Los huesos de Lorca salen a la luz... en la Berlinale

En 2011 la documentalista estadounidense Andrea Weiss estaba en Barcelona, cuando vio en la calle una manifestaci¨®n por la recuperaci¨®n de la memoria hist¨®rica. "En mitad de la crisis econ¨®mica, con gente pasando hambre, con el paro creciendo brutalmente y los bancos pidiendo el rescate, me llam¨® la atenci¨®n aquella protesta. As¨ª que me qued¨¦ dos a?os m¨¢s, investigando y preparando este documental", contaba esta tarde en el coloquio posterior al estreno mundial en la Berlinale de su Bones of Contention, que repasa toda la persecuci¨®n franquista al movimiento homosexual, cuya cara m¨¢s conocida fue la de Federico Garc¨ªa Lorca, y una represi¨®n que no acab¨® hasta el ¨²ltimo cambio legislativo en 1985.

En el documental se cruzan tres historias. Por un lado, la de la lucha por recuperar la memoria hist¨®rica, centrada en encontrar 120.000 cad¨¢veres de v¨ªctimas enterradas en cunetas y pozos, simas y que solo se pueden encontrar por los recuerdos: ni un documento levant¨® acta de aquella masacre: acaso quedan como testigos mudos algunos pinos en zonas de fosas comunes, ya que ese ¨¢rbol, de crecimiento r¨¢pido y ra¨ªces profundas, fue usado por el r¨¦gimen franquista para destruir pruebas de la barbarie.

"Yo creo que ser de Granada me aproxima a la comprensi¨®n simp¨¢tica de los perseguidos: del gitano, del africano, del jud¨ªo... del morisco que todos llevamos dentro" (Garc¨ªa Lorca)

Por otro, el de la represi¨®n a lesbianas, homosexuales y transexuales durante cincuenta a?os del pasado siglo. Incluso en esa represi¨®n hay categor¨ªas. Antonio Ruiz, presidente del Colectivo de ex presos sociales, ha comentado al p¨²blico berlin¨¦s que, por ahora, solo 116 homosexuales han sido indemnizados por torturas y encarcelamientos durante aquellos tiempos de ignominia. "Pero ning¨²n Gobierno nos ha ayudado nunca a recuperar nuestra historia, no hemos recibido ninguna ayuda". Curiosamente, para la dictadura ellos s¨ª exist¨ªan, porque de las lesbianas ni palabra, ni siquiera en la Ley de Vagos y Maleantes de 1954. En pantalla, Isabel Franc aclara que lo duro fue que se les negara la existencia: "Hab¨ªa una ley contra gais, pero a nosotras se nos negaba hasta eso. No exist¨ªamos, porque la mujer tampoco ten¨ªa sexualidad". Entre ellas se reconoc¨ªan pregunt¨¢ndose "?T¨² eres librera?", y aunque fuera clar¨ªsimo que estaba ante otra lesbiana, no estaba de m¨¢s inquirir "Pero t¨² entiendes, ?verdad?". Y hay muy pocos testimonios del movimiento l¨¦sbico durante la Segunda Rep¨²blica: aquella presencia fue absolutamente borrada del mapa. Quedan ecos de nombres como Victorina Dur¨¢n, la actriz Margarita Xirgu, Ana Mar¨ªa Sagi, la periodista Irene Polo, Luc¨ªa S¨¢nchez Saornil, la fundadora de Mujeres Libres... Su rastro se desvanece de forma que a aquella generaci¨®n se la llama "las desaparecidas". Xirgu, amiga de Garc¨ªa Lorca, estaba en M¨¦xico cuando el poeta y dramaturgo fue asesinado.

As¨ª se llega al tercer hilo argumental, Federico Garc¨ªa Lorca, asesinado por "homosexual y socialista", como describe un informe policial de 1965 que no vio la luz hasta hace dos a?os. Fue la confirmaci¨®n de que hab¨ªa sido v¨ªctima del franquismo y zanjaba as¨ª los rumores. Ese reconocimiento tambi¨¦n sirve para sacar a la luz toda una represi¨®n olvidada actualmente, y para recordar al artista con toda su complejidad. "Yo creo que ser de Granada me aproxima a la comprensi¨®n simp¨¢tica de los perseguidos: del gitano, del africano, del jud¨ªo... del morisco que todos llevamos dentro", dijo en una entrevista que se refleja en pantalla. En Berl¨ªn, Laura Garc¨ªa-Lorca, presidenta de la Fundaci¨®n que honra la memoria de su t¨ªo, se defendi¨® indignada sobre una acusaci¨®n que se escucha en Bones of Contention: "No es cierto que la familia haya escondido su pasado pol¨ªtico". A su lado, Ruiz confes¨® que en los peores momentos de las torturas, "cualquiera pod¨ªa recordar a Federico como un referente". La b¨²squeda de su cad¨¢ver contin¨²a, y ayer mismo el informe t¨¦cnico de la tercera excavaci¨®n se?al¨® una posible fosa pero sin cuerpos y s¨ª dos casquillos de bala, con lo que se cierra, por ahora, con pruebas confusas.

Se calcula que quedan por sacar a la luz 120.000 cad¨¢veres de v¨ªctimas enterradas en fosas comunes, y que solo se pueden encontrar por los recuerdos: ni un documento levant¨® acta de aquella masacre

La lucha por los derechos del colectivo se mantuvo hasta bien entrada la democracia. En 1977, en la primera manifestaci¨®n gay en Barcelona, los convocantes no estaban seguros de querer que participaran transexuales. "Al final nos pusimos 10 con la pancarta y fuimos las ¨²nicas en aguantar las cargas de los grises [los polic¨ªas de la ¨¦poca]", rememoraba ayer en el coloquio Silvia Reyes, que ya hab¨ªa sufrido el repudio familiar. En el patio de butacas se levant¨® un hombre y se present¨®: "Me llamo Seraf¨ªn Fern¨¢ndez y hace 50 a?os hu¨ª de Espa?a y me vine a Berl¨ªn, despu¨¦s de ser torturado en la Direcci¨®n General de Seguridad con 16 a?os, tras ser detenido en el cine Carretas". As¨ª la historia se hizo carne. O como dijo Lorca: "Un muerto en Espa?a est¨¢ m¨¢s vivo como muerto que en ning¨²n sitio del mundo".