Nostalgia
La gran pianista portuguesa Maria Jo?o Pires actu¨® en el Baluarte como ¨²nica parada espa?ola dentro de la gira europea de la Scottish Chamber Orchestra y Robin Ticciati
No existe concierto equivocado de Mozart en manos de Maria Jo?o Pires (Lisboa, 1944). Su an¨¦cdota de mayo de 1998 resulta casi legendaria, si no fuera por la evidencia f¨ªlmica que incluye el realizador Frank Scheffer en su documental Attrazione d¡¯amore. La pianista lisboeta prepar¨® el concierto que no era. Y se dio cuenta con la orquesta atacando los primeros compases de la obra durante un ensayo con p¨²blico. Pero lo impresionante no fue que pudiera tocarlo de arriba a abajo sin consultar la partitura. Lo asombroso fue c¨®mo lo toc¨®. El director Riccardo Chailly, que dirig¨ªa la orquesta en aquella ocasi¨®n, reconoce en su libro Il segreto ¨¨ nelle pause las virtudes de Pires con Mozart en los atriles. Esa combinaci¨®n de b¨²squeda del timbre ideal, de perfecta articulaci¨®n unida a la fantas¨ªa, pero tambi¨¦n de capacidad para escuchar y conversar con la orquesta.
Tampoco estaba claro qu¨¦ concierto de Mozart iba a tocar Pires el pasado domingo en Pamplona. Daba francamente lo mismo. En el programa se anunciaba el n¨²mero 27 y la orquesta en su p¨¢gina web indicaba el n¨²mero 21. Al final casi toc¨® los dos. La pianista portuguesa recalaba en el Baluarte como ¨²nica parada espa?ola de su gira europea con la Orquesta de C¨¢mara Escocesa (SCO) bajo la direcci¨®n de su titular, el joven brit¨¢nico Robin Ticciati (Londres, 1983), que arranc¨® en Salzburgo el pasado 31 de enero y terminar¨¢ ma?ana mi¨¦rcoles en Rotterdam.
Pires volvi¨® a hacer todo con el Concierto n¨²mero 27, de Mozart, pero dando la impresi¨®n de no hacer nada. M¨¢s que tocar el ¨²ltimo concierto pian¨ªstico del compositor salzburgu¨¦s, asistimos casi a la construcci¨®n de un personaje. La pianista lusa resalt¨® levemente todos los accesos de melancol¨ªa de la obra, como esas modulaciones al modo menor que salpican su primer movimiento. El Larghetto fue lo mejor de la noche. Un monumento a la nostalgia, pero tambi¨¦n a la resignaci¨®n del paso del tiempo. Incluso emergi¨® en el chispeante rond¨® final, donde hoy sabemos que Mozart a?oraba el pasado. Eso que nadie expres¨® mejor que Shakespeare en su Cuento de invierno: ¡°Baila mi coraz¨®n, pero no de alegr¨ªa¡±.
SCOTTISH CHAMBER ORCHESTRA
Maria Jo?o Pires, piano. Robin Ticciati, director. Obras de Dvorak, Mozart y Haydn.
Fundaci¨®n Baluarte. Pamplona, 5 de febrero.
Pires regal¨® como propina una versi¨®n evanescente del Andante del Concierto n¨²mero 21, de Mozart, donde el acompa?amiento de Ticciati y la SCO volvi¨® a ser excelente. Este joven ingl¨¦s es desde hace a?os el arma secreta de la flota directorial brit¨¢nica. Sus maneras y repertorio apuntan a una peculiar combinaci¨®n de Colin Davis y Simon Rattle. Por ello su Dvorak fue refinado y su Haydn en¨¦rgico. En la Sinfon¨ªa n¨²mero 104 Londres, de Haydn, defendi¨® un enfoque seudohistoricista, intenso y lleno de contrastes. Falt¨® equilibrio y profundidad en una obra donde se consigue much¨ªsimo con muy poco. Mejor funcion¨® Dvorak en las cinco Leyendas Op. 59 al comienzo. Y, en especial, en el bell¨ªsimo Andante de la Suite Americana Op. 98b como propina. La SCO tuvo una brillante actuaci¨®n y cuenta con presencia espa?ola: la flautista gallega Jimena Vicente y el clarinetista canario Maximiliano Mart¨ªn.
Babelia
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