C¨®mo ser el mejor padre del mundo
La compa?¨ªa valenciana El Pont Flotant sube al escenario a abuelos, padres e hijos para reflexionar sobre la educaci¨®n
Escena cotidiana de parque. Un padre y una madre charlan mientras vigilan a sus respectivos hijos. La conversaci¨®n parece amigable, pero se nota cierta tirantez. Los adultos tambi¨¦n se vigilan entre s¨ª. ¡°?Por qu¨¦ permite que su ni?o se suba a ese lugar tan peligroso?¡±, piensa ella. ¡°Esta mujer no deja hacer nada a su hijo¡±, piensa ¨¦l. Acaban discutiendo delante de los peque?os.
?Qu¨¦ hijo quer¨ªa tener mi padre? ?Qu¨¦ hijo querr¨ªa tener yo? ?Qu¨¦ abuelo querr¨ªa que fuera yo para su hijo? ?Qu¨¦ padre hubiera querido tener mi hijo? Son algunas de las preguntas que flotan en El hijo que quiero tener, ¨²ltimo espect¨¢culo de la compa?¨ªa valenciana El Pont Flotant, una de las m¨¢s originales de la escena espa?ola, con m¨¢s de 15 a?os de s¨®lida trayectoria y media docena de obras de creaci¨®n colectiva. ¡°Proponemos una reflexi¨®n sobre la educaci¨®n. Pero no una reflexi¨®n conceptual, sino alrededor de cuestiones cotidianas que pueden surgir en casa, en la escuela o en un parque. Porque todos, incluso quienes no tienen hijos, somos responsables de la educaci¨®n de nuestros ni?os¡±, explica Pau Pons, actriz y codirectora de la obra.
Si algo caracteriza a El Pont Flotant es su capacidad para dotar de emoci¨®n lo cotidiano. Su secreto est¨¢ en que todos sus montajes est¨¢n ligados a las trayectorias vitales de sus cuatro miembros. En 2006, por ejemplo, estrenaron una obra sobre las relaciones entre padres e hijos en la que participaban sus propios padres. Ahora tres de ellos acaban de ser padres. ¡°De pronto nos encontramos con un mont¨®n de dudas, prejuicios y miedos. Todos tenemos una idea del tipo de padre o madre que queremos ser, o m¨¢s bien de lo que no queremos ser, generalmente por oposici¨®n a lo que no nos gust¨® de nuestros padres. Pero a la hora de la verdad muchas veces acabamos haciendo justo eso que no quer¨ªamos¡±, comenta Pons.
Partiendo as¨ª de sus experiencias particulares empezaron a imaginar escenas cotidianas que reflejaran el d¨ªa a d¨ªa de la educaci¨®n. Pero no lo hicieron solos. Montaron un taller con 20 personas de tres generaciones y durante tres meses trabajaron para extraer sus temores y sus deseos. Todos participan ahora en las representaciones de la obra.
¡°Un ni?o bien educado no puede hacer cosas malas¡±
Francesc Navarro tiene 87 a?os y nunca hab¨ªa tenido relaci¨®n con el teatro. Pero tras quedarse viudo empez¨® a buscar actividades fuera de casa. As¨ª acab¨® apunt¨¢ndose al taller de El Pont Flotant en Valencia y se convirti¨® en uno de los personajes m¨¢s carism¨¢ticos de El hijo que quiero tener. Su conclusi¨®n sobre la educaci¨®n es sencilla: "Si yo fuera jardinero y plantara un ¨¢rbol, lo cuidar¨ªa mucho", dice. "Un ni?o bien educado no puede hacer cosas malas", remata.
Mar¨ªa Valiente, de 60 a?os, ha recuperado el placer de jugar haciendo la obra. ¡°Me muevo en silla de ruedas y nunca pens¨¦ que podr¨ªa subirme a un escenario. He vuelto a la infancia¡±, asegura. Sara Besas, de 11 a?os, reivindica tambi¨¦n el juego. ¡°Quiero saltar horas y horas en un charco y ensuciarme¡±, dice en una escena. Lo ¨²nico que pide a sus padres es amor: ¡°Que me quieran, sobre todo¡±.
¡°Mi padre me pegaba con una correa... y ahora mis hijos no me dejan consentir a mis nietos. ?No quiero que mis hijos me digan lo que tengo que hacer!¡±, exclama un abuelo en una escena de la funci¨®n. ¡°Yo quiero ser el mejor padre del mundo, pero le he puesto dibujos a mi hijo toda la tarde para que me dejara tranquilo¡±, dice un padre. ¡°Y yo le he comprado chuches para que se callara¡±, contin¨²a una madre.
?Y los ni?os? ?Qu¨¦ piensan los ni?os de todo esto? ¡°?Quiero pintar lo que me d¨¦ la gana!¡±, grita una ni?a. ¡°?Estoy harta de o¨ªr la palabra no, no y no!¡±, sigue otra. ¡°?Y de que me digan las cosas 40.000 veces!¡±, exclama otra. ¡°?No quiero estar quieta! ?Tengo nueve a?os!¡±, dice otra. No faltan tampoco las reflexiones de los adultos en su papel de hijos. ¡°He apuntado a mis padres a cursos de inform¨¢tica, de ingl¨¦s, de yoga¡±, confiesa uno. ¡°Pues yo he les he mentido y gritado. Y casi siempre he llegado tarde a comer¡±, contin¨²a otro. ¡°Y yo tambi¨¦n he mentido a mis hijos... y les he gritado y les he amenazado. He hecho todo lo que dije que no har¨ªa nunca como madre¡±, concluye una mujer.
El hijo que quiero tener se estren¨® el a?o pasado en el espacio Las Naves de Valencia, coproductor del espect¨¢culo y lugar donde se celebr¨® el taller intergeneracional previo. Despu¨¦s emprendi¨® una gira en el entorno de la Comunidad Valenciana y ahora ha dado el salto fuera de la regi¨®n. En estos casos, dada la dificultad para viajar lejos con los ni?os y abuelos que participaron en las representaciones en Valencia, la compa?¨ªa organiza nuevos talleres en cada ciudad donde act¨²a. Lo acaban de hacer en Murcia, esta semana est¨¢n en Palma de Mallorca (con funci¨®n el s¨¢bado) y m¨¢s adelante viajar¨¢n a Vitoria, Lleida y Vilanova i la Geltr¨² (Barcelona), entre otras localidades. En Madrid recalar¨¢n en julio en el Teatro de la Abad¨ªa.
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