El primer libro del escritor sin libros
Salen a la luz cuentos in¨¦ditos de Michi Panero, fallecido en 2004, el ¨²nico miembro de la familia de poetas que no se dedic¨® a la literatura
Lo llamaban el escritor sin libros. Vividor. Dandi. Diletante. Articulista chisposo. Alma de la Movida madrile?a. Alcoh¨®lico. El hermano perdedor de la famosa familia de poetas que se despedaz¨® a s¨ª misma en 1976 en la pel¨ªcula de culto El desencanto. Todo eso era, ciertamente, Michi Panero. Pero tambi¨¦n una mente brillante, seg¨²n quienes lo conocieron, asfixiada por la fama literaria de su padre y sus hermanos. ¡°Hu¨ªa de la poes¨ªa como de la peste¡±, recuerda su amigo el escritor Enrique Vila-Matas. Pero no pudo escapar: en sus cajones escond¨ªa relatos que muy pocos pudieron leer.
Durante mucho tiempo Panero guard¨® esos textos como un pecado. Pero un buen d¨ªa, a finales de los noventa, presintiendo quiz¨¢ la muerte prematura que le llegar¨ªa en 2004, decidi¨® quitarse de encima esa carga y entreg¨¢rsela a la ¨²nica persona que lo quiso como se quiere a un padre: Javier Mendoza, hijo de su segunda mujer, Sisita Garc¨ªa-Dur¨¢n. ?Y qu¨¦ hacer con esa carga? ¡°Hasta ahora tampoco he podido hacer nada. Pero siempre he sentido que me dio esas carpetas para que hiciera algo con ellas. Para romper esa especie de maldici¨®n del escritor sin libros¡±, dice Mendoza.
Ahora, m¨¢s de 12 a?os despu¨¦s de la muerte de su padrastro y tambi¨¦n fallecida su madre, Mendoza ha decidido sacarlas a la luz en un libro de doble portada (Bartleby): en una cara, Funerales vikingos, que engloba nueve cuentos in¨¦ditos de Panero junto con una selecci¨®n de art¨ªculos y textos dispersos, algunos tambi¨¦n in¨¦ditos; por la otra cara, El desconcierto, un relato donde Mendoza narra la relaci¨®n con su padrastro.
Carta a una desconocida
El cuento m¨¢s antiguo est¨¢ fechado en marzo de 1962, cuando Panero ten¨ªa solo 10 a?os. Es tr¨¢gico: el amargo instante de la muerte de un soldado. Cinco meses despu¨¦s falleci¨® su reputado padre, Leopoldo Panero. El ¨²ltimo relato es de 1971. Por entonces su hermano mediano, Leopoldo Mar¨ªa, hab¨ªa ingresado en su primer psiqui¨¢trico mientras era reconocido como uno de los nueve nov¨ªsimos poetas espa?oles. El mayor, Juan Luis, ya hab¨ªa publicado su primer libro. La madre, Felicidad Blanc, tambi¨¦n escrib¨ªa.
En aquel tiempo todo en la vida era literatura para el m¨¢s joven de los Panero. ¡°Su casa de la calle Ibiza de Madrid era un constante ir y venir de escritores e intelectuales. Es l¨®gico que lo intentara¡±, considera Vicente Molina Foix, uno de los que frecuentaban aquella vivienda en los setenta. ¡°No daba importancia a sus cuentos, pero al mismo tiempo los ense?aba. A m¨ª me dio varios que todav¨ªa conservo, junto con algunas cartas¡±, a?ade.
Vagu¨ªsimo
Tambi¨¦n se los mostr¨® a Vicente Aleixandre, seg¨²n relata Mendoza en El desconcierto. ¡°Le gustaron mucho, me dijo que ten¨ªa buena pluma, no s¨¦ a qu¨¦ pluma se refer¨ªa. Lo malo es que hab¨ªa que ir a su casa todas las semanas y contar todo lo que te hab¨ªa pasado, y yo para eso soy vagu¨ªsimo¡±, cont¨® el padrastro. ¡°?Y por qu¨¦ dejaste de escribir?¡±, pregunt¨® Mendoza. ¡°Me enamor¨¦ de Domitila. Adem¨¢s, a Vicente Molina Foix no le gustaron nada mis cuentos¡±. Explica Molina Foix que ¡°Michi era lo suficientemente inteligente para saber que no estaban a la altura de lo que ¨¦l hubiera deseado¡±.
Finalmente, Panero decidi¨® alejarse de la literatura. ¡°En verdad nunca quiso dedicarse a esto. Escrib¨ªa bien, pero no era escritor. Siempre dec¨ªa que quer¨ªa casarse con una millonaria para divorciarse pronto de ella y no tener que escribir¡±, resume Vila-Matas. No lo consigui¨®, as¨ª que tuvo que seguir escribiendo, aunque no literatura. ¡°El cine le gustaba. Volc¨® su mejor prosa en el guion de El desencanto, del que fue responsable en buena parte junto con Jaime Ch¨¢varri. Y tambi¨¦n en su continuaci¨®n, Despu¨¦s de tantos a?os, que dirigi¨® Ricardo Franco en 1994¡±, afirma Mendoza.
En los ochenta regent¨® un bar, El Universal, que se convirti¨® en meca de la Movida madrile?a. Empez¨® a colaborar en el peri¨®dico El Independiente y despu¨¦s en Diario 16, EL PA?S y la revista La Clave. Tuvo un breve matrimonio con Paula Molina. En 1988 conoci¨® a su segunda mujer, Sisita Garc¨ªa-Dur¨¢n, y se encari?¨® con Javier Mendoza, que por entonces ten¨ªa 13 a?os. Nunca rompi¨® su relaci¨®n con ¨¦l pese a que la pareja se separ¨® en 1997.
Mendoza muestra en su relato a un hombre inesperadamente paternal. ¡°Es uno de los grandes valores del libro. Nos ense?a una cara de Michi amable, la que recib¨ªa el ni?o, distinta a la imagen que se forj¨® fuera de casa¡±, opina la escritora Soledad Pu¨¦rtolas, amiga del peque?o de los Panero, que participar¨¢ en la presentaci¨®n del libro.
Los recuerdos de Mendoza se refuerzan con unas grabaciones que el periodista As¨ªs Lazcano realiz¨® en 1996 cuando Panero le pidi¨® que escribiera sus memorias. ¡°Quer¨ªa hacer una cr¨®nica de la vida social y literaria espa?ola desde los cincuenta, incluidas las intimidades sexuales. Pero fue imposible. Desapareci¨® a la mitad¡±, recuerda Lazcano. Solo dej¨® un ¨ªndice que incluye un cap¨ªtulo llamado Funerales vikingos, dedicado a la muerte de su padre. De ah¨ª el t¨ªtulo del libro que se publica. El primer libro de Michi Panero.
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