Unos Oscar medidos de laboratorio... hasta que lleg¨® el caos

En los ¨²ltimos d¨ªas, el clamor anti La La Land herv¨ªa en muchos sitios, demasiados sitios. Damien Chazelle no es un ni?o de Hollywood, sino alguien que ha recibido cinco a?os continuos de rechazos en despachos, que logr¨® levantar La La Land tras demostrar su talento en Whiplash, que levant¨® Whiplash despu¨¦s de hacer un corto hom¨®nimo como muestrario de su ¡­ Que empez¨® a rodar La La Land con un presupuesto exiguo, que le fue aumentado a las dos semanas cuando en el estudio vieron los primeros dailys (lo rodado d¨ªa a d¨ªa), que solo lo hizo respaldado por un estudio de tama?o medio, Legendary, que ha recuperado un g¨¦nero tan denostado como el musical (desde Moulin Rouge?no ha triunfado un musical en la pantalla que no procediera de Broadway, como Mamma Mia!, Chicago o Los miserables).

Lo mismo ser¨ªa aplicable para Barry Jenkins, por Moonlight. En los ¨²ltimos cuatro a?os los premios Independent Spirit han acertado con la ganadora del Oscar a mejor pel¨ªcula, lo que significa que la estatuilla m¨¢s importante de Hollywood se la han llevado pel¨ªculas de presupuesto de menos de una veintena de millones de d¨®lares (Moonlight cost¨® cinco, La La Land, 30). Rodada en 25 d¨ªas ¡ªNaomie Harris, candidata a actriz secundaria, film¨® su papel en tres d¨ªas¡ª, la influencia de Wong Kar-Wai sobrevuela todo el metraje. Tiene sentido, ya que la pasi¨®n por el cine franc¨¦s y asi¨¢tico naci¨® en Jenkins desde que encontr¨® en el Blockbuster al que iba de cr¨ªo en Miami un v¨ªdeo de Chungking Express con una foto de Tarantino en la car¨¢tula con una frase recomendando su visionado. Estudi¨® cine en Florida State University, y all¨ª coincidi¨® con el director de fotograf¨ªa James Laxton, la productora Adele Romanski y los montadores Nat Sanders y Joi McMillon, todos presentes en un drama basado en una obra de teatro nunca representada de Tarell Alvin McCraney en la que Jenkins encontr¨® ecos de su infancia marcada por una madre drogadicta.

Y s¨ª, Moonlight es fascinante. Pero la Academia no ha hecho caso a Jackie, la pel¨ªcula m¨¢s original de las que pasaron por la ceremonia, y por supuesto menos a¨²n a Paterson o a Elle, los dos mejores largometrajes del a?o.

Con todo el jaleo se nos pasar¨¢ que Isabelle Huppert, icono del cine mundial, se ha ido sin trofeo, y eso que su interpretaci¨®n es la mejor del a?o (por encima de diferencias masculina o femenina). Juanjo Gim¨¦nez tambi¨¦n vuelve sin premio: desde que Juan Carlos Fresnadillo fuera candidato por Esposados hace 20 a?os, uno tras otro los cortometrajistas espa?oles se han ido estrellando contra la imposibilidad ganar el Oscar.

Con el final, se nos escapar¨¢ el olfato de Brad Pitt. Su nombre no figuraba como productor, pero s¨ª el de su empresa, Plan B. Sus labores arrancaron hace dos a?os cuando Jenkins moder¨® en el festival de Telluride el coloquio sobre 12 a?os de esclavitud, con la que Pitt gan¨® el Oscar principal. De hecho, acab¨® con su reclusi¨®n medi¨¢tica cuando subi¨® al escenario de los Globos de Oro a soltar halagos sobre su hija cinematogr¨¢fica.

Y es que hasta ese esperp¨¦ntico final, todo iba calibrado. El Oscar al mejor guion original (premio que suele servir de consuelo para pel¨ªculas m¨¢s de autor) y el de mejor actor, para Manchester frente al? mar. Otros dos, t¨¦cnicos, para Hasta el ¨²ltimo hombre ¡ªentre ellos el ganado por Kevin O'Connell, despu¨¦s de 21 candidaturas¡ª. El desbarre del Oscar a mejor maquillaje y peluquer¨ªa para Escuadr¨®n suicida. El de mejor documental para O. J.: made in America, una serie de ESPN de 7 horas y 47 minutos (cuidado con la puerta que se abre). El de largo de animaci¨®n, para Zootr¨®polis, en una categor¨ªa con cinco obras maestras. Otro de vestuario para?Animales fant¨¢sticos y d¨®nde encontrarlos. El de Viola Davis por Fences (Denzel Washington tambi¨¦n puso cara de querer mucho el suyo). Otros para El libro de la selva y La llegada. Y los seis de La La Land y los dos de Moonlight hasta antes del premio principal. Todo muy muy medido... pero lleg¨® ese final descontrolado con un escenario rebosante de candidatos/ganadores/perdedores y candidatos/perdedores/ganadores por culpa del Oscargate.

Con todo el descontrol del final m¨¢s alocado de la historia de los Oscar, que mira que no he ganado yo porque has ganado t¨², se nos olvidar¨¢n las merecidas recompensas al iran¨ª Asghar Farhadi (ganador del premio a la mejor pel¨ªcula de habla extranjera con El viajante) y a Davis (actriz secundaria ¡ªen fin¡ª con Fences).?Pues todo eso se nos olvidar¨¢ con la tarjeta que no dec¨ªa lo que dec¨ªa.