La suerte del violinista
El Estado natal de Zimmermann recupera para el artista alem¨¢n el Stradivarius que hace dos a?os le arrebat¨® un banco
Frank Peter Zimmermann todav¨ªa recuerda el dolor que sinti¨® justo hace dos a?os. ¡°Fue como si me quitaran la voz¡±, relata el violinista en su camerino del Auditorio Nacional con la cara todav¨ªa congestionada tras su concierto. No es un asunto del que le guste hablar al solista alem¨¢n. Vive con ese gran pesar desde que se separ¨® de su Lady Inchiquin,el Stradivarius de 1711 con el que llevaba tocando m¨¢s de una d¨¦cada.
El West LB, la misma caja de ahorros alemana que lo compr¨® para prest¨¢rselo, se lo reclam¨® de vuelta cuando la crisis hundi¨® la entidad. El violinista trat¨® de llegar a un acuerdo de compra pero las negociaciones terminaron sin ¨¦l. Lo que quedaba del West LB, en sus d¨ªas gloriosos el tercer banco m¨¢s grande del pa¨ªs, se iba a vender al mejor postor (colecci¨®n de arte y Stradivarius incluido). La voz de Zimmermann se apag¨® a la espera de protagonizar una gran subasta en Nueva York.
En esa ciudad precisamente empez¨® la pesadilla del violinista. All¨ª aterriz¨® en febrero de 2015 sin su Lady Inchiquin. Tuvieron que prestarle un instrumento con el que tocar el concierto para viol¨ªn de Jean Sibelius, una obra que durante muchos a?os estuvo guardada en un caj¨®n por deseo expreso de su compositor. El destino hab¨ªa encerrado esta vez al Stradivarius del solista en la c¨¢mara acorazada de un banco.
En Estados Unidos estaba tambi¨¦n parte de la causa de la separaci¨®n; all¨ª se generaron todas esas hipotecas basura con las que se hab¨ªan atiborrado los bancos alemanes. Un episodio que retrata muy bien el libro La gran apuesta, de Michael Lewis (Debate):
¡ª¡°?Qui¨¦n es el idiota que compra esto?¡±, pregunta uno de los personajes.
¡ª¡°Unos est¨²pidos alemanes en D¨¹sseldorf¡± es la respuesta que siempre recibe.
El West LB estaba radicado en esa ciudad y tuvo adem¨¢s el honor de ser la primera entidad alemana para la que se cre¨® un ¡°banco malo¡± que lo ayudara a reponerse de la toxicidad de su balance. La caja, controlada por el Estado de Renania del Norte-Westfalia, recibi¨® un rescate de 3.000 millones de euros, pero no fue suficiente. La Comisi¨®n Europea oblig¨® a Alemania a liquidar ese ¡°enfermo cr¨®nico¡±.
Fue toda esta concatenaci¨®n de catastr¨®ficas desdichas la que mand¨® de peregrinaje a Zimmermann en busca de una nueva voz. Durante meses prob¨® varios violines pero ninguno le convenc¨ªa. Hasta que un d¨ªa, en una gira por Asia, se le acerc¨® un hombre chino. En perfecto alem¨¢n le dijo: ¡°Tengo un viol¨ªn que me gustar¨ªa que probara¡±. Faltaban 10 minutos para el ensayo general, pero el misterioso se?or insisti¨® tanto que le convenci¨®. Solo cinco notas le bastaron al solista para reconocerlo. Era el General Dupont, el Stradivarius del violinista belga Arthur Grumiaux. Zimmermann hab¨ªa crecido escuchando sus grabaciones de Bach y Mozart. Esa noche sali¨® al escenario de Shangh¨¢i a tocar Brahms con el que ser¨ªa a partir de ese momento su nuevo Stradivarius prestado.
Pero el destino sigui¨® maquinando a su favor. En Alemania un sector de la poblaci¨®n comenz¨® a criticar la subasta de las obras de arte de las cajas de ahorro quebradas para hacer frente a sus deudas. Muchos de los cuadros que se pod¨ªan ver en los museos regionales desaparecer¨ªan para lucir en las paredes de las mansiones de multimillonarios. La venta de la colecci¨®n del West LB, incluido el viol¨ªn, se paraliz¨® y en verano de 2016 el Estado de Renania del Norte-Westfalia anunci¨® la adquisici¨®n de todo el lote por 30 millones de euros con la intenci¨®n de que Lady Inchiquin volviera a las manos del ilustre solista de este land.
Han pasado ya meses y el esperado reencuentro todav¨ªa no ha sido posible. ¡°Es cuesti¨®n de semanas¡±, aclara Zimmermann, ¡°pero ya est¨¢ solucionado¡±. Las cuatro cuerdas con las que acaba de interpretar a Bach y Prokofiev en Madrid puede que no sean las de su verdadera voz. Pero los grandes virtuosos son capaces de conmover hasta tocando con otro Stradivarius.
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