Gibson: ¡°He llorado por Espa?a. Me duele que no est¨¦ en paz consigo misma¡±
El hispanista recoge en 'Aventuras ib¨¦ricas' seis d¨¦cadas de trabajo de campo sobre los espa?oles
Desembarc¨® en Espa?a con 18 a?os, hace casi 60. Tiene la nacionalidad desde 1984: es, probablemente, lo m¨¢s castizo que hay en su barrio, Lavapi¨¦s (Madrid) y hace una tortilla ¡°bastante buena¡±, pero Ian Gibson asegura que no ha perdido la distancia necesaria para ejercer su oficio de hispanista, esto es, una especie de perito de lo espa?ol. ¡°Yo soy dublin¨¦s. Aqu¨ª no soy uno m¨¢s, aunque s¨ª me siento como en casa", aclara. Presenta?Aventuras ib¨¦ricas (Ediciones B), un largo paseo de 412 p¨¢ginas en el que recorre libros, lugares y personajes para resumir esas seis d¨¦cadas de peritaje.
Al principio, antes de enamorarse de la historia y la obra del "desaparecido m¨¢s famoso del mundo", el poeta Federico Garc¨ªa-Lorca, fueron los p¨¢jaros. Lo confiesa en el libro. ¡°Mi pasi¨®n era la ornitolog¨ªa y sobre todo, los ¨¢nsares o gansos salvajes. Me fascinaban. Cuando me enter¨¦ por un conocido naturalista, Michael Rowan, de que casi 100.000 invernaban en el Coto de Do?ana apenas me lo pod¨ªa creer¡±. La posibilidad de verlos hizo que entre Italia y Espa?a eligiera lo segundo. Entonces, explica, ¡°no sab¨ªa nada de la Guerra Civil, ni de la dictadura, ni de la censura, era una oveja irlandesa descarriada¡±, as¨ª que lo m¨¢s que le sorprendi¨® en su primera impresi¨®n del pa¨ªs en el que ha terminado pasando la mayor parte de su vida, fue ¡°el miedo¡±. Era una Espa?a de uniforme: el luto de las viudas -Gibson viv¨ªa entonces en casa de una que jam¨¢s se atrevi¨® a contarle qu¨¦ le hab¨ªa ocurrido a su marido- y el gris de los hombres que corr¨ªan detr¨¢s de otros: "Eran muy altos y fuertes. Antes de ver a los grises nunca hab¨ªa tenido miedo a la polic¨ªa", recuerda.
Con 26 a?os se instal¨® definitivamente en Espa?a con su familia y el prop¨®sito de hacer una tesis doctoral sobre las ra¨ªces juveniles y populares de la obra de Lorca que se convirti¨® "en una investigaci¨®n casi detectivesca sobre su asesinato¡±. En el libro revela que cometi¨® "peque?os delitos" para obtener informaci¨®n. "Rob¨¦ algunos documentos, nada importante. Quise robar otro y al final no me atrev¨ª, y me hice unas tarjetas de visita falsas". Siguiendo el rastro del poeta, Gibson se present¨® en una comandancia militar como Michel Groyane, "catedr¨¢tico de Bot¨¢nica de la Universidad de Grenoble" para hacerse con unos mapas de la localidad granadina de V¨ªznar. Y fue as¨ª como Espa?a le "atrap¨®".?
Pregunta. De todos los nativos a los que ha entrevistado en estos 60 a?os, ?cu¨¢l le ha impresionado m¨¢s? ?Qui¨¦n le ayud¨® a entender mejor este pa¨ªs?
Respuesta. El encuentro con Salvador Dal¨ª fue fascinante. Me recibi¨® vestido de seda blanca y con una barretina roja. Ten¨ªa p¨¢rkinson y le sal¨ªan tubos por todos los orificios de la cara. Me habl¨® en una mezcla de catal¨¢n y franc¨¦s de su relaci¨®n con Federico [Garc¨ªa Lorca]¡ Fue uno de los momentos cumbre de mi vida. Tambi¨¦n Santiago Carrillo, y Gil Robles¡
P. En el libro recuerda a algunos de sus predecesores, como el brit¨¢nico Richard Ford, autor de la que usted considera "la mejor gu¨ªa de Espa?a¡±. Dec¨ªa Ford que el principal problema de los espa?oles es que, salvo alguna excepci¨®n, llevaban siglos ¡°malgobernados por corruptos¡±. Lo escribi¨® en 1845. ?Cu¨¢l cree usted que es el principal problema hoy?
R. Espa?a tiene muchos problemas. Uno es de identidad. No promociona esa mezcla maravillosa de razas, culturas, lenguas¡ ?por qu¨¦ no se ense?a a los ni?os unos rudimentos b¨¢sicos de ¨¢rabe? Luego, la gente se queja de que los l¨ªderes se forran y se van. Piensan que si tienes un puesto hay que aprovecharlo, como dec¨ªa Ford. Hay constantes, como esa, que se repiten. En la Segunda Rep¨²blica todo empieza a florecer, pero la izquierda est¨¢ dividida y la derecha unida. Queremos una democracia s¨®lida pero todo es demasiado provisional. Ahora, Rajoy tiene la espada de Damocles de las elecciones mientras en el PSOE no saben qu¨¦ va a ser, si Susana D¨ªaz o Pedro S¨¢nchez¡ Lo que est¨¢ pasando me recuerda a la segunda rep¨²blica, a Largo Caballero e Indalecio Prieto. Si a Prieto le hubiesen dejado ser jefe de gobierno en 1936 no creo que hubiese pasado lo que pas¨® porque ¨¦l no hubiera mandado a Franco a Canarias, lo habr¨ªa tenido cerca para controlarlo. Pero los de Largo Caballero no le dejaron. En fin, el libro es una llamada a la sensatez. Espa?a tiene todos los ingredientes para ser un gran pa¨ªs si resuelve todos los problemas pendientes, si deja de tejer y destejer, como dec¨ªa Larra. Si hay una verdadera c¨¢mara territorial en la que se utilicen todos los idiomas. Es importante que los otros espa?oles sepan algo de catal¨¢n. Sue?o con la Rep¨²blica Federal Ib¨¦rica.?
P. ?Le duele Espa?a?
R. S¨ª. Claro que he llorado por Espa?a. Me da pena ver sus posibilidades y me duele profundamente que este pa¨ªs no est¨¦ en paz consigo mismo, me produce rabia y dolor el tema de la guerra.
P. El periodista estadounidense David Rieff acaba de publicar Elogio del olvido, un libro en el que rechaza que la memoria hist¨®rica sea "un deber moral" y alerta ¡°del peso del rencor y de la venganza". ?Espa?a debe olvidar?
R. ?Qu¨¦ se gana olvidando? Se puede olvidar cuando se sabe toda la verdad. Ya se puede afrontar porque estamos a muchos a?os del 36. La Guerra Civil deber¨ªa estudiarse en todas las escuelas y los muertos deben salir de las cunetas. La derecha de este pa¨ªs tiene que reconocer que aqu¨ª hubo un holocausto y no oponerse a las exhumaciones. El PP se ha comportado de una manera vil con este tema. Ellos [el bando nacional y sus descendientes] exhumaron a los suyos y no darles un entierro digno a los dem¨¢s cae en el ¨¢mbito del pecado. Lorca simboliza todo eso. Alguno ha dicho que quiero hacerme una foto con su calavera cuando la realidad es que no ser¨ªa capaz de ver sus restos, me dar¨ªa un infarto. Lo que quiero es saber d¨®nde est¨¢ y qu¨¦ hicieron. Seguir¨¦ queriendo saber hasta que me muera.
P. ?Cu¨¢l es su lugar favorito en este pa¨ªs que ha recorrido de arriba a abajo?
R. Dos. Granada y el Cabo de Creus en L'Empord¨¤, epicentro del mundo de Dal¨ª, donde he pasado horas de intensa felicidad investigando. El territorio lorquiano y el daliniano en toda su diversidad. Ah¨ª me muevo como pez en el agua.
P. ?Y a qu¨¦ lugar no volver¨¢ jam¨¢s?
R. Al Valle de los Ca¨ªdos. Es el sitio m¨¢s siniestro que conozco. Jam¨¢s he visitado algo tan t¨¦trico. Ver al que probablemente sea el mayor asesino espa?ol de todos los tiempos bajo esa descomunal cruz me parece terrible. No pienso volver a poner los pies ah¨ª hasta que saquen a Franco, el ¨²nico espa?ol fr¨ªo que ha existido, el que firmaba penas de muerte tom¨¢ndose un caf¨¦.
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