El torero samur¨¢i
El diestro Andr¨¦s V¨¢zquez sorprende a sus 84 a?os como actor y protagoniza ¡®Sobrenatural¡¯, una pel¨ªcula m¨ªstica entre San Juan de la Cruz y Mishima
El director de cine Juan Figueroa (Talavera de la Reina, 1965) llevaba a?os obsesionado con una escena: un viejo torero entra en el encuadre con una palangana y lava con humildad franciscana una cabeza de toro que ¨¦l mismo ha matado. Cuando lleg¨® a creer que pod¨ªa ser el germen de una pel¨ªcula fue a ver al ¨²nico torero que pensaba que pod¨ªa hacer ese papel, Andr¨¦s V¨¢zquez, famoso diestro que triunf¨® en los sesenta y setenta, triunf¨® en los sesenta y setenta, arrojado y carism¨¢tico. A sus 80 a?os viv¨ªa retirado en su pueblo de Zamora, Villalpando. All¨ª naci¨® en 1932. Fueron a comer un cocido y mientras tomaban la sopa le cont¨® esa escena. V¨¢zquez no dijo nada y sigui¨® comiendo en silencio hasta que termin¨®: ¡°Aaah, ya entiendo, la lava con culpa. Hay que hacer esa pel¨ªcula¡±. A Figueroa se le cay¨® una l¨¢grima de la emoci¨®n. El filme se llama Sobrenatural, se estrenar¨¢ a final de a?o, est¨¢ pasando por varios festivales internacionales y ha ganado el premio a la mejor pel¨ªcula experimental en el de Sidney.
Figueroa es un realizador radical y arriesgado, que ha fraguado su carrera en Brasil, y no quer¨ªa una pel¨ªcula de toros, sino un viaje al interior de alguien que se enfrenta a la muerte, personificado en un torero. El filme es un ejercicio audaz de despojar de ret¨®rica y convenciones simb¨®licas un mundo, el de la tauromaquia, tan cargado de ellas, como de discusiones ideol¨®gicas, y afrontarlo de otra manera. Al propio V¨¢zquez, que hoy ya tiene 84 a?os, le cost¨® entender que iban a hacer una pel¨ªcula sin torear, y que el director le quer¨ªa sin traje de luces, desnudo, en su mundo interior. ¡°La pel¨ªcula es un viaje por estados de conciencia¡±, explica el realizador. Parti¨® de un verso de san Juan de la Cruz: ¡°Quien quiera conocer su v¨ªa que cierre los ojos y camine en la oscuridad¡±. Pero no dio con la clave de la pel¨ªcula hasta que no la relacion¨® con los escritos de Yukio Mishima y con la ¨¦tica y la est¨¦tica samur¨¢i, su idea de que el camino del guerrero es un camino de muerte. Por eso Andr¨¦s V¨¢zquez se mueve en silencio en una liturgia de ritos en paisajes vac¨ªos, en ¨¢ridos campos castellanos o entre paredes blancas. A veces parece una pel¨ªcula de ciencia ficci¨®n que transcurre en Marte o en una nave espacial.
La sorpresa del filme es V¨¢zquez como actor, de gran intensidad y presente en cada plano. ¡°?l mismo se sorprendi¨® viendo lo que hab¨ªa dentro de ¨¦l, y que a lo mejor no hab¨ªa conseguido expresar delante del toro¡±, cuenta Figueroa. La pel¨ªcula se mezcla con la vida del matador, que en 2012, con 80 a?os, se enfrent¨® a su ¨²ltimo toro, un Victorino. En el filme un anciano torero se prepara para el mismo trance. ¡°Comprend¨ª lo que quer¨ªa el director cuando me dijo que actuara desde dentro, que es como siempre he toreado, desde los sentimientos. Yo no sab¨ªa leer ni escribir, yo he sido torero por los sentimientos. El torero tiene que tener sentimientos art¨ªsticos, totalmente antiguos¡±, relata el matador. Recuerda que dio sus primeros pases imitando fotos de Belmonte y de Domingo Ortega.
Cocido con Orson Welles en Villalpando
V¨¢zquez ten¨ªa ya querencia por el cine, hizo algunos papelitos en los sesenta. Una vez apareci¨® en el pueblo con Orson Welles y pensaron que se hab¨ªa llevado a comer a un picador. Eran vecinos en Madrid, en la calle Serrano, en los d¨ªas de gloria del torero, y se hicieron muy amigos. En Villalpando tambi¨¦n le invit¨® a un cocido en casa de su madre. Al cabo de un rato el cineasta quiso ir al ba?o, pero no hab¨ªa, y le indicaron el corral. Enseguida le vieron salir corriendo, subi¨¦ndose los pantalones, perseguido por las gallinas. Luego siempre le preguntaba si ya hab¨ªa educado a esos malditos pollos que ten¨ªa. Entre sus muchos proyectos, dej¨® medio escrita una pel¨ªcula inspirada en V¨¢zquez, sobre un torero llamado Luis Pando. "Era un hombre muy casero, le gustaba mi compa?¨ªa, mis or¨ªgenes humildes, nos entend¨ªamos", recuerda. V¨¢zquez y Antonio Ord¨®?ez eran los toreros favoritos de Welles.
Incluso sin ser aficionado a los toros, es fascinante escuchar hablar a V¨¢zquez, c¨®mo explica su relaci¨®n misteriosa con el animal. Se?ala a una gran fotograf¨ªa en blanco y negro colgada en la pared del mes¨®n El Toreo, de Villalpando, uno de sus refugios. Es obra de Juli¨¢n Madrigal, en la plaza de Aranjuez. Se ve al diestro sentado junto a un toro moribundo, conversando con ¨¦l como en una ¨²ltima confesi¨®n. Esta imagen aparece en la pel¨ªcula y su voz susurra: ¡°Te est¨¢s muriendo, te he dicho toro bonito y te he matado, aqu¨ª me tienes¡±. En el bar de su pueblo, ante la foto, sigue reflexionando: ¡°Me mira, me est¨¢ juzgando, ?por qu¨¦ me has hecho esto? (¡) Yo le digo: fui amigo tuyo, no pasa nada, y si me quieres matar aqu¨ª estoy¡±. Este hombre tiene el cuerpo marcado por 24 cornadas.
V¨¢zquez cuenta an¨¦cdotas muy divertidas de cenas con Picasso, juergas con Mastroianni, pasea enfundado en un elegante abrigo verde que se compr¨® en Londres cuando acompa?¨® a Urtain a un combate. Es alguna de las cosas que le quedan de los buenos tiempos. V¨¢zquez lo tuvo todo y lo perdi¨® todo, por negocios que salieron mal, pero parece en paz consigo mismo. Es vivaz y alegre, pero con la conversaci¨®n se va poniendo serio, serio como en la pel¨ªcula o cuando toreaba, y da a¨²n m¨¢s la sensaci¨®n de que se va confundiendo con la pel¨ªcula. Habla casi en versos sueltos, menciona a menudo la soledad y, sobre todo, su propio final, quiz¨¢ porque acaba de salir de una gripe muy mala. ¡°?Qu¨¦ sent¨ª cuando mat¨¦ el ¨²ltimo toro? Un vac¨ªo, porque yo vivo solo¡ Cuando ya no pueda m¨¢s me entregar¨¦¡ Lo ¨²ltimo que estoy pensando en esta vida es matarme con un coche, cuando vea que estoy preparado me matar¨¢ un toro... La Seguridad Social y eso est¨¢ bien para los dem¨¢s, a m¨ª no me gustar¨ªa morir gimiendo, no, me gustar¨ªa morir bravo, se acab¨®¡±.
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