La sinagoga de la discordia
La comunidad jud¨ªa en Espa?a reclama Santa Mar¨ªa la Blanca, construida por los jud¨ªos en torno a 1300 y en posesi¨®n de la di¨®cesis de Toledo
El arzobispo de Toledo prefiere guardar silencio. La respuesta oficial de su di¨®cesis a la insistencia de EL PA?S es: ¡°El se?or arzobispo considera que, por el momento, no debe hacer ninguna declaraci¨®n en el asunto¡±. El ¡°asunto¡± es la propiedad de la sinagoga Santa Mar¨ªa la Blanca de Toledo, que hoy es de la Iglesia cat¨®lica. El derecho eclesi¨¢stico establece que la decisi¨®n ¨²ltima sobre qu¨¦ hacer con la sinagoga depende de la di¨®cesis, que dirige el arzobispo Braulio Rodr¨ªguez Plaza.
La comunidad jud¨ªa de Toledo construy¨® Santa Mar¨ªa la Blanca hacia el a?o 1300. Un siglo despu¨¦s, en 1411, san Vicente Ferrer se la quit¨® durante una matanza de jud¨ªos. Toledo ten¨ªa otras sinagogas, pero Santa Mar¨ªa la Blanca era la Mayor. La comunidad jud¨ªa pide ahora su devoluci¨®n. ¡°En el siglo XXI, en un pa¨ªs como Espa?a, una devoluci¨®n simb¨®lica de ese bien expoliado a la comunidad jud¨ªa ser¨ªa bonito¡±, dice Isaac Querub, presidente de la Federaci¨®n de Comunidades Jud¨ªas Espa?olas.
Con el silencio, el arzobispo tiene suficiente para mantener las cosas como est¨¢n. La comunidad jud¨ªa tiene pocas alternativas m¨¢s que insistir en un gesto de la Iglesia o en una negociaci¨®n a varias bandas con el Estado. Los tribunales no son posibles porque la comunidad jud¨ªa actual no es heredera de la comunidad hist¨®rica toledana.
El mensaje de silencio desde el arzobispado ven¨ªa acompa?ado de esta otra excusa, que parece quitarle peso simb¨®lico a la petici¨®n jud¨ªa: ¡°En la actualidad Santa Mar¨ªa la Blanca no es una iglesia ni una sinagoga. En ella no se celebra culto oficial de ninguna confesi¨®n. Se trata de un edificio hist¨®rico que la archidi¨®cesis cuida, conserva y mantiene¡±. El templo es hoy un monumento tur¨ªstico y est¨¢ desacralizado, pero se hacen actos espor¨¢dicos que no implican misa.
La prueba de que la di¨®cesis de Toledo sabe que tiene algo delicado entre manos es una gesti¨®n jur¨ªdica reciente. El 18 de julio de 2012, el catedr¨¢tico de Derecho de la Universidad Complutense Francisco Garc¨ªa Fern¨¢ndez pidi¨® una copia de la inscripci¨®n de la sinagoga en el Registro de Toledo. Dos d¨ªas despu¨¦s, dif¨ªcilmente por casualidad, la parroquia de Santo Tom¨¦, propietaria del inmueble, lo don¨® al arzobispado. ¡°Regal¨® la sinagoga al arzobispado porque quien recibe una donaci¨®n pasa a ser 'propietario de buena fe', pero es algo que no aplica porque el due?o final segu¨ªa siendo el mismo: la di¨®cesis¡±, cree Garc¨ªa Fern¨¢ndez.
Gerardo Ortega, el p¨¢rroco de Santo Tom¨¦ que hizo la donaci¨®n ante el Registro en 2012, dice no recordar nada: ¡°No ha habido ning¨²n movimiento jur¨ªdico. Santo Tom¨¦ nunca ha sido titular de la sinagoga. Es imposible que el menor done al mayor. Lo que es parroquial es diocesano siempre¡±, dice. Ortega sabe que la petici¨®n de la comunidad jud¨ªa no es nueva. Hubo al menos otra -m¨¢s privada- en 1992. ¡°De vez en cuando surge un deseo porque les trae un recuerdo muy especial¡±, admite. Pero no puede hacerse nada m¨¢s, seg¨²n su parecer: ¡°No puede ser del mundo jud¨ªo porque es de quien es. Es as¨ª¡±.
Ortega no da mucho valor a la petici¨®n de devoluci¨®n: ¡°?La comunidad jud¨ªa qui¨¦n es? Esa entidad se tiene que dirigir a alguien, pero no un rumor de peri¨®dico. No s¨¦ si el arzobispo ha recibido algo¡±. El arzobispo de hecho no ha recibido a nadie. Querub ha pedido una reuni¨®n oficial por carta. A¨²n no le han contestado. En noviembre de 2016, Querub coincidi¨® con Rodr¨ªguez Plaza en un acto. Al inicio de su discurso, Querub se refiri¨® as¨ª al arzobispo: ¡°Hombre inteligente e influyente y con quien tantas cosas tenemos que hablar¡±. Esas cosas siguen sin hablarse.
La Iglesia espa?ola no es un¨¢nime. El cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, ve le necesidad de un gesto con la comunidad jud¨ªa: ¡°Todos los esfuerzos que hagamos son pocos. Los gestos que nos acerquen y nos ayuden son buenos. Claro que lo veo bien. Santa Mar¨ªa la Blanca tiene que ser un lugar de encuentro¡±, dice. El celebrado di¨¢logo interreligioso necesita algo m¨¢s que palabras, seg¨²n Mayte Rodr¨ªguez de Lara, directora del Centro de Estudios Judeo-Cristianos: ¡°En todos mis a?os de labor en pro del di¨¢logo nunca he o¨ªdo una voz de rencor a ning¨²n jud¨ªo acerca de la expulsi¨®n o las persecuciones por motivos religiosos. No podemos convertir el di¨¢logo en puros formalismos sin dotarlo de significado¡±.
Un monumento que recauda
Santa Mar¨ªa la Blanca es el tercer monumento m¨¢s visitado de Toledo, despu¨¦s de la catedral y la iglesia de Santo Tom¨¦, donde est¨¢ El entierro del conde Orgaz, de El Greco. En 2016 la sinagoga recibi¨® 405.928 visitantes, seg¨²n datos del arzobispado. La entrada cuesta 2,5 euros, y hay que restarle las 5.317 personas que entraron gratis y los que compraron una pulsera por 9 euros que incluye 7 monumentos del arzobispado, entre ellos la sinagoga. En 2014, a?o con los ¨²ltimos datos, se vendieron 59.600 pulseras. Si se tiene en cuenta el crecimiento en ventas de la pulsera, quiz¨¢ se hayan vendido cerca de 100.000 en 2016. Los visitantes de pago en la sinagoga podr¨ªan rondar por tanto los 300.000. Si fuera as¨ª, los ingresos exclusivos rondar¨ªan los 750.000 euros anuales. El dinero se reparte entre conventos, un fondo diocesano para ayudar a otras iglesias y el sueldo de las empleadas del lugar.
El dinero no ha ido claramente al mantenimiento del edificio. La nueva iluminaci¨®n cuesta 125.000 euros y el 80% lo ha pagado Iberdrola. La ¨²ltima gran restauraci¨®n de la sinagoga fue entre 1983 y 1994 y la pag¨® el Ministerio de Cultura. El arquitecto Francisco Jurado fue el encargado de la obra: ¡°Hab¨ªa humedades que sub¨ªan por las columnas y deterioraban los capiteles. Cuando llov¨ªa pon¨ªas las manos en los pilares y ca¨ªa el agua. Ten¨ªa un pavimento hecho polvo¡±, dice.
La sinagoga qued¨® renovada y a salvo, pero su relevancia hist¨®rica sigue sin ponerse en valor. Hay hoy apenas un cartel con una cronolog¨ªa poco elocuente. Los visitantes vagan por las naves sin direcci¨®n. ¡°La museolog¨ªa diocesana es pobre¡±, dice Santiago Palomero, director del Museo Sefard¨ª de Toledo, que incluye la otra gran sinagoga de la ciudad, la del Tr¨¢nsito. ¡°No est¨¢n contando nada. Es un sitio con una relevancia hist¨®rica y no les interesa nada. Hay falta de cuidado¡±, a?ade.
A la entrada hay m¨¢s carteles sobre la peculiar Fraternidad de Santa Mar¨ªa de la Ma?ana que sobre la sinagoga. Una visitante japonesa confunde la flecha hacia una ¡°exposici¨®n¡± lateral con la entrada de la sinagoga y vaga por el patio buscando la puerta.
La Fraternidad es una comunidad mixta de diez miembros fundada en 1999 por el arzobispo actual, Rodr¨ªguez Plaza, cuando era obispo de Salamanca. Poco despu¨¦s, el cardenal Antonio Ca?izares, entonces arzobispo de Toledo, les dio ¡°la responsabilidad espiritual de la sinagoga¡±, seg¨²n cuenta su fundador, el hermano Abraham de la Cruz, y ¡°me hizo hacer una exposici¨®n en toda la sinagoga sobre paneles¡±. La sinagoga qued¨® llena de cuadros de un presunto valor m¨ªstico, pero no hist¨®rico. ¡°No me parece que exposiciones de calidad dudosa ayuden a mantener los materiales de la sinagoga intactos¡±, dice Paloma Acu?a, de la Real Fundaci¨®n de Toledo. Hace unos a?os, la exposici¨®n sali¨® del templo hacia su actual cuartito lateral: "El arzobispo renov¨® nuestro contrato pero en el peque?o local por motivos que solo ¨¦l puede explicar", dice el hermano Abraham.
El papel de la Fraternidad all¨ª es hablar de la unidad entre la Iglesia e Israel. Aunque m¨¢s bien su objetivo parece atraer la et¨¦rea simpat¨ªa de jud¨ªos hacia la Iglesia: ¡°Hemos o¨ªdo muchas veces a jud¨ªos decir en nuestra exposici¨®n que si esta vocaci¨®n existe es porque el Mes¨ªas ha nacido. Muchos se ponen a llorar¡±, explica el hermano Abraham. La Fraternidad hace varios rezos en la sinagoga en fiestas jud¨ªas, pero no tiene ninguna relaci¨®n con la comunidad jud¨ªa espa?ola. Toledo no tiene hoy una comunidad jud¨ªa propia.
La sinagoga ha sido hist¨®ricamente de la Iglesia y del Estado. Tras su ¨¦poca de sinagoga, primero fue oratorio y luego convento para meretrices arrepentidas. En el siglo XIX pas¨® a manos del Estado y fue? arsenal militar y almac¨¦n de Hacienda. La Comisi¨®n de Monumentos la restaur¨® en el siglo XIX e intent¨® que la iglesia la retomara para que se usara. Finalmente, el r¨¦gimen de Franco fue quien devolvi¨® la sinagoga a la Iglesia en 1939 con la excusa de ¡°carecer el Estado de medios para su mantenimiento¡±, seg¨²n un decreto que cita Palomero en su tesis doctoral.
Un gesto extraordinario en Palermo
La devoluci¨®n de una sinagoga propiedad de la Iglesia a una comunidad jud¨ªa es extraordinario porque, adem¨¢s de las implicaciones del gesto religioso, las sinagogas medievales que quedan en pie, en manos de la Iglesia y que alguna comunidad jud¨ªa reclame son escasas. En Espa?a solo ocurre con Santa Mar¨ªa la Blanca. Hay otras sinagogas con valor -el Tr¨¢nsito, tambi¨¦n en Toledo, y la de C¨®rdoba, que son del Estado- y una en Segovia, que sufri¨® un incendio en 1899 y est¨¢ dentro de un convento. ¡°La petici¨®n de la comunidad jud¨ªa de Santa Mar¨ªa la Blanca es una gran oportunidad para la Iglesia Espa?ola para repensar su actitud con relaci¨®n al pueblo jud¨ªo¡±, dice Rodr¨ªguez de Lara.
Este mes de enero en Palermo (Italia) ha ocurrido un gesto notable. La peque?a comunidad de unas pocas decenas de jud¨ªos palermitanos -expulsados tambi¨¦n en 1492- buscaban un lugar de culto y estudio desde hac¨ªa 8 a?os. El Ayuntamiento les hab¨ªa ofrecido un local inviable. En julio de 2016, la presidenta de la comunidad, Evelyne Aouate, fue a ver al nuevo arzobispo, Corrado Lorefice. ¡°A los 20 d¨ªas me llam¨® para decirme que estaba dispuesto a ofrecernos lo que hab¨ªa pedido: un oratorio en el ¨¢rea sinagogal del viejo barrio jud¨ªo¡±, dice Aouate. Encima de la sinagoga destruida de Palermo, se construy¨® la iglesia de San Nicol¨° di Tolentino. Al lado hay un oratorio hoy en desuso, que es el espacio que Lorefice ha cedido gratis a la comunidad jud¨ªa. ¡°Es algo extraordinario, muy particular y no simple de obtener¡±, dice Noemi di Segni, presidenta de la Uni¨®n de Comunidades Jud¨ªas de Italia.
Por lo visto hasta ahora, Toledo no revivir¨¢ un gesto similar. Es cierto que la repercusi¨®n ser¨ªa distinta: la sinagoga de Toledo era el centro de la vida jud¨ªa espa?ola. Como en Palermo, la decisi¨®n est¨¢ en manos del arzobispo. M¨¢s arriba, en el Vaticano, parece que hay poco inter¨¦s en interferir: ¡°El Vaticano no se mete en esas cosas¡±, dice el cardenal Osoro. En Palermo, al menos, no lo ha hecho: ¡°Est¨¢ claro que el Vaticano habr¨¢ dado su opini¨®n¡±, dice Pierpaolo Pinhas Punturello, rabino de la organizaci¨®n Shavei Israel que ayuda a las comunidades en Italia. ¡°Pero a m¨ª nunca me ha llegado. Mi interlocutor es el arzobispo Lorefice¡±, a?ade.
Si en Toledo se diera alg¨²n paso, las f¨®rmulas para la titularidad de la sinagoga podr¨ªa no ser una mera devoluci¨®n? a la comunidad jud¨ªa. Isaac Querub insiste en dejar claras tres cosas: la iniciativa de proponer es de la Iglesia, la devoluci¨®n no implica restituciones econ¨®micas ni quedarse con el dinero de las entradas y el Estado deber¨ªa jugar un papel.
Un aniversario toledano
Toledo celebra este a?o el 30 aniversario de su declaraci¨®n como Ciudad Patrimonio de la Humanidad. No faltan piedras conventuales, calles de la juder¨ªa, catedrales y oleos m¨ªticos para recordarlo. El Ayuntamiento, de acuerdo con otras organizaciones, ha puesto en marcha visitas guiadas al patrimonio m¨¢s conocido y al m¨¢s rec¨®ndito, con conciertos de m¨²sica y de teatro y exposiciones. La ciudad del Alc¨¢zar y de los mazapanes, del Greco y de las tres culturas, recibir¨¢ este a?o a los visitantes con un programa enriquecido, donde Santa Mar¨ªa la Blanca ser¨¢ parada obligatoria.
Desde la Real Fundaci¨®n de Toledo, ver¨ªan bien una salida que uniera las dos sinagogas en el complejo del Museo Sefard¨ª: ¡°Es compatible mantener la sinagoga abierta al p¨²blico, la realizaci¨®n de actos lit¨²rgicos jud¨ªos y que se una a la gesti¨®n cultural del Museo Sefard¨ª para relatar la historia de la juder¨ªa¡±, dice Paloma Acu?a. El dinero, para Acu?a, no ser¨ªa un problema: ¡°Los ingresos seguir¨ªan ah¨ª. Si iba tanto dinero a cada convento, el Estado se puede comprometer a seguir mand¨¢ndolo¡±.
La prueba de que nada es imposible es que en la sinagoga ya ha habido una boda jud¨ªa. Seg¨²n dos fuentes, una pareja jud¨ªa alquil¨® el templo por un rato, ocult¨® la cruz que hay en la nave central y busc¨® a un rabino progresista -que pusiera pocas pegas- para aprovechar un lugar de tanto simbolismo.
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