Goya adopta a John Berger
Fuendetodos, pueblo natal del pintor, entreg¨® al hijo del escritor brit¨¢nico el t¨ªtulo de hijo adoptivo en un homenaje al que asistieron amigos espa?oles del autor y personalidades de la cultura
Cuenta Yves Berger que estaba en su casa de Quincy contemplando Los proverbios (Los desastres) de Goya, cuando escuch¨® una conversaci¨®n que empezaba: ¡°John, querido John, here you are¡±, a lo que respondi¨® la voz de su padre, fallecido el 2 de enero: ¡°Yes, Francisco, here I am¡±. Imagina Yves la conversaci¨®n entre su padre John Berger y Goya en ingl¨¦s, y la lee emocionado ante los vecinos de Fuendetodos (Zaragoza), donde naci¨® el pintor. Ha viajado desde su pueblo de los Alpes franceses hasta esta esquina del mapa de 150 habitantes con un saco de nueces y un dibujo que su padre hizo en el jard¨ªn, como regalos de gratitud a los fuendetodinos por haber nombrado a su padre hijo adoptivo a t¨ªtulo p¨®stumo. Las nueces son de ese mismo huerto, del nogal bajo el que John Berger pasaba las horas escribiendo, conversando y pintando.
Todo rezuma esa sencillez campesina que tanto gustaba al autor de Puerca tierra. Yves Berger, uno de los tres hijos del matrimonio del escritor brit¨¢nico y la editora Beverly Bancroft, se ha vestido como para pasear por el monte, a juego con el acto, con el pueblo y con el ambiente de la plaza donde se encuentra la casa natal de Francisco de Goya, donde vecinos, amigos y gente relacionada con la figura de John Berger llegada de Madrid y de Zaragoza asisten a la entrega del t¨ªtulo honor¨ªfico y de una medalla goyesca, de manos del alcalde, Enrique Salue?a. Al acabar, todo el mundo com¨ªa nueces del jard¨ªn de Berger.
Nuevos disparates
El dibujo que llev¨® Yves Berger a Fuendetodos acompa?a a otro Berger que ya est¨¢ en el Museo del Grabado de la localidad, un Disparate que John e Yves regalaron al centro de arte y que se a?ade a otras obras contempor¨¢neas de la colecci¨®n que dialogan con las series de Goya y que deber¨ªan integrarse en un prometido Centro Nacional del Grabado, cuyo edificio est¨¢ construido a medias en un campo de las afueras del pueblo, completamente paralizado. Padre e hijo colaboraron en varios proyectos m¨¢s, entre ellos, Rond¨® para Beverly, un breve y doloroso libro publicado en 2015 sobre la muerte de su esposa y madre.
La relaci¨®n de John Berger con Fuendetodos empez¨® en 1987, cuando lleg¨® siguiendo los pasos de su obsesi¨®n por la pintura de Goya, sobre todo, por sus series de grabados. De aquel viaje sali¨® en 1989 El ¨²ltimo retrato de Goya, una obra de teatro escrita a cuatro manos con Nella Bielski sobre la que cay¨® una maldici¨®n: dos veces se intent¨® estrenar en Francia, y las dos veces falleci¨® el director antes de montarla. Nadie recuerda muy bien c¨®mo acab¨® el texto en manos de una peque?a compa?¨ªa zaragozana, que lo estren¨® mundialmente en 1996, coincidiendo con el 250? aniversario del nacimiento de Goya. Se mont¨® en apenas diez d¨ªas, con el propio Berger corrigiendo el texto: ¡°Al estreno vinieron muchas autoridades locales, cre¨ªan que iban a asistir a un biopic, pero la obra es muy cr¨ªptica, y las caras de los alcaldes y presidentes en la primera fila eran tremendas, no entend¨ªan nada¡±, record¨® en Fuendetodos Rafael Campos, responsable de aquel montaje, junto a Cristina Y¨¢?ez. ¡°Compart¨ªamos un chupito de Cutty Sark al final de cada ensayo, era muy generoso, sin las adherencias nefastas que algunos sabios tienen¡±, dijo Campos.
La generosidad es el rasgo que m¨¢s se destac¨®. El periodista Gervasio S¨¢nchez, premio nacional de fotograf¨ªa, tambi¨¦n conoci¨® a Berger en aquel viaje de 1996: ¡°En 1997, cuando yo no era nadie, fui a Par¨ªs a ense?arle mi trabajo sobre las minas antipersona. Me invit¨® a comer y me atrev¨ª a pedirle un pr¨®logo, sabiendo que no los hac¨ªa. Meses despu¨¦s, me llam¨® Pilar V¨¢zquez (traductora al espa?ol de Berger desde 1984) y me pregunt¨® si ten¨ªa un fax, para enviarme un texto que hab¨ªa escrito para m¨ª. Cuando lo le¨ª, me encerr¨¦ en un cuarto a llorar¡±.
Coherente, sujeto al suelo, insuperable, profundamente comprometido con su tiempo¡ Yves Berger escucha la catarata de elogios hacia su padre que caen desde el escenario, entronc¨¢ndolo con el genio de Goya. Las virtudes de uno son las del otro. El periodista Ant¨®n Castro, la traductora y amiga del escritor Pilar V¨¢zquez, el librero Paco Goyanes, que premi¨® uno de sus libros, Esa belleza, y el bailar¨ªn Miguel ?ngel Berna, que interpret¨® un breve n¨²mero concebido especialmente para la ocasi¨®n, en el que baila un texto recitado del homenajeado. Todos reunidos por el af¨¢n de Ricardo Calero, pintor instalado en Fuendetodos y amigo de Berger, a quien iba a visitar a su casa de Quincy con Joaqu¨ªn Gimeno, el anterior alcalde del pueblo, que se refer¨ªa al domicilio del escritor como ¡°la casa de Heidi¡±.
La casa de Goya es ahora tambi¨¦n la de John Berger, unidos, como imaginaba Yves, en el mundo de los muertos.
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