La crisis de Woody Allen

Sin Woody Allen, no habr¨ªa comedia de autor en televisi¨®n. Su influencia se respira en Louie, Girls, Atlanta, Transparent, Fleabag o Master of None. As¨ª que la peque?a pantalla parec¨ªa un buen hogar para el maestro neoyorquino. O quiz¨¢s no.

Woody Allen no quer¨ªa hacer televisi¨®n. Es m¨¢s, no deber¨ªa haber hecho televisi¨®n. Al menos no obligado y con desgana. Crisis in six scenes, que estrena el viernes Amazon, es posiblemente uno de los puntos menos memorables de su carrera como cineasta y actor. No por aburrida o impersonal, sino por poco arriesgada. Sus seis episodios parecen escritos por un imitador nada inspirado y cinematogr¨¢ficamente hueco. El maestro quer¨ªa dar una lecci¨®n a sus alumnos, y se arrepinti¨® nada m¨¢s firmar.

Y eso que en esta crisis personal despliega sus se?as de identidad y clich¨¦s. Hay tri¨¢ngulos amorosos, torpes robos y hasta enredos familiares con mensaje pol¨ªtico. Son los turbulentos sesenta y el acomodado entorno del matrimonio Munsinger (Allen y la inmensa Elaine May) est¨¢ a punto de dar un giro cuando la activista Lennie (la exagerada Miley Cyrus) se cuela por su puerta con ideas de revoluci¨®n y utop¨ªas. El conflicto generacional se torna pronto en el motor. Pero el argumento no va mucho m¨¢s all¨¢ de ese choque f¨¢cil de parodiar.

La a?eja Crisis est¨¢ llena de di¨¢logos con exposici¨®n innecesaria y nunca sale de su zona de confort, ni en lo est¨¦tico, ni en lo pol¨ªtico ni en lo c¨®mico. El responsable de Manhattan suena a aleccionador abuelo que piensa que la televisi¨®n no ha evolucionado desde que escrib¨ªa para Sid Caesar. Que todav¨ªa cree que all¨ª no hay libertad para experimentar y ser rompedor.

"Quiz¨¢s deber¨ªa dejar la tonter¨ªa de la televisi¨®n y dar otra oportunidad a escribir libros", dice Munsinger en un largo mon¨®logo. La frase es una broma interna. Aunque suena a Allen autoconvenci¨¦ndose. Lo imagino suspirando tranquilo cuando llega el minuto 21 de cada episodio. Y es que, pese a que en nuevos espacios como Amazon haya libertad en cuanto al tiempo, no rueda ni un segundo m¨¢s de lo obligatorio.

La serie es ligera, reconocible y de r¨¢pida digesti¨®n. Disfrutar de Woody Allen como Woody Allen y escuchar sus frases neur¨®ticas es un placer, pero no es lo que se esperaba de un genio del humor que, a sus 81, se atreve por primera vez con el medio. No queremos que cumpla un tr¨¢mite y repita sus greatest hits. Debemos pedirle m¨¢s. De lo contrario, nos quedamos con Louis C.K.