¡°No rob¨¦ ¡®Los girasoles¡¯ de Van Gogh porque no cab¨ªan en la bolsa¡±
Octave Durham sustrajo en 2002 dos cuadros del pintor del museo del artista en ?msterdam. Ahora vuelven a exponerse
¡°Lo hice porque se pod¨ªa, y no rob¨¦ Los girasoles, de Van Gogh, porque no cab¨ªan en la bolsa¡±. Octave Durham, alias Okkie, de 44 a?os, el ladr¨®n que en 2002 sustrajo otros dos cuadros m¨¢s peque?os, colgados asimismo en el museo del artista en ?msterdam, ha tardado en confesar. Al final, sin embargo, su admisi¨®n m¨¢s parece un alegato sobre la pulsi¨®n ¨²ltima de una actividad que desea abandonar para siempre. Al menos as¨ª lo afirma en un documental del programa Brandpunt, de la televisi¨®n p¨²blica holandesa, que coincide con el regreso a la sala de las telas que s¨ª pudo llevarse: Vista del mar desde Scheveningen y Feligreses saliendo de la iglesia calvinista de Nuenen. Ambas acabaron en manos de la Camorra, que acumula arte para sus pagos internos, y el a?o pasado fueron recuperadas por la Guardia de Finanza italiana. Fue en el curso de una operaci¨®n contra el tr¨¢fico internacional de coca¨ªna y estaban escondidas en una casa de Pompeya. Este martes han sido devueltas al museo holand¨¦s.
¡°Est¨¢n de vuelta. No cre¨ª que volvi¨¦ramos a verlas, porque el 7 de diciembre de 2002 fue el d¨ªa m¨¢s negro de la historia del museo¡±, ha admitido exultante Axel R¨¹ger, su director. ¡°Para los ladrones, estos cuadros han sido solo dinero en efectivo para un billete a Ibiza o a Disneylandia¡±, ha a?adido Jet Bussemaker, ministra saliente de Cultura, igualmente feliz. El que no est¨¢ conforme con el relato del ladr¨®n Durham es Patrick Kluivert, exfutbolista del Barcelona, Valencia, Ajax y PSV, entre otros clubes. Okkie, que ha cumplido ya una condena de cuatro a?os y medio de c¨¢rcel, dice que se escondi¨® en su casa tras el robo. El jugador lo niega y piensa demandarle si es preciso.
Okkie ten¨ªa 29 a?os cuando decidi¨® que era posible escalar el muro del museo Van Gogh, romper una claraboya del tejado, deslizarse por ella con una bolsa y meter luego dentro, con su marco, un cuadro emblem¨¢tico. Dicho y hecho. El tragaluz lo quebr¨® con un simple martillo, y trat¨® de hacerse con Los girasoles. Pintado en Arl¨¦s en 1889, el ¨®leo mide 95 x 73 cent¨ªmetros. Demasiado grande. El siguiente candidato, Los comedores de patatas (1885), es a¨²n mayor, 82 x 114 cent¨ªmetros. ¡°Ya me hubiera gustado, pero no me cab¨ªan¡±, ha asegurado al rotativo De Telegraaf, poco antes de la emisi¨®n del documental. As¨ª que en los escasos?tres minutos y 40 segundos del robo, opt¨® por las otras dos telas m¨¢s manejables. Tuvo incluso tiempo de fijarse en el grueso trazo de Vista del mar desde Scheveningen, y record¨® ¡°haber le¨ªdo en alguna parte que con este tipo de pincelada los cuadros son m¨¢s caros¡±. Teniendo en cuenta que no estaban asegurados, y es imposible venderlos en el mercado legal, la emoci¨®n de un bot¨ªn millonario pudo distraerle, porque perdi¨® la gorra que llevaba. Tampoco calcul¨® bien al deslizarse por la cuerda que hab¨ªa dejado preparada en el tejado. Al llegar al suelo, el mayor golpe se lo llev¨® el lienzo de la marina.
Una vez en la calle, le esperaba Henk Bieslijn, su c¨®mplice, al volante de un coche. Todo fue tan r¨¢pido que vio a la polic¨ªa entrando en la sala mientras ellos arrancaban con los cuadros en el maletero. En casa, observ¨® que hab¨ªa pintura desprendida en una esquina del cuadro golpeado. ¡°No s¨¦, creo recordar que tir¨¦ esos fragmentos por el w¨¢ter¡±, admite en el documental. Los marcos acabaron en el fondo de un canal de la capital holandesa y enseguida busc¨® posibles compradores. El m¨¢s proclive fue Cor van Hout, uno de los mafiosos reconocidos de Holanda. Condenado en 1987 a once a?os de c¨¢rcel por el secuestro de Alfred Heineken, magnate de la firma cervecera, Van Hout fue asesinado en 2003. Estaba a punto de cerrar el trato con el ladr¨®n, que decidi¨® aventurarse fuera de Holanda. Le abri¨® la puerta el mafioso italiano Raffaele Imperiale, vendedor de marihuana en los coffeeshops holandeses y amante del arte, seg¨²n sus abogados. Pag¨® 350.000 euros, a repartir entre los ladrones.
Ambos agotaron su parte en pocos meses y la polic¨ªa, que recogi¨® la gorra de Okkie en ?msterdam, cruz¨® su ADN con las muestras de su base de datos. Detenidos en 2003, solo en 2015 le cont¨® su historia a Vincent Verwey, periodista de investigaci¨®n que firma el documental televisivo. Pero, ?c¨®mo fueron recuperados los cuadros? Acorralado, Imperiale ofreci¨® los van gogh a la fiscal¨ªa de N¨¢poles a cambio de una reducci¨®n de pena. Es el trato habitual de la mafia, que tambi¨¦n colecciona arte para pagar deudas.
Babelia
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