Gonzalo Torn¨¦: ¡°La infancia es poca cosa; nada decisivo ocurre ah¨ª¡±
El escritor reflexiona en su novela ¡®A?os dif¨ªciles¡¯ sobre la resignaci¨®n ante los sue?os abandonados de juventud
![Carles Geli](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fa9b22405-2109-4118-ae48-4425d7e9347c.jpg?auth=e66ff8a8789b201bc53443e4032a94c14f0b0a3ebb67ab75853a065c687a63ea&width=100&height=100&smart=true)
![El escritor barcelonés Gonzalo Torné, ayer en Barcelona.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/2ZV3SAKNCDNR3CC6BNH7VTMJBM.jpg?auth=b5ff28a0c75f945eab79a4685fdb48a03663d3126daf570e337aec16708dd3de&width=414)
?A qu¨¦ distancia vivimos de las promesas que nos hicimos sobre lo que quer¨ªamos hacer y ser? Quiz¨¢ pasamos demasiado tiempo ¡°chupeteando el est¨²pido sue?o que nunca llega¡±¡ Son preguntas que puede hacerse el lector de A?os felices (Anagrama), tercera novela oficial (hay una primigenia, de 2007, Lo inh¨®spito, que cita menos) de Gonzalo Torn¨¦, donde los cuatro chicos y chicas de un grupo de amigos querr¨¢n ver cada uno en la llegada de un quinto, apodado por ellos El Pr¨ªncipe, el catalizador de sus sue?os. El correlato pasa, claro, por una aplastante victoria de la resignaci¨®n: se es feliz un rato, una ¨¦poca de la vida, en esas hojas en blanco accidentalmente pegadas que se libran de la tinta¡
¡°Pretend¨ªa casi un experimento social: a los personajes les doy todo, lo tienen todo para prolongar su amistad y felicidad en el tiempo, en una vaga Nueva York del pa¨ªs de las hadas, pero cuando van a ser m¨¢s ricos y completar sus sue?os, se hunde todo; es la situaci¨®n del mundo hoy: uno es en tanto que consigue o tiene, son imposibles otros valores como el altruismo, la amabilidad, la cooperaci¨®n¡; el dinero est¨¢ presionando en la novela constantemente¡±, se?ala Torn¨¦ (Barcelona, 1976). Lanzada la piedra en el lago de la resignaci¨®n, la onda conc¨¦ntrica se ampl¨ªa a la deslealtad y a la traici¨®n ¡°contra los dem¨¢s y contra uno mismo¡±. Y lo que es peor, los personajes se dan cuenta de todo, aunque lo disimulen. ¡°No quer¨ªa hacer una novela de ingenuos, el tema lo imped¨ªa: ese juego de valores suyos se contrapone al ambiente del capitalismo neoliberal, a la indignidad del darwinismo social imperante: ante ello no pueden mantener sus compromisos de esa amistad y de felicidad; compaginar vida amable con vida exitosa es muy dif¨ªcil: no hay nada m¨¢s disfuncional que una familia de ricos¡ En la felicidad siempre hay trampas¡±.
Compaginar la vida amable con la vida exitosa es hoy muy dif¨ªcil¡±
Viven los personajes, dice su creador, ¡°dos asincron¨ªas: c¨®mo se imaginan sus vidas, que nunca alcanzar¨¢n y siendo dif¨ªcil volver a atr¨¢s, y c¨®mo los dem¨¢s se imaginan y piensan que somos, c¨®mo eres usado en la imaginaci¨®n de los otros¡±. Inquietante. ¡°Nunca tuvimos hoy tantas im¨¢genes especulares sobre nosotros; conocemos a m¨¢s gente que nunca, algo acentuado por las redes sociales, y queremos agradarles a todos; al responder los correos electr¨®nicos, por ejemplo, utilizamos m¨¢scaras de tono, cambiamos seg¨²n el remitente. ?Hipocres¨ªa? No, somos secuencia de estados, modelamos esos tonos y ofrecemos visiones contradictorias¡±.
Cree Torn¨¦ que, en realidad, A?os felices no est¨¢ lejos de sus dos novelas anteriores, las elogiadas y traducidas (en total, a siete idiomas) Hilos de sangre (2010, premio Ja¨¦n) y Divorcio en el aire (2013): ¡°Mis personajes son incapaces de mantener una vida uniforme; las vidas de la gente est¨¢n llenas de zonas de a?os perdidos, cosas que hicimos que no se integran bien en los relatos que nos construimos de nosotros mismos¡±, justifica. Por eso mantiene que la novela va, en el fondo, de madurar, ¡°un fen¨®meno extra?o pero vital: la infancia es poca cosa, nada decisivo ocurre ah¨ª; en la guarder¨ªa no pasa nada, es una industria; lo importante pasa de los 12 a los 17 a?os y luego no existen ni ritos de paso; de golpe est¨¢s en los 20, en los 30¡ y hay un momento en que debes completar tus compromisos¡±.
Escribir¨¦ sobre el nacionalismo; me atrae por lo que conlleva; por ejemplo,? ?d¨®nde coloca la frontera de la solidaridad?
Viene precisamente madurando mucho esta obra Torn¨¦, nacida hace unos 10 a?os, como reacci¨®n a la t¨ªmida promoci¨®n en Madrid de su primera novela: ¡°Cre¨ª que ya era famoso y que todos me escuchar¨ªan y nada, claro, por lo que tram¨¦ una venganza literaria: un poeta catal¨¢n que triunfaba en los EEUU; a la hora y media, vi que no estaba preparado para afrontar los temas que afloraban: hubiera salido una novela de cart¨®n-piedra en relaci¨®n a ¨¦sta; a la literatura hay que llegar vivido¡±.
Rezuma mucha poes¨ªa A?os felices, la mayor¨ªa t¨¢cita, con gui?os a Gil de Biedma, Wallace Stevens o T.S. Elliot, o zarpazos a Juan Ram¨®n Jim¨¦nez o William Carlos Williams. En lo narrativo, admite el propio autor, est¨¢ ¡°al inicio la novela del XIX, con Jane Austen y esa amabilidad tensa suya en esa campi?a urbana; y el Henry James de Retrato de una dama¡±. Pero el flujo de regusto filos¨®fico que rezuman los personajes de Torn¨¦, uno de los mirlos blancos de la nueva narrativa espa?ola a tenor de la cr¨ªtica, recuerda a los de Javier Mar¨ªas, uno de los componentes de Tres maestros, junto a Bellow y Naipaul, a los que diseccion¨® en una breve ebook hace unos a?os. ¡°S¨ª, me gusta Mar¨ªas, como ?lvaro Pombo, por su capacidad anal¨ªtica para pensar el ahora, darle r¨¦plica al tiempo presente con acierto formal¡±. Y ese ¡°realismo experimental¡± que cree que ¨¦l practica tambi¨¦n, lo admira a su vez en tan dispares coet¨¢neos suyos como Bel¨¦n Gopegui, Elvira Navarro o Isaac Rosa: ¡°Para ser buenos hay que ser muy distintos entre ellos¡±. S¨ª admite la hip¨¦rbole del ¡°derrame de referentes, que encima algunos no he le¨ªdo¡± que fuera de Espa?a ha asociado elogiosamente su obra con Philip Roth, Karl Ove Knausgard o David Foster Wallace. ¡°Tengo como modelos operativos la habilidad de los jud¨ªos norteamericanos de mirar ese presente y a gente como V.S. Naipaul por la facilidad de elevarse de las cosas personales y tocar temas globales¡±.
En un juego muy balzaquiano (¡°a pesar de que no lo he le¨ªdo¡±), Torn¨¦ hace aparecer y desaparecer nexos de personajes (¡°influencia del mundo del c¨®mic¡±) entre sus novelas, todas nacidas una sola tarde ¡°muy feliz, en la que trac¨¦ los rasgos de cada una¡±. En ese paseo, ¡°Hilos de sangre, A?os felices y dos m¨¢s iban a ser una sola; las segment¨¦ y han quedado en ocho; pero a¨²n respeto los t¨ªtulos¡±. Las dos pr¨®ximas ir¨¢n sobre corrupci¨®n y sobre nacionalismo, igual tambi¨¦n en Anagrama, donde ahora debuta tras su paso por Penguin Random House Grupo Editorial (¡°a los de mi generaci¨®n no hace falta explicar qu¨¦ implica Anagrama; he cambiado por aspectos diversos, un poco mejores¡±). ?Estar¨¢ la del nacionalismo vinculada al famoso proc¨¨s? "No, el tema aprieta, pero no me incomoda; estoy bien integrado en la comunidad literaria en catal¨¢n; no soy independentista, pero puedo entender algunas de las reivindicaciones por la actitud del Gobierno central en determinados ¨¢mbitos culturales¡ No, el nacionalismo me atrae por lo que conlleva; por ejemplo, por d¨®nde coloca la frontera de la solidaridad¡¡±. La escribir¨¢ porque hay conflicto en ¡°la mesa de los adultos¡±, que es como Torn¨¦ entiende la novela.
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