¡°Un ni?o no es nunca un inmigrante, por definici¨®n¡±
Valeria Luiselli publica un libro de ensayo con su experiencia como int¨¦rprete de menores sin papeles ante la Corte Federal de Nueva York
La pregunta 34 es la que abre la caja de Pandora: ?Alguna vez tuviste problemas con bandas del crimen organizado en tu pa¨ªs? Y el ni?o, que en este caso se llama Manu ¡ªpero se podr¨ªa llamar Juan, Miguel, o Mar¨ªa¡ª, empieza a contar una historia cruda de la mara Salvatrucha, o de La 18, bandas que nacieron en Estados Unidos pero uno siempre asocia con todo lo que queda frontera abajo. Y el chico cuenta entonces que rivalizaban por captarle, que unos ya le andaban engatusando cuando otros le quer¨ªan cazar, as¨ª que lo esperaban a la salida del colegio, que un d¨ªa ech¨® a correr con un compa?ero y que dispararon a su amigo¡ Este punto del relato es la recta final de un cuestionario de admisi¨®n de 40 preguntas que los ni?os sin papeles deben responder ante un juez que decide si los deporta. A Valeria Luiselli (M¨¦xico, 1983), que trabaj¨® como int¨¦rprete para esos chicos en la Corte Federal de Nueva York, le ha servido para contar la naturaleza de la migraci¨®n infantil, de los menores que un d¨ªa aparecen solos, con lo puesto, al otro lado de la frontera.
"Los ni?os que vienen son objetivo de las bandas desde chiquititos, desde los 11 a?os incluso, porque ya suelen tener hermanos y primos metidos en una red¡ Muchas veces las figuras paternas est¨¢n ausentes, o porque mueren o porque se han ido antes a Estados Unidos, y puede quedar una abuela, pero tambi¨¦n muere, o unos t¨ªos, que se van¡ Es un abandono tras otro y la ¨²nica sensaci¨®n de pertenencia puede estar en una pandilla. Desde peque?os son susceptibles de caer por esa v¨ªa o por coerci¨®n violenta.... Es raro entrevistar a un ni?o que no hable de eso", explica Luiselli.
Los ni?os perdidos. Un ensayo en cuarenta preguntas (Sexto piso, 2016) habla de un asunto al rojo vivo en Estados Unidos y es un balc¨®n al entramado legal en el que entran los miles de menores que llegan forma irregular, muchas veces previo pago a las mafias. Cuando empez¨® a escribirlo, hace m¨¢s de un a?o, Luiselli no imaginaba el calado que iba a tomar, pues Donald Trump no era siquiera el candidato republicano a la Casa Blanca. Ahora es ya presidente y acaba de endurecer la pol¨ªtica de deportaciones como colof¨®n a un discurso muy duro contra la inmigraci¨®n ilegal, si bien de momento no tocar¨¢ la protecci¨®n de los dreamers (j¨®venes que inmigraron siendo ni?os).
Pero un ni?o, recalca la autora, es siempre un refugiado, jam¨¢s un inmigrante: "Hay una definici¨®n legal muy clara: un refugiado es una persona que huye de la persecuci¨®n del estado por motivos de creencias religiosas, pol¨ªticas, de g¨¦nero¡ Para que un ni?o huya, su mundo debe estar devastado, y no tiene un Gobierno que le proteja. Los que llegan de Am¨¦rica central huyen de persecuciones horribles, de las pandillas, de amenazas de muerte¡ Un inmigrante en alguien que huye de su pa¨ªs para buscar esas mejores oportunidades de vida y trabajo, pero un ni?o por definici¨®n no puede buscar trabajo, sino refugio".
Luiselli, autora tambi¨¦n de Los ingr¨¢vidos o Historia de mis dientes, vive en la multicultural Nueva York, una de las llamadas "ciudades santuario", que no colaboran en la detenci¨®n de los llamados sin papeles. Junto con Los ?ngeles, Chicago y otras, forma parte de las metr¨®polis que quieren desafiar a Trump. Se calcula que hay 11 millones de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos y la mayor¨ªa se concentra en esos enclaves. Sin embargo, no es en esas urbes donde ha calado el discurso antiinmigraci¨®n de Trump, sino en zonas con menos extranjeros irregulares.
?Hay racismo o clasismo en el rechazo a los ni?os migrantes? "Es 100% racismo, si fueran ni?os polacos o ni?os franceses¡ Hay una cosa racial que no se puede edulcorar, este es un pa¨ªs sumamente racista donde los blancos siguen teniendo m¨¢s oportunidades... No es siempre as¨ª, pero muchas veces", remata Luiselli. Ya no trabaja en la Corte de Inmigraci¨®n, pero sigue colaborando con ni?os a trav¨¦s de una asociaci¨®n llamada Teenage Inmigrant Integration Association (TIIA), fundada en la Universidad de Hofstra. Manu, el chico de la pregunta 34 , sigue en Estados Unidos. Suele mandarle pasajes de la Biblia por Whatsapp.
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