Holgar antes de la cruzada

La leyenda del amor que Alfonso VIII mantuvo durante siete a?os con una jud¨ªa toledana, est¨¢ inspirada en la tradici¨®n b¨ªblica: ese es el tiempo que Jacob hubo de prestar servicio a su t¨ªo para que le permitiera casarse con su prima Raquel. El mito se gest¨® probablemente para explicar la derrota en la batalla de Alarcos (1195) del ej¨¦rcito del rey castellano frente a los integristas almohades, que ven¨ªan haciendo la yihad en la Pen¨ªnsula desde medio siglo atr¨¢s.

M¨¢s informaci¨®n

Lope de Vega y la doble vida de un rey medieval

Es dif¨ªcil valorar La jud¨ªa de Toledo a trav¨¦s de la versi¨®n que nos ofrece Laila Ripoll, porque ha eliminado por completo el acto I (casi media obra), en el que Lope plantea la pugna entre los partidarios de entregar el trono a Alfonso, a¨²n siendo ni?o, y quienes defienden que eso suceda cuando cumpla los quince a?os. Una vez coronado, espada de Santiago Ap¨®stol en mano, Alfonso VIII se lanza contra la morisma.

La segunda parte, donde comienza el espect¨¢culo producido por la CNTC, muestra la boda del rey con Leonor Plantagenet, su enamoramiento de la bella Raquel, la conjura nobiliaria para asesinar a la joven jud¨ªa y la vuelta del rey a la guerra, que tuvo pronto punto de inflexi¨®n en Las Navas de Tolosa.

Ignoro qui¨¦n y porqu¨¦ ha escogido este drama, que se nos sirve demediado. Donde Lope habla sobre el car¨¢cter teocr¨¢tico de la monarqu¨ªa y dramatiza el dificultoso ascenso del joven monarca, su aptitud b¨¦lica y el riesgo en el que pone a Castilla cuando se entrega al amor (el poeta compara la situaci¨®n con la p¨¦rdida del reino visig¨®tico), Ripoll cuenta exclusivamente la historia pasional entre Alfonso y su querida, en un contexto turbulento.

El vestuario y las proyecciones (un puzzle algo confuso de secuencias del No-Do, con locuci¨®n nueva) sit¨²an la acci¨®n tras la Guerra Civil espa?ola: vienen a sugerir que la Historia avanza en espiral y que las pasiones regias de anta?o tienen su equivalente en nuestros d¨ªas.

Entre los momentos m¨¢s logrados del montaje, figuran el descubrimiento de las dos ninfas ba?¨¢ndose en el Tajo y todas las intervenciones de Marcos Le¨®n, en el papel de Belario, gracioso serio que juzga cuanto sucede certeramente: como un maestro de ceremonias, est¨¢ dentro y distanciado de la acci¨®n a la vez. Federico Aguado interpreta a un monarca nada sobrado de majestad, m¨¢s pendiente su mirada de la tierra que del cielo. La Leonor de Ana Varela tiene dignidad regia, y la Raquel de Elisabet Altube, encanto como para que el protagonista se pierda soberanamente por ella. El resto del reparto, hace valer su oficio. Subrayables, el tono, el car¨¢cter y la propiedad con los que Mariano Mar¨ªn pone voz al No-Do.