Las atribuladas tribulaciones de la pareja
El tormentoso y fr¨ªo universo de Nor¨¦n queda lejos del que se nos ofrece en esta producci¨®n
Demonios
Autor: Lars Nor¨¦n Eric Coble. Traducci¨®n y adaptaci¨®n: Francisco J. Uriz. Int¨¦rpretes: Alberto Berzal, Paola Matienzo, Ruth D¨ªaz y David Boceta. Vestuario: Laura Renau. Sonido: I?aki Rubio. Luz: Joseph Mercurio. Escenograf¨ªa: Juan Sanz y Miguel ?ngel Coso. Direcci¨®n: Juli¨¢n Fuentes Reta.
Madrid. Teatro Galileo, hasta el 19 de marzo.
El matrimonio, como espacio de reclusi¨®n: para Lars Nor¨¦n, el infierno es la pareja, parafraseando a Sartre. M¨¢s que a Strindberg, con quien se le tiende a comparar, el Nor¨¦n de Demonios nos recuerda al Edward Albee de ?Qui¨¦n tema a Virginia Woolf?: hay en ambas obras id¨¦ntico duelo conyugal y un exhibicionismo emotivo similar. Tambi¨¦n los esposos de Danza macabra se machacan sin piedad, pero esta obra es notablemente m¨¢s seca y desoladora que la de su sucesor hipot¨¦tico en el firmamento dramat¨²rgico escandinavo.
En Demonios, Frank y Katarina, la acomodada pareja protagonista, no se soporta, pero ser¨ªa incapaz de separarse: la rutina es m¨¢s poderosa que su deseo de cambio. Tambi¨¦n Tom¨¢s y Jenna, sus vecinos, se quieren y se desagradan: sus hijos parecen fruto de la inercia marital. Nor¨¦n re¨²ne a los cuatro esposos en el apartamento de los dos primeros, los agita como si de una coctelera se tratara y conf¨ªa en que nos bebamos el combinado con una mezcla de placer y de repulsi¨®n.
En esta puesta en escena, lo que se ve no acaba de casar con lo que se dice: los personajes representados quedan lejos de los que su autor propone. Por ejemplo, la escultural y desenvuelta Katarina de Paola Matienzo, pr¨®diga en mostrar una anatom¨ªa admirablemente trabajada, evoca sin quererlo el universo de S¨¦ infiel y no mires con qui¨¦n, vodevil de John Chapman y Ray Cooney (que se eterniz¨® en cartel protagonizado por la vedette Licia Calder¨®n) antes que los de Danza macabra y La se?orita Julia.
No se entrev¨¦, en la puesta en escena de Juli¨¢n Fuentes Reta, una lectura personal, un impulso genuino que no sea el de montar una obra difundida internacionalmente de un autor profusamente celebrado. Queda el tormentoso, fr¨ªo y desazonador universo de Nor¨¦n lejos del que nos ofrecen estos int¨¦rpretes (cuya calidad qued¨® fuera de duda en otras producciones) y avanza el espect¨¢culo sin que el arco emocional de las parejas se tense de veras, haya verdadero roce entre ellas ni se alcancen los cl¨ªmax que el texto parece marcar. Frases como: "Tus ajados ojitos de cerda", suenan a traducci¨®n literal.
Entre las actuaciones, sobresale la de Ruth D¨ªaz, por la sinceridad enternecedora que transmite.
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