Generoso y desafortunado indulto del buen toro que cerr¨® la feria de Fallas
Su lidiador, L¨®pez Sim¨®n, pase¨® las dos orejas simb¨®licas, y tres cort¨® Juli¨¢n L¨®pez El Juli
Al sexto toro, ¡°Pasmoso¡± de nombre, n¨²mero 111, de 532 kilos y del hierro de Domingo Hern¨¢ndez lo indult¨® el presidente. Un indulto generoso. Se entiende, o se sobreentiende, que para salvar a un toro de la muerte en el ruedo debe ser astado excepcional en todos los tercios. A un gran toro se le suele premiar con honores p¨®stumos de la vuelta al ruedo en el arrastre. Un toro que se salga de lo extraordinario para convertirse en una excepci¨®n, por juego en los tres tercios, est¨¢ bien indultarlo. No es el caso de este ¡°Pasmoso¡±. Pero el presidente de esta corrida ya ha metido la pata bastantes veces m¨¢s en esta feria y para culminar tan desafortunadas decisiones, salv¨® la vida a un gran toro, pero no a un toro excepcional. Claro, que si comparamos con la vuelta al ruedo en el arrastre con que premio al cuarto, igual se entiende. La vuelta al ruedo a ese cuarto pill¨® a todo el mundo por sorpresa, hasta tal punto de que el p¨²blico se puso en contra de la presidencia y abronc¨® al palco por tan desatinada decisi¨®n. Incomprensible. Pero vayamos por partes.
La Feria la cerr¨® ¡°Pasmoso¡±, con el hierro de Domingo Hern¨¢ndez. Un bonito toro colorado, que derrib¨® en el primer encuentro con el caballo m¨¢s por flojeras del equino que por m¨¦ritos propios. La segunda vez se arranc¨® alegre, pero en ambas entradas apenas se le castig¨®. No hac¨ªa falta m¨¢s, pues sus fuerzas, como el resto de la corrida, estaban acotadas de antemano. En la muleta fue un gran toro, s¨ª. Incansable, repetidor, con gran fijeza en la muleta. Y L¨®pez Sim¨®n encontr¨® la horma a su zapato. La faena, abierta con dos cambiados por la espalda y otros dos por alto, uso y abuso puesto en boga en estos tiempos, tuvo colorido. A la inercia de la embestida, acompa?ando cada viaje, L¨®pez Sim¨®n lo tore¨® a placer. El toreo fundamental siempre estuvo en un segundo plano, mientras que lo superficial, lo accesorio, fue el principal argumento. Cambiados por la espalda sobre la marcha, cambios de mano, arabescos, filigranas, circulares, que el toro admiti¨® sin poner ninguna condici¨®n ni pega. Y, de vez en cuando, L¨®pez Sim¨®n solt¨® este o aquel muletazo largo y templado. Cuando la gente intuy¨® que la faena tocaba a su fin, el clamor se adue?o de los tendidos en petici¨®n del indulto. Por dos veces L¨®pez Sim¨®n teatraliz¨® que se tiraba a matar; por dos veces nadie se crey¨® la intenci¨®n del torero que volvi¨® a montar la muleta y a seguir toreando, esta vez a base de bernardinas y muletazo de cara a la galer¨ªa. El pa?uelo naranja asom¨® y ¡°Pasmoso¡± salv¨® la vida.
GARCIGRANDE, HERN?NDEZ / EL JULI, TALAVANTE, SIM?N
Toros de Garcigrande (1? y 5?) y de Domingo Hern¨¢ndez el resto, justos de presentaci¨®n y muy nobles, apenas picados. Al cuarto se le premi¨® de manera incomprensible con la vuelta en el arrastre y el sexto fue indultado generosamente.
El Juli: estocada trasera (oreja); estocada pasada _aviso_ y descabello (dos orejas).
Alejandro Talavante: pinchazo, m¨¢s de media y descabello (saludos); cuatro pinchazos _aviso_ y descabello (silencio).
Alberto L¨®pez Sim¨®n: dos pinchazos, media estocada _aviso_ y tres descabellos (silencio); (dos orejas simb¨®licas).
Plaza de Valencia. 19 de marzo. D¨¦cima y ¨²ltima de Fallas. Tres cuartos largos.
El resto de la corrida solo tuvo dos cap¨ªtulos de cierto inter¨¦s, los dos protagonizados por El Juli. Al noble y d¨®cil toro que abri¨® plaza El Juli lo tore¨® bien sobre la derecha, pero la faena en su conjunto no puntu¨® muy alto. Con la muleta siempre por pantalla ante la cara del toro, enganch¨® los derechazos en trenza, sin cite previo, y pr¨¢cticamente los convirti¨® en circulares. Apenas hubo toreo sobre la izquierda, porque el toro se puso algo incierto por ese pit¨®n, y El Juli incluso sufri¨® un desarme. La oreja cortada pareci¨® muy justita. Con el cuarto se emple¨® a fondo ante un toro con el hierro de Domingo Hern¨¢ndez que result¨® muy parado en la muleta. Lo someti¨® en los primeros muletazos y el toro pareci¨® acusar para los restos. Poco toro, en fin, para la manifiesta superioridad del torero en un despliegue total de seguridad. Faena de cercan¨ªas, de parones, pero sin enemigo real. La estocada, aunque pasada, fue un ca?onazo que sirvi¨® para desatar el entusiasmo. La vuelta al ruedo en el arrastre al toro ya se ha dicho: un disparate. O una broma de mal gusto.
Lo mejor de Talavante vino en el inicio de faena al segundo: doblones sobre la izquierda, sin ayuda de la espada, muy toreros y llevado el toro embebido en la muleta. Una primera tanda con la izquierda pareci¨® prometer m¨¢s nivel, pero no. Hubo ya poco m¨¢s. A toro muy justo de fuerzas, que midi¨® la arena en alguna ocasi¨®n, la faena de Talavante se desvaneci¨® poco a poco. Algunas prisas, cercan¨ªas, y los consabidos cambios de mano para torear con la muleta sin espada. Con el toro ya parado para siempre, un desplante que hizo reaccionar a la gente. Pero la faena, en s¨ª, nunca encendi¨® de verdad el inter¨¦s. En el quinto se ech¨® la muleta a la izquierda sin previo aviso. Pero tampoco redonde¨® nada. Al toro le cost¨® cada vez m¨¢s acudir al enga?o, y Talavante, siempre muy f¨¢cil, se lo pas¨® sin encender pasiones. Pes¨® una faena que acab¨® con manoletinas a destajo.
El tercero de la tarde tambi¨¦n se vino a menos muy pronto. L¨®pez Sim¨®n empez¨® de rodillas, fuera de las rayas, y hubo juego n¨ªtido en los primeros muletazos, hasta que el toro comenz¨® a poner alguna pega. Lo bueno del comienzo se convirti¨® luego en tes¨®n, pero los enganchones tambi¨¦n hicieron su aparici¨®n y la faena fue un salto de aqu¨ª a all¨¢. Un conjunto irregular. De mucho escaparate, pero de poco contenido. Circulares, cambios de mano a lo Talavante y m¨¢s cosas, pero falto de limpieza.
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