Garc¨ªa Lorca y los mil Federicos que lo acompa?an
La compa?¨ªa Histri¨®n Teatro sit¨²a al poeta en sus ¨²ltimas horas y repasa su vida y viajes a trav¨¦s de sus cartas, conferencias y escritos personales
Buen hijo pero mentiroso hasta donde la armon¨ªa familiar y la necesidad de que pap¨¢ siga enviando fondos lo requiera. En permanente huida de Granada, encantado en Madrid, Nueva York o La Habana, pero, finalmente, siempre de vuelta. Autor que en sus primeros tiempos echa pestes del teatro y de Margarita Xirg¨², pero que acabar¨¢ escribiendo grandes obras para la escena y triunfando con la actriz. Un poeta en Nueva York que goza de la ciudad, pero que constantemente se pregunta qu¨¦ hace all¨ª. Un cr¨¢pula en La Habana, donde unas distinguidas se?oras le invitan a dar una conferencia en el Lyceum Club. O alojado en la Residencia de Estudiantes, estudiando poco o nada.
Los mil Federicos que se contradicen con frecuencia son el objeto del montaje Lorca. La correspondencia personal, un repaso a la vida del escritor a toda velocidad a trav¨¦s de sus cartas, conferencias y escritos diversos.
El director y dramaturgo Juan Carlos Rubio pone sobre el escenario al autor de Romancero gitano a trav¨¦s de sus palabras, en un dif¨ªcil ejercicio de dramaturgia con textos de procedencia variada tanto en origen como en el tiempo. ¡°Se trata de ofrecer al espectador un recorrido vital tanto por el hombre como por el artista, a partir de lo que sali¨® de su pluma¡±, destaca Rubio. La compa?¨ªa Histri¨®n Teatro ha estrenado la pieza en Granada y ya tiene una gira comprometida por distintos teatros andaluces y del resto de Espa?a. Gema Matarranz y Alejandro Vera se echan a Federico a sus espaldas, un Federico a ratos masculino y en otras ocasiones femenino, que viste tambi¨¦n, aqu¨ª y all¨¢, la careta de Dal¨ª, la de un periodista, la de la Guardia Civil, la de un asesino y la de alg¨²n otro que pas¨® por su vida.
Lorca, la correspondencia personal sit¨²a al p¨²blico ante la ¨²ltima hora de Federico. ?l sabe que la muerte le ronda y se enfrenta al repaso de toda su existencia, donde aparecen la familia, los amigos, las relaciones amorosas o que estuvieron a punto de serlo, mentiras, po¨¦tica y teatro. Un trabajo amparado por un eficaz artilugio escenogr¨¢fico a modo de archivo de la memoria de Lorca. Rubio reconoce que resulta ¡°un espect¨¢culo complejo, pero no tanto como la mente de Federico¡±.
De la voz de Lorca no queda registro, pero s¨ª se sabe que siempre habl¨® como un granadino, algo que no ocurre en el escenario. Rubio, no obstante, dice no haber evaluado siquiera esa opci¨®n: ¡°No es un documental, es un viaje por su mente. Los acentos hubieran empeque?ecido la propuesta¡±.
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