¡°Para estar as¨ª, mejor me muero¡±
El documental ¡®El silencio roto¡¯, de Piluca Baquero, re¨²ne conmovedores testimonios de v¨ªctimas del acoso escolar
Cuando tocaba piscina, se pon¨ªa a¨²n m¨¢s nervioso. No era temor al agua sino a que le vieran en ba?ador. Entonces algunos compa?eros redoblaban los insultos que ya recib¨ªa en clase: gordo, ballena, foca... El ni?o se obsesion¨® con dejar de comer y, al final, explot¨®: ¡°Para estar as¨ª, mejor me muero". Lo cuenta su madre, Coral Cabezas, con voz entrecortada. Cualquiera que escuche a ese menor, que empez¨® a ser asediado a los seis a?os y al poco empez¨® a tartamudear, y su progenitora se puede hacer s¨®lo una ligera idea del tormento por el que pasan las v¨ªctimas y sus familiares a causa del acoso escolar.
La voz del ni?o, levemente distorsionada, aporta uno de los conmovedores testimonios recogidos en la pel¨ªcula El silencio roto, junto a la de otros que han pasado (y a¨²n pasan, porque las secuelas perduran) por el mismo calvario. Sus rasgos f¨ªsicos, sin embargo, son inventados, porque todos ellos son menores. El conocido artista Javier de Juan los ha imaginado libremente como dibujos animados. La combinaci¨®n de realidad y ficci¨®n acent¨²a la carga emocional, protege la identidad de los ni?os y aleja la sombra del morbo. ¡°He trabajado a partir de los audios en una experiencia ¨²nica, m¨¢s que de realidad de hiperrealidad. Son ni?os que no mienten que hablan de problemas personales tremendos¡±, explica Javier de Juan, creador de la llamada Nueva Figuraci¨®n Espa?ola.
Cuatro madres, dos padres y un buen n¨²mero de expertos, entre psic¨®logos, psiquiatras, educadores y abogados aparecen tambi¨¦n en esta pel¨ªcula documental. Su directora es? Piluca Baquero, productora de filmes como Lena, Las huellas borradas o Lo que s¨¦ de Lola. Cuando empez¨® a vivir el drama en las carnes de su propia hija, decidi¨® estrenarse en la realizaci¨®n.
¡°Me di cuenta de que no hay herramientas para explicar a los ni?os, sobre todo en Primaria, qu¨¦ es el acoso escolar¡±, cuenta Baquero. Se pas¨® casi un a?o grabando casos de acoso con la intenci¨®n desde el principio de que los ni?os no salieran para ¡°no estigmatizarlos¡±, por lo que busc¨® la colaboraci¨®n de Javier de Juan. Baquero, directora del archivo del cineasta de vanguardia Val del Omar, habla en el laboratorio en Madrid de Julia Juaniz, donde la montadora ultima la pel¨ªcula, que ahora se encuentra en postproducci¨®n.
All¨ª se han reunido tambi¨¦n tres madres m¨¢s participantes en el documental, que se ven por primera vez en las im¨¢genes. Han accedido a relatar sus casos inscritos en una problem¨¢tica que ha vuelto a acaparar el inter¨¦s medi¨¢tico en las ¨²ltimas semanas por la investigaci¨®n abierta por una juez (ha detectado indicios de acoso escolar en el suicidio de una adolescente de 13 a?os en Murcia), por el reciente suicidio de un ni?o en Madrid, y por el estreno en Cuatro del pol¨¦mico programa Proyecto Bullying.
¡°En los dos ¨²ltimos a?os se han multiplicado las consultas¡±, explica Mar¨ªa Jos¨¦ Fern¨¢ndez, madre afectada y presidenta de la Asociaci¨®n Madrile?a contra el Acoso Escolar. Asegura que la primera reacci¨®n en la mayor¨ªa de los centros educativos es negar que se produzca el acoso.
¡°Me pegaban en el patio y si lo contaba me dec¨ªan que me pegar¨ªan m¨¢s¡±, dice el testimonio de un menor en el documental, producido para su proyecci¨®n en televisi¨®n y cine. ¡°Me pegaban patadas y me tiraban del pelo, me escond¨ªan los libros¡±, explica otro menor en la pel¨ªcula con la voz apagada. El coro de voces revela una problem¨¢tica social de dif¨ªcil resoluci¨®n: ¡°Me dejaban a un lado. Era la se?alada del acoso escolar¡±; ¡°acab¨¦ enfada conmigo misma¡±; ¡°me empec¨¦ a hacer heridas por la frustraci¨®n que sent¨ªa¡±; ¡°me provocaba el v¨®mito¡±; ¡°tengo miedo y me quiero quedar en casa¡±.
La agresi¨®n f¨ªsica o verbal debe ser continuada
Hay un momento en que las madres que est¨¢n viendo las im¨¢genes del documental El silencio roto, de manera casi imperceptible, niegan con la cabeza. Se produce cuando un experto sugiere que hay algunos posibles rasgos f¨ªsicos, comportamientos y conductas que elevan el riesgo de que determinados menores sufran acoso escolar. "As¨ª se culpa a la v¨ªctima", dice una. "Son ni?os normales; no as¨ª el comportamiento del acosador", se?ala otra.
Para que se produzca acoso escolar tiene que haber una acci¨®n (una agresi¨®n f¨ªsica o verbal, una discriminaci¨®n...) continuada en el tiempo. No se trata de insultos o peleas espor¨¢dicas. Las madres consultadas coinciden en que los centros no est¨¢n preparados para atajar el problema. Hay un protocoloco de actuaci¨®n que tarda en ponerse en marcha y cuando se toman medidas, a veces, es contraproducente, pese a la buena voluntad. Es el caso de reunir a los alumnos de la clase para recriminar el acoso a uno de ellos, que ser¨¢ as¨ª estigmatizado definitivamente por la mayor¨ªa. La soluci¨®n m¨¢s extendida es cambiar de colegio a las v¨ªctimas. ¡°Es m¨¢s f¨¢cil eso que hacer que se marchen los acosadores¡±, comenta una madre. Los expertos piden campa?as de concienciaci¨®n en los centros para erradicar el problema que se manifesta cuando un ni?o de repente cambia de c¨¢racter, se vuelve irascible, cae su rendimiento, se pone muy nervioso conforme se acerca la hora del colegio... Son algunos de los s¨ªntomas, apunta Mar Valdeita, madre y vicepresidenta de la Asociaci¨®n Madrile?a Contra El Acoso Escolar.
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