Revoluci¨®n dentro de la revoluci¨®n
?En qu¨¦ medida el periodismo colombiano debe reinventarse ante sus nuevos retos?
Para Colombia el pleno cumplimiento de los acuerdos de paz con las FARC supondr¨ªa una verdadera revoluci¨®n, un nuevo comienzo. Y ello afectar¨ªa muy directamente a la prensa del pa¨ªs que, como dice el periodista ?lvaro Sierra, debe ¡°cambiar el chip¡±; practicarse una trepanaci¨®n para volver casi a la casilla cero: una revoluci¨®n dentro de la revoluci¨®n.
La reacci¨®n generalizada es la de organizar seminarios, reuniones, talleres para desmenuzar las exigencias de esa revoluci¨®n y en ello ocupa un lugar destacado la FNPI, la Fundaci¨®n de Gabo, que ha estado siempre muy atenta a detectar todo lo nuevo. En ese ¡°cambio de chip¡± hay que subrayar el taller que dirige el periodista Sierra, con su propuesta de seis cambios de actitud, toda una nueva antropolog¨ªa period¨ªstica: 1) el momento, en un plazo de 180 d¨ªas, en que las FARC hayan dejado las armas y est¨¦n del todo integradas en la pol¨ªtica y sociedad nacionales; 2) el desarrollo legislativo, enjundioso pero sin problemas de fondo, de la base legal para el posconflicto; 3) una transformaci¨®n de la orograf¨ªa pol¨ªtica colombiana, empezando por el campo; 4) el posconflicto, propiamente dicho en toda su crudeza donde ya menudean los asesinatos de l¨ªderes sociales con ominosas recordaciones, y que yo a?ado que no me parece que se le d¨¦ toda la importancia que merece; 5) la ¡°desbogotanizaci¨®n del pa¨ªs¡±, una regionalizaci¨®n que vaya m¨¢s all¨¢ del reparto de mermelada; 6) y, por ¨²ltimo, la coronaci¨®n de una primera parte de tan descomunal tarea: la preparaci¨®n para la campa?a electoral de 2018, clave de b¨®veda de todo lo anterior.
En la dejaci¨®n de las armas entiendo que entrar¨ªa muy prominentemente una deriva seguramente inevitable: la disidencia dentro de las FARC, y eventualmente del ELN, que constituir¨ªan una espina clavada en el costado del proceso, salvo que se erradiquen y no se permita que los paras ocupen los territorios evacuados por la guerrilla. Y todo ello nos remite a una cuesti¨®n de gran angular: ?existe un periodismo espec¨ªfico para la paz?; y, ?en qu¨¦ medida el periodismo colombiano debe reinventarse para hacer frente a los nuevos retos?
Yo responder¨ªa no a la primera pregunta y s¨ª matizadamente a la segunda. He empezado hablando de revoluci¨®n, pero todo depende de los octanos de cambio que asignemos al t¨¦rmino. Pero el periodismo de la paz no es en su naturaleza diferente al de la guerra; cambian los actores, obviamente hemos de tratarlos de otra forma, pero eso ocurre constantemente en el universo period¨ªstico. No hace falta ser nativo digital, ni hay que inventar nada para pasar de la guerra a la paz. Lo que hay que ver es la continuidad, como dos realidades que se tejen en el mismo telar; sin la guerra no se entender¨ªa la paz, igual que fueron los que conocieron el mundo antes de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn (1989) los que mejor pod¨ªan apreciar las diferencias de contexto. Un ejemplo de esa obsesi¨®n tan latinoamericana por estar al d¨ªa hace que veamos nuevos comienzos en casi todo, como ocurre con la llamada viralidad de los acontecimientos. Pero ning¨²n periodista profesional se deja impresionar por una virulencia de m¨¢s o de menos, que no hace que el hecho sea m¨¢s o menos noticia. Hay que estar al d¨ªa, de ayer, para entender el hoy.
?Y se tiene que reinventar el periodismo colombiano para acometer la tarea? Tanto dir¨ªa que no. Pero s¨ª recuperar algunos viejos h¨¢bitos que exaltaba Gabo: las historias, que es lo mismo que volver a la calle, y recurrir al tel¨¦fono solo in extremis. No hablo de descuidar el digital, donde las sugerencias y los datos para trabajar son multitud; pero tampoco olvidar que las grandes narrativas, de las que habla Alberto Salcedo, comienzan y acaban en la calle. Y en las presentes circunstancias de confusi¨®n y avalancha pueden ser excepcionalmente ¨²tiles las ense?anzas de Michael Reid sobre el periodismo de an¨¢lisis. Historias y an¨¢lisis son la pareja de ases base de esa renovaci¨®n. El periodismo colombiano y, por extensi¨®n, latinoamericano, a la altura de las transformaciones que sufre el continente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.