Jane Birkin: ¡°Gainsbourg me lo dio todo... yo le dej¨¦¡±
La int¨¦rprete publica un disco con versiones cl¨¢sicas de sus canciones m¨¢s famosas y evoca su vida junto al compositor
El disco Birkin-Gainsbourg le symphonique no fue concebido como un acto de resistencia. Sin embargo, es lo que ha acabado siendo. As¨ª lo cree Jane Birkin (Londres, 1946), a quien la vida le pas¨® y le sigue pasando facturas demasiado caras. Primero, hace tres a?os y medio, en forma del suicidio en Par¨ªs de su hija, la fot¨®grafa Kate Barry (fruto de su uni¨®n, cuando a¨²n no ten¨ªa 20 a?os, con el compositor ingl¨¦s John Barry). Segundo, el a?o pasado y a¨²n hoy, en forma de una leucemia que los m¨¦dicos han logrado controlar. Quedan lejos otros peajes, como la separaci¨®n de Serge Gainsbourg (Par¨ªs, 1928-1991) tras 12 a?os de convivencia como pareja ic¨®nica del Par¨ªs de los 70 y una hija en com¨²n, Charlotte, hoy actriz. Separaci¨®n que, admite, la marc¨® de por vida.
Birkin-Gainsbourg le symphonique es un largo paseo ¨Ccon orquestaci¨®n y arreglos de m¨²sica cl¨¢sica- por 21 de las canciones-estrella que Gainsbourg escribi¨® para Birkin y para otras int¨¦rpretes como Juliette Gr¨¦co, Isabelle Adjani, France Gall o la mism¨ªsima Brigitte Bardot. Lost song, Baby alone in Babylone, Fuir le bonheur, Requiem pour un con, La chanson de Pr¨¦vert, Pull marine o La javanaise se desgranan una tras otra con la inevitable dosis de melancol¨ªa/gama lluvia tras los cristales (no est¨¢ la insuperable Je t'aime moi non plus, que Gainsbourg escribi¨® para BB pero que acab¨® cantando Birkin). El disco debe su sonido al compositor japon¨¦s Nobuyuki Nakajima. Esta entrevista tuvo lugar en una suite de un lujoso hotel de Par¨ªs mientras Dolly, la hiperactiva bulldog de la cantante, jugueteaba entre los cojines de seda.
¡°Los m¨¦dicos han conseguido frenar la enfermedad, y cuando me dijeron que estaba curada pens¨¦ que despu¨¦s de salir de esa, ten¨ªa que reaccionar; ser ¨²til en algo. As¨ª que sal¨ª de mi rinc¨®n y volv¨ª a ver a la gente, lo cual est¨¢ bien porque siempre he sido un animal social. Reviv¨ª, vaya¡±, explica la cantante y actriz (que con 20 a?os apareci¨® desnuda en la pel¨ªcula Blow-up de Antonioni).
Los 21 temas del disco han sido en cierta forma para ella como una inesperada y vivificante magdalena de Proust: se han agolpado los recuerdos, las emociones, los seres queridos, las seres idos. Lleg¨® la terapia: Birkin hizo de nuevo las maletas, mont¨® en el avi¨®n y retom¨® el camino de los escenarios. ¡°Durante los conciertos de esta gira ves que, a menudo, la gente al principio no sit¨²a las canciones en estas versiones cl¨¢sicas, pero de repente ves que reconoce la melod¨ªa, y entonces hay parejas que se cogen de las manos, algunos lloran, porque recuerdan, quiz¨¢ recuerdan cu¨¢ndo escucharon esa canci¨®n por vez primera, qu¨¦ estaban haciendo entonces, con qui¨¦n estaban¡ eso emociona¡±.
Ni los 70 a?os ni los golpes recibidos le han quitado el regusto del directo y del gran circo de las giras. ¡°No me cansan nunca. Ahora acabo de estar en Hong-Kong y en La Reuni¨®n, con horas y horas de avi¨®n, y estaba encantada¡ ?y ahora espero pasar otra vez por Espa?a, por supuesto!¡±.
Ecos de Bernstein, ecos de jazz, ecos de Mendelssohn¡ Birkin-Gainsbourg le symphonique es, asegura su int¨¦rprete, ¡°una comedia musical¡±. Sin embargo, uno dir¨ªa que la escucha de sus melod¨ªas y la lectura de sus letras se acercan m¨¢s a un drama musical. El tema de este disco no es otro que el amor y el desamor. ¡°Es cierto, es cierto¡±, concede Jane Birkin, ¡°y en realidad las canciones que yo prefiero de Serge son las que me hizo despu¨¦s de dejarle. Fue despu¨¦s de separarnos cuando me trat¨® como a una gran persona, extra?o, ?no? Escribi¨® para m¨ª Baby alone in Babylone, que era un disco maravilloso sobre ruptura y tristeza, sobre el hecho de escapar de la felicidad, y no hay nada m¨¢s triste que eso¡±.
La impronta genial y tambi¨¦n insoportable del excesivo Gainsbourg monopoliza la conversaci¨®n. ¡°Desde mis veinte a?os hasta su muerte, me dio lo mejor de ¨¦l, me dio todo pero yo le dej¨¦. Se preocup¨® de m¨ª hasta su muerte a pesar del da?o que yo le hab¨ªa hecho al abandonarle, me compr¨® un diamante tres d¨ªas antes de morir, quiso ser el padrino de mi hija Lou, qu¨¦ generosidad¡ Cuando muere alguien as¨ª, mueres un poco. Cuando nos encontramos yo ten¨ªa 20 a?os, ¨¦l ten¨ªa 40. Me ense?¨® todo. Yo no sab¨ªa de nada, no sab¨ªa de m¨²sica moderna o cl¨¢sica, ni de pintura, ni de vida sexual, de nada. ?l me adopt¨® como una especie de personaje paternal, y quedaba claro que ¨¦l lo sab¨ªa todo y yo nada. Ten¨ªa un poco de complejo de idiota, la verdad. Pero no pod¨ªa disfrutar ni de un segundo de libertad si ¨¦l no estaba bien¡±.
El personaje Gainsbourg, el clown: ¡°?l manten¨ªa su personaje, que consist¨ªa en provocar a la gente, quemar billetes, emborracharse y parecer un machista insoportable¡ pero era la persona m¨¢s divertida que conoc¨ª nunca, quitando a mi padre. Tambi¨¦n la m¨¢s triste, y convencionalmente infeliz. Y cruel: un d¨ªa me vio cantar en la sala Bataclan Avec le temps de L¨¦o Ferr¨¦ y se enfad¨® mucho conmigo, me dijo que no me pegaba nada¡±.
- La ¨²ltima pregunta es: ?alguna vez siente la tentaci¨®n de ocultarse bajo un abrigo y una bufanda y pasar por delante de aquella casa que compartieron en la rue de Verneuil?
- Nunca. Era una c¨¢rcel. Una c¨¢rcel de oro. Me encantaba estar all¨ª, pero cuando la abandon¨¦, lo hice para siempre. Me hace recordar cosas, cuando mi hija Kate ten¨ªa dos y tres a?os, cosas tristes que pasaron despu¨¦s y¡ bueno, nada. Muchas gracias.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.