Oreja para el debutante ?lvaro Lorenzo en el ¨²nico toro potable

Del env¨ªo de Alcurruc¨¦n, el sexto salvo el honor de la divisa. De los seis, solo ese toro que cerr¨® la corrida fue de aprobado alto. El resto, de suspenso. Sin paliativos. Aunque hubo uno, el cuarto, que tuvo su estilo en la primera vara de castigo, para salirse suelto en la segunda.

Fue, adem¨¢s, una corrida inc¨®moda de manejar de salida con la capa: distra¨ªdos, ajenos a los capotes, recorrieron el ruedo al aire que les conven¨ªa. El que cerr¨® la tarde fue la excepci¨®n. Se fue de largo en el primer puyazo, se dej¨® pegar y se le sirvi¨® con un refilonazo en la segunda entrega en el caballo. Antes de eso, tuvo su cierto ritmo para la capa, nada que ver con los cinco que saltaron antes, que sirvi¨® para que Lorenzo lo toreara con mucho ritmo y gusto. No fue, sin embargo, toro de gran entrega en banderillas, pero ?lvaro Lorenzo vio las posibilidades y lo aprovech¨®. La faena tuvo forma y fondo, con el toro entregado a la causa. Y autoridad. Vistos los cinco primeros cap¨ªtulos de la tarde, la cosa supo a gloria en este sexto. Hubo orden en la faena, combinando tandas con gusto por los dos pitones. Aunque por el izquierdo pareci¨® m¨¢s cortito el de Alcurruc¨¦n, Lorenzo le supo sacar provecho. Bien construido todo, con armon¨ªa. Todo lo contrario, dejando que el toro tambi¨¦n se sintiera a gusto embistiendo. Por dos veces cogi¨® Lorenzo la muleta con la izquierda; por dos veces entendi¨® que no hab¨ªa que disputarle al toro con la provocaci¨®n. Bien llevado siempre, todo tuvo encaje y argumento. La primera estocada la escupi¨® el toro, pero la segunda fue certera. Buena imagen dej¨® este nuevo matador en su debut valenciano.

La otra cara de la moneda fue el tercero, el primero de su lote. Ya en el primer tercio sembr¨® el desconcierto, yendo de caballo en caballo para ser picado en un aqu¨ª te pillo aqu¨ª te pico. Lidia desordenada y ning¨²n capote capaz de fijar a un toro que tampoco quer¨ªa ser convencido. A la muleta lleg¨® de igual guisa. Busc¨® a las primeras las tablas y ningune¨® a su matador. No sali¨® de los adentros, y Lorenzo, con buen criterio, no alarg¨® lo que se presum¨ªa un imposible.

Los cuatro toros que se repartieron Juan Bautista y Fortes fueron casi como un calco los unos de los otros. Bautista trat¨® de sujetar al toro que abri¨® la corrida con un tanteo poco convencido. Rapidito y a tirones, fue desarmado en una ocasi¨®n. Solo hubo un intento con la mano izquierda, que result¨® un fiasco. Se empe?¨® en matar a recibir y al tercer intento, vio luz verde a su empecinado empe?o. El cuarto empuj¨® entregado en la primera vara, pero se march¨® sin permiso de la segunda en respuesta contradictoria. Fue y vino sin clase. Y sin mayores problemas. Otra vez ligerito Bautista con la muleta. Y otra vez el consumado oficio de un torero que soport¨® palmas de tango cuando la tarde se ven¨ªa cuesta abajo.

Fortes abri¨® la faena al segundo con un farol de rodillas, en boga en estos tiempos, seguido con cuatro muletazos sin ponerse en pie. Vistoso comienzo que no sirvi¨® para iluminar la faena. De cerca, sereno, consinti¨® Fortes en faena terca y constante. Le puso coraz¨®n en los parones y en un cosido cambiado por la espalda, tambi¨¦n ¨²ltima moda. Super¨® un momento de apuro, al salir perseguido, y volvi¨® a encontrarse en situaci¨®n complicada despu¨¦s del primer pinchazo. A este toro se le hab¨ªa recibido con algunas protestas por su justa presencia.

El quinto fue el m¨¢s serio de tipo del conjunto de un lote m¨¢s que correcto. Pero se apag¨® muy pronto, antes de lo debido y puso freno a cada acometida. Fortes plante¨® una lucha cuerpo a cuerpo, pero el toro solo espabil¨® cuando intent¨® atrapar al torero. Otro apuro superado por Fortes que, como en el anterior, se vio sorprendido y perseguido. Faena, en fin, anodina. Gris.