Las v¨ªctimas son verdugos

A padres e hijos los distancian a veces los malentendidos y casi siempre el dinero: a menudo (tambi¨¦n), agravios s¨®lo conocidos por las partes ofendidas. ¡°Mi padre ocupaba en mi memoria el lugar de una figura lejana (¡­) cuya silueta se vislumbraba all¨ª lejos, cerca del horizonte¡±, afirma Vladan: ten¨ªa 12 a?os cuando su madre le inform¨® que hab¨ªa muerto. Vladan tiene un trabajo anodino en Liubliana y una novia de la que no sabe demasiado; tambi¨¦n la suma de orfandades que resulta de la p¨¦rdida de la ciudad en la que creci¨® y debi¨® abandonar cuando comenz¨® la guerra de los Balcanes, del padre, de esa madre que decidi¨® empezar de nuevo sin ¨¦l, de su abuelo materno y de su familia paterna, de su pa¨ªs. Un d¨ªa descubre, sin embargo, que el padre vive, lo cual no es sencillo ni aceptable: el general Nedeljko Borojevi se esconde del Tribunal Penal Internacional de La Haya, que lo acusa de ser el responsable de una matanza de civiles.

Goran Vojnovic naci¨® en Liubliana en 1980; es integrante de esa generaci¨®n que tuvo (tuvimos) en la guerra de los Balcanes nuestro Vietnam, con sus figuraciones del infierno en la Tierra y de la impotencia de la comunidad internacional. Yugoslavia, mi tierra (2012), su primera novela traducida al espa?ol (por Simona ?krabec, tambi¨¦n autora del excelente glosario final), adquiere la forma de una b¨²squeda del padre y de la identidad no solamente familiar: Vladan recorre ciudades principalmente bosnias mientras avanza y retrocede en el tiempo para narrar el modo en que su vida se vio afectada por la ausencia del padre, ese padre que se dec¨ªa hijo natural de ¡°gitanos¡± y adoptivo de un serbio y de una h¨²ngara y perpetr¨® cr¨ªmenes en nombre de un pa¨ªs que, siendo el ¨²nico capaz de dar cabida a todas las nacionalidades que pod¨ªa reclamar como propias (el narrador enumera, ¡°en mi clase hab¨ªa siete eslovenos, dos croatas, tres musulmanes, ocho serbios, un macedonio, un kosovar y una pareja de est¨²pidos que no quer¨ªan confesar c¨®mo se llamaban sus padres y escond¨ªan su origen para que los otros no se burlaran de ellos¡±), ya no exist¨ªa mucho antes de comparecer en el campo de batalla.

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A lo largo de su pesquisa Vladan tropieza con vecinas, antiguos camaradas de su padre, personajes p¨²blicos, mafiosos de mayor o menor importancia, funcionarios de aduanas; lo que encuentra en todos ellos (cuya locuacidad es sospechosa y apunta a una tendencia a la ret¨®rica sentimental y un car¨¢cter algo implausible de las acciones, que son los principales defectos de esta novela) es una certeza inc¨®moda: que ¡°la memoria del dolor es incurable¡±. El personaje atribuir¨¢ la causa de ese dolor a lo que llama el ¡°infantilismo balc¨¢nico¡±; su padre, en cambio, hablar¨¢ del ¡°destino¡±. Vojnovic no consigue ofrecer una explicaci¨®n narrativa m¨¢s eficaz de la tragedia balc¨¢nica; a cambio, entrega una novela en la que ¡°las v¨ªctimas se convierten en verdugos y los verdugos en v¨ªctimas¡±: es posible que el lector crea (con raz¨®n) que ya la ha le¨ªdo antes, en muchas otras ocasiones.

Yugoslavia, mi tierra. Goran Vojnovic. Traducci¨®n de Simona ?krabec. Libros del Asteroide, 2017. 365 p¨¢ginas. 21,95 euros.