde 1958, al superar los 111 millones de entradas en territorio franc¨¦s, solo un mill¨®n menos que hace casi 60 a?os. Por mucha fortaleza que exhiba la cinematograf¨ªa local, su peor enemigo sigui¨® ganando en 2016.
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