La Espa?a podrida que Chirbes diseccion¨® retumba en escena
Adolfo Fern¨¢ndez estrena esta semana en Alicante su versi¨®n teatral de 'En la orilla'. Es la primera adaptaci¨®n dram¨¢tica de una novela del fallecido escritor valenciano
Una pasarela de la vida, una vieja fotograf¨ªa no tan vieja, un retrato desolador y aut¨¦ntico de los escombros que dej¨® el pelotazo inmobiliario. El momento en el que todas las carro?as salen a flote. Cuando el marjal va descubriendo aquellas miserias imposibles de esconder. En la orilla, la obra de Rafael Chirbes (Tabernes de Valldigna, Valencia, 1949-2015), se estrena en teatro en un montaje en el que resuenan, en medio del fango pantanoso, las voces amargas e imp¨²dicas de culpables y v¨ªctimas de aquella ruina.
¡°?Qui¨¦n te ha enga?ado? ?Qui¨¦n te ha podrido? En la orilla es un triste relato de nuestras realidades. Es una cr¨®nica amarga de lo que somos. El espejo en el que no nos queremos mirar. Es una historia dolorosa en la que todos nos podemos sentir reflejados¡±. Son palabras de Adolfo Fern¨¢ndez (Sevilla, 1958), productor, director y autor, junto a ?ngel Solo, de la versi¨®n de En la orilla, primera obra de Rafael Chirbes que se lleva al teatro. Protagonizada por C¨¦sar Sarachu, al que acompa?an Marcial ?lvarez, Rafael Calatayud, Yoima Vald¨¦s, Sonia Almarcha y los propios Adolfo Fern¨¢ndez y ?ngel Solo, se estrena el pr¨®ximo viernes en el Teatro Principal de Alicante, para luego viajar a Bilbao (Arriaga), Madrid (Valle-Incl¨¢n) y Valencia (Principal).
Todos los sue?os rotos, pero tambi¨¦n las ambiciones y odios m¨¢s feroces, van apareciendo a lo largo de esa jornada sobre la que se ha estructurado la dramat¨²rgica de la obra. Un encuentro macabro, un juego obsceno y c¨ªnico de tres amigos que empiezan cazando patos, contin¨²an delante de una paella y terminan en una catarsis de coca¨ªna y alcohol en la que termina por salir toda la carro?a. Es Esteban (C¨¦sar Sarachu), el due?o de la carpinter¨ªa que se ve obligado a cerrar el negocio dejando en paro a sus cuatro empleados y que ahora se encarga de cuidar a su anciano padre enfermo, el hilo conductor de la historia, el que va narrando ese viaje hacia la miseria moral y el desastre econ¨®mico. ¡°Es la aventura m¨¢s potente en la que nos hemos metido como compa?¨ªa. Es una obra de alto voltaje y gran compromiso¡±, asegura Fern¨¢ndez, fundador de K. Producciones, tras el ensayo completo que se represent¨® el s¨¢bado en una sala de Madrid.
La traici¨®n colectiva
Adolfo Fern¨¢ndez compr¨® los derechos de En la orilla nada m¨¢s ser publicada en 2013, antes de que la novela se alzara con el Premio Nacional de Narrativa y de la Cr¨ªtica y todos los ¨¦xitos literarios y cr¨ªticos. Seguidor incondicional de las obras de Chirbes, -Crematorio, La buena letra o Los viejos amigos-, Fern¨¢ndez se lanz¨® a En la orilla por la oportunidad que le brindaba esta novela de contar la historia de las consecuencias del pelotazo inmobiliario sobre los ciudadanos de a pie, m¨¢s all¨¢ del mundo de los pol¨ªticos o los mafiosos. "Quer¨ªa poner sobre el escenario esa traici¨®n colectiva a unos valores y una ¨¦tica, el triunfo de la mala educaci¨®n y el capitalismo m¨¢s feroz".
Con la adaptaci¨®n ya escrita, Fern¨¢ndez conoci¨® a Rafael Chirbes en un curso de literatura que imparti¨® el escritor en una mas¨ªa de Menorca. ¡°Cinco d¨ªas durmiendo a quince metros de Chirbes y con mi libreto en la mano y fui incapaz de ense?¨¢rselo. ?l sab¨ªa que yo lo ten¨ªa pero no tuvo inter¨¦s en leerlo. Me dijo muchas veces que ¨¦l hab¨ªa escrito la novela y que lo que hici¨¦ramos con ella le daba igual, que ser¨ªa otra cosa. Mis compa?eros de curso me ped¨ªan todos los d¨ªas en las sobremesas que leyera algo de la adaptaci¨®n, yo miraba a Chirbes y siempre dec¨ªa ma?ana. Ese ma?ana nunca lleg¨®. De todos modos, creo que le hubiera gustado porque su alma est¨¢ ah¨ª. Hubiera echado de menos muchas cosas, pero tambi¨¦n yo¡±.
Las dificultades para adaptar esta obra de m¨¢s de 400 p¨¢ginas a un montaje teatral de una hora y cuarenta minutos han sido enormes. Ah¨ª est¨¢n los tres a?os de trabajo y las ocho versiones realizadas. Tambi¨¦n la frustraci¨®n e insatisfacci¨®n por todo lo que se ha quedado en el camino. ¡°Es la adaptaci¨®n m¨¢s frustrante que hemos realizado nunca. Siempre lo vivir¨¦ como una frustraci¨®n porque en el tintero se me han quedado muchas cosas que no quer¨ªa que se perdieran, pero se han perdido. No hemos podido contar todo lo que quer¨ªamos. Me he tenido que separar de la novela y defender el texto que tenemos. He dejado de hurgar para no seguir encontrando cosas. Ha sido una verdadera pelea¡±, explica el director que ha dejado en casa la novela que ha le¨ªdo m¨¢s de 30 veces y cuyas hojas, subrayadas y tachadas, escritas en los m¨¢rgenes, apenas se sostienen ya.
Son muchos los personajes que, inevitablemente, no est¨¢n en la obra, pero el esp¨ªritu de Chirbes se huele y se siente. ¡°Hemos sido fieles y consecuentes con Chirbes, el cronista de las sombras m¨¢s oscuras de nuestro pa¨ªs, un hombre valiente que vivi¨® muchos a?os marginado y que escribi¨® con crudeza de una realidad que denunci¨® como hombre comprometido que fue¡±, a?ade Fern¨¢ndez, que ha buscado una escenograf¨ªa sugerida de esa realidad. Con una gran pantalla al fondo, en la que se revivir¨¢ el marjal donde plantar la ca?a y echar la red, pero tambi¨¦n la oculta oficina bancaria o el interior de la carpinter¨ªa, la acci¨®n se desarrolla en una gran pasarela de madera, que se convierte en esa pasarela de la vida que tanto ha buscado reflejar Adolfo Fern¨¢ndez. ¡°Es ah¨ª donde sacaremos a pasear nuestras verg¨¹enzas y nuestras miserias sin pudor. Es la pasarela de nuestros sue?os baratos y horteras¡±.
¡°Yo he sido el ¨²ltimo estafado, el pardillo ideal, el que se enter¨® el ¨²ltimo¡±, se lamenta Esteban en el escenario, poco antes de tomar la decisi¨®n de ¡°devolver la dignidad¡± a su padre, al hombre que ¨¦l no conoci¨®, al luchador antifascista y al que culpa de todos sus males. Tras muchos a?os en Estocolmo, el regreso de C¨¦sar Sarachu (Barakaldo, Vizcaya, 1958) a los escenarios teatrales en Espa?a ha sido a lo grande. Tras Reikiavik, de Juan Mayorga, en el que interpret¨® al ajedrecista Bobby Fischer, le ha llegado la oportunidad con este personaje de Esteban tan contradictorio y rico en matices. ¡°Es un canalla y una persona honrada a veces, tierno y duro, v¨ªctima y prisionero de su propia historia y de las decisiones que ¨¦l ha tomado y de las que culpa a su padre¡±, susurra este actor de maneras elegantes y tranquilas. La misma tranquilidad con la que Esteban lleva a su padre al marjal. ¡°No tengas miedo, el pantano tiene un regazo blando¡±.
Babelia
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